Grave error arbitral y más emoción que juego en el derbi entre Celta B y Pontevedra (1-1)

Pontevedra
28 de noviembre 2015

Un grave error arbitral, que permitió el gol vigués precedido de claro fuera de juego, unido a una actuación del colegiado más que rigurosa, cargando al Pontevedra con nada menos que siete tarjetas amarillas en un partido disputado pero con nobleza en las entradas, condicionaron un derbi intenso, en el que hubo poco juego y menos ocasiones de peligro ante ambas porterías, pero sí emoción hasta el pitido final

Mouriño celebra el gol del empate del Pontevedra en Barreiro
Mouriño celebra el gol del empate del Pontevedra en Barreiro / Diego Espiño
Declaraciones de Javi Torres tras el partido contra el Pontevedra /

Un grave error arbitral, que permitió el gol vigués precedido de claro fuera de juego, unido a una actuación del colegiado más que rigurosa, cargando al Pontevedra con nada menos que siete tarjetas amarillas en un partido disputado pero con nobleza en las entradas, condicionaron un derbi intenso, en el que hubo poco juego y menos ocasiones de peligro ante ambas porterías, pero sí emoción hasta el pitido final.

Fue el "derbi del miedo". Ni unos ni otros se soltaron hasta que el marcador se movió. El filial celeste dominó territorialmente, pero sin crear peligro durante la primera hora de juego. Se adelantó en el marcador en el primero de los dos disparos entre los tres palos que realizó y para ello en una jugada ilegal. Luego sería el Pontevedra quien, demostrando mayor poderío físico, llevó la iniciativa encerrando a su rival hasta conseguir el empate y buscando un segundo gol que le diese la victoria, pero que no llegó, ya que a pesar de ese dominio, los porteros tuvieron poco trabajo.

Un flojo disparo a puerta entre los tres palos del Pontevedra (Mouriño en el minuto 23). Otros dos en lanzamientos de falta a la barrera (Borjas y Mouriño). Ninguno del Celta B, que únicamente probó fortuna en un disparo de Lucas, desviado, y  otro de Guille, que ni siquiera llegó a salir por la línea de fondo. Fue todo el bagaje ofensivo que acumularon ambos equipos en una primera parte más que aburrida.

El filial celeste dominó ligeramente en el aspecto territorial, pero el Pontevedra no pasó apuro alguno. Los granates, que empezaron con algo más de atrevimiento, pronto acularon esperando la oportunidad de salir en alguna contra que no llegó.

Con el juego, por llamarle de alguna manera, discurriendo en una franja central de no más de 40 metros, las áreas y porterías fueron mero elemento decorativo que los protagonistas no se atrevían a pisar por temor a que el rival les pillase con la guardia baja.

La consecuencia fue que en el descanso los muchos espectadores que se dieron cita en Barreiro, casi deseasen que la segunda parte no fuese necesaria.

Y camino de ello iba hasta que el partido cambió a ritmo de goles. Primero marcó el Celta B, que regresó del vestuario con más intensidad que un Pontevedra irreconocible. Sin alardes, pero los locales, de la mano de Pape Cheikh, encerraron a los granates en su parcela y encontraron premio en su primer disparo entre los tres palos. Eso sí, en una acción protestada con razón por el Pontevedra, al estimar que Franco Fragapane, que dio el pase de gol, había recibido en posición antirreglamentaria. Fue en el minuto 58 cuando Borja Iglesias filtra un pase que Fragapane regala a Guille, para que empuje sin oposición.

Pero curiosamente el gol permitió ver al mejor Pontevedra. Obligado por el resultado en la misma medida que favorecido por las precauciones celestes, los de Luisito se soltaron, pasando de dominados a dominadores. También influyó que Luisito decidió asumir mayores riesgos, con una defensa de tres y la inclusión de Queijeiro y Anxo, que le dieron más posesión de balón, a la vez que profundidad por banda.

El Celta B daría su último aviso en un disparo de Luis Rioja que obligó a Edu a hacer su única intervención del partido. Luego el juego discurrió por completo en la mitad de campo local, hasta que Anxo se inventa la jugada del partido, sentando a cuantos le salían al paso para poner un centro duro y raso que Mouriño, cumpliendo la "ley del ex" no perdonó para hacer el empate, tras rozar su remate en un defensor.

De ahí hasta el final el Pontevedra fue mejor, dominó más, pero no creó peligro, conformándose con un reparto de puntos justo para los escasos méritos realizados por unos y otros, pero condicionado por esa mala y casera actuación arbitral, de la que se quejó amargamente en sala de prensa el técnico granate, Luisito.

R.C. CELTA DE VIGO B (1): Iván; Kevin, Jona, Samu, Lucas; Borja Fernández, Pape Cheikh (Jordan, minuto 72); Luis Rioja (Julio Delgado, minuto 77), Guille (Rubén, minuto 77), Franco Fragapane; y Borja Iglesias.

PONTEVEDRA CF (1): Edu; Adrián, Pablo (Anxo, minuto 66), Campillo, Verdú; Kevin Presa, Álex Fernández; Jandrín (Queijeiro, minuto 55), Pablo Carnero (Pedro García, minuto 75), Mouriño; y Borjas.

Árbitro: Alberto González Hernández (Castilla-León), auxiliado en las bandas por Alfredo Ramos Díez y Javier Muriel Isidro. Amonestó a Borja Iglesias y Samu, por el Celta B, y a Mouriño, Jandrín, Kevin Presa, Adrián, Queijeiro, Anxo y Pedro García, por el Pontevedra.

Goles: (1-0) Minuto 58: Guille. (1-1) Minuto 71: Mouriño.

Incidencias: Campo Municipal de Barreiro (Vigo). Unos 2.000 espectadores, con presencia muy numerosa de aficionados granates.