Después de haber vivido una especie de travesía en el desierto, el Leis Pontevedra empieza a ver 'brotes verdes' tras el duro trabajo desarrollado en los últimos meses.
Lo hace con un proyecto diferente, y es que tal y como ellos mismos reconocen, está comandado por "un grupo de chavales de entre 15 años que tiene Xoel a los 24 que tenía yo", rememora el director deportivo del Leis, Jose Barcala, sobre el momento en el que asumieron la dirección de la entidad.
Junto a él, representando a las cerca de 20 personas involucradas en las labores de gestión y día a día del cub deportivo, hablan Pablo Vilela como coordinador de la entidad y Cley Nogueira, jugador del primer equipo masculino y entrenador además del juvenil de División de Honor.
"Cogimos un club totalmente a la deriva, era una situación límite", recuerda Barcala asegurando que "si no nos fusionábamos creo que la desaparición estaba cerca", explica sobre la unión con el Stellae masculino para formar un proyecto competitivo en Segunda B y con el Cidade de Pontevedra para recuperar la estructura femenina que había tenido el Leis.
"Está claro que el trabajo es bueno cuando la situación cambió tan rápido, porque al final de 30 niños pasamos a 100 niños en tan solo una temporada", explica el director deportivo. Porque la cantera es la gran prioridad del club, y esta temporada cuentan ya con equipos en todas las categorías de formación salvo la infantil, algo que esperan solucionar el próximo curso.

"Nuestro objetivo a día de hoy formar la mayor cantidad de niños posibles, ya no sólo como jugadores, sino como educadores que nos consideramos. Al final todo el futuro de club depende de los niños. Si no tienes niños no vas a llegar a nada. Y la ilusión que tenemos la mayoría, que es por lo que estamos aquí casi todos, es que alguno de ellos pueda pasar por todas las categorías del club y por qué no llegar al primer equipo", afirma Pablo Vilela.
Todo ello con un proyecto con una seña clara de identidad, y es que "va de la mano, y creemos a muerte en eso, con un sentimiento de pertenencia que tiene que haber. Es la filosofía", remarca Jose Barcala.
Por eso están muy orgullosos de que "un chaval termina un partido de su equipo en la categoría juvenil y coge y va a la cantina del femenino, o un jugador del primer equipo va a ver un partido del filial o del femenino y viceversa. Al final las personas están involucradas, cada uno tiene tiene su rol, suman lo que pueden y hacen muchos esfuerzos. Hay chavales que están en categoría juvenil, incluso en categoría cadete y los ves ayudando ya en rifas, en la cantina, viendo ver los partidos de los equipos de club", destaca Cley.

Un trabajo duro pero que es gratificante ya que "notas es que la gente se está sumando al carro, que en Pontevedra está subiendo un poco esa afición por el fútbol sala y se está volviendo a reenganchar gente".
A ello ayudan también los resultados, con el equipo femenino peleando por subir de categoiría y también el sénior masculino, que tres décadas después se ha clasificado para la final de la Copa Galicia tras dejar en la cuneta a un equipo de la máxima categoría como el Burela.
Momentos que refuerzan su trabajo y les dan todavía más ganas de continuar, por mucho que sean "cuatro críos", afirman. Y es que en ese está su principal valor, porque "queremos buscar es esa conexión con la ciudad en el sentido de somos un grupo de chavales y estamos haciendo algo diferente. Hay muchos equipos y hay muchos proyectos, pero el nuestro es distinto por nuestra edad y por lo que queremos hacer".
Así es como, cargados de ilusión, sueñan con seguir haciendo crecer a un club histórico del deporte pontevedrés como el Leis, al que le han dado una nueva oportunidad de brillar.