Con un año de retraso, el Pontevedra Club de Fútbol Sociedad Anónima Deportiva ha celebrado este martes en el Pazo da Cultura de Pontevedra su junta general de accionistas correspondiente al cierre del ejercicio de la temporada 2020-2021.
La reunión sirvió para aprobar las cuentas y el balance de dicho ejercicio pero estuvo marcado por un carácter bronco y un enfrentamiento constante entre las dos facciones del consejo de administración que derivó en el inesperado y sorprendente cese de uno de los tres consejeros del grupo accionarial opositor a la directiva, el de Jose Luis Tilve.
Cuando la Junta Ordinaria de Accionistas tocaba a su fin, en el turno de ruego de preguntas, uno de los asistentes pidió la palabra para solicitar al Consejo de Administración la inclusión en el orden del día de la votación para el cese como consejero de Jose Luis Tilve López.
Sin pedir al asistente que se identificase, algo que se le ha exigido a todos y cada uno de los participantes en la junta a la hora de entrar y cada vez que tomaban la palabra o ejercían su derecho a voto, la presidenta del Consejo, Lupe Murillo, admitió la petición para sorpresa de todos los allí presentes, incluido el principal afectado. "Claro que está preparado", llegó a comentar por lo bajo la propia presidenta, instantes después de la votación.
La moción fue aprobada con el 82,27 % del capital social de la entidad deportiva, que son 42 personas que representan un total de 608.800 acciones.
En contra votaron tres accionistas minoritarios que no daban crédito a la maniobra a la que estaban asistiendo, también emitió su voto desfavorable Ana Isabel Eiras, representante de las 131.000 acciones de la empresa Inversiones y Gestiones Alimenticias que aglutina cerca del 17 % del accionariado total y que junto con otra entidad, de similar representación en el accionariado, componen el grupo opositor a la gestión de Lupe Murillo.
Otros dos accionistas minoritarios se abstuvieron al no comprender tampoco la dimensión, las causas y las consecuencias de este inesperado movimiento.
Tras confirmarse la destitución del consejero, Eiras solicitó ocupar de forma inmediata el hueco dejado por Tilve. Algo que secundó el propio afectado alegando que "la ley me ampara".
Sin embargo, la presidenta Murillo negó ese relevo y dejará desierto el décimo consejero del Consejo de Administración hasta su nuevo nombramiento en la próxima junta de accionistas.
Además, asegura la mandataria obrar conforme a derecho porque, a pesar de que Tilve fue nombrado por el sistema proporcional de reparto de las acciones, matizó la dirigente que fue la Junta quien aprobó su entrada en el consejo de administración y que ese mismo órgano está capacitado para decidir su cese.
Con la formulación de una nueva pregunta sobre este tema por parte del accionista minoritario Santiago Mariño, quien exigió "saber qué hay detrás de todo este sindiós" a la que la presidenta se limitó a responderle que "le contestaré por escrito", se dio por terminada una de las junstas de accionistas más tensas de la historia reciente del Pontevedra. Algo que tendrá muy pronto un nuevo episodio, pues todavía está pendiente una nueva junta para aprobar las cuentas de la temporada 2021/2022.
Esta traca con la que terminó el tardío encuentro de accionistas, estuvo precedida por un incesante intercambio de interrupciones, malas contestaciones y gestos de desaprobación por parte de ambos bandos. Todo comenzó antes de constituirse la junta. Por motivos personales, los representantes del grupo opositor llegaron tarde con la sesión ya iniciada y exigieron que se le permitiese el acceso.
Con reticencias y sin la obligación legal de hacerlo, el consejo de administración autorizó la entrada de la representante de 360.000 acciones, Ana Isabel Eiras, que finalmente, y después de más de un cuarto de hora de comprobación de documentos, solo pudo justificar ser la portavoz de aproximadamente la mitad de las mismas.
Los dos primeros puntos del día los abordó con celeridad Lupe Murillo. Eran los referidos a la impugnación de los nombramientos como consejeros delegados de la propia presidenta y del consejero resposnable del área económica Enrique Mariño.
La mandataria relató los hechos que condujeron a la emisión de una sentencia por parte de la Audiencia Provincial que anula estos nombramientos por un defecto en la interpretación de los estatutos. Fueron elegidos por 6 de los 10 consejeros que, para el juez, no constituyen los dos tercios de la totalidad del consejo para hacer efectivo su nombramiento.
Esta causa la llevaron a los tribunales los consejeros del grupo opositor y, aunque en primera instancia su petición fue desestimada, finalmente la Audiencia Provincial si anuló los nombramientos de Murillo y Mariño, pero no la impugnación de las cuentas de la temporada 2019/2020, que también habían solicitado.
Esta batalla judicial motivó, según Lupe Murillo, el retraso en la convocatoria de la junta de accionistas.
También aprovechó la presidenta su turno de palabra para volver a sacar pecho de su gestión y tachar de antigranates a una parte de los seguidores del club.
"Los cuatro que cantan no son el Pontevedra y nunca lo han sido", llegó a afirmar en clara alusión al colectivo de aficionados Siareiros Granates, que mostraron su disconformidad con la gestión de Murillo colgando una pancarta en la fachada del Pazo da Cultura en la que podía leerse: "Con esta directiva, o Pontevedra á deriva. Polo Nadal, unha ilusión: Que se vaian de Pasarón".
Pero el alegato de la persona física titular de más acciones de la entidad, algo que ya había subrayado en sesiones anteriores y que este lunes volvió a recalcar, no se quedó ahí. Cuestionada sobre cuándo iba a cumplir su promesa de dar explicaciones sobre la situación deportiva y todo lo que rodea al club, Murillo reconoció que "me apetece tener reuniones con los accionistas, que son a quien le importa el club".
En este sentido, justificó su silencio porque "no quiere mezclar las miserias con lo deportivo", dijo haciendo gala del tan manido refrán "los trapos sucios se lavan en casa".