Victoria de mucho mérito, la tercera de la temporada, de un Club Cisne Balonmano que se dispara en la clasificación de la Liga Asobal tras superar este viernes a domicilio a uno de los equipos más en forma de la competición, el Ciudad Encantada. El cuadro de Cuenca sólo había cedido hasta la fecha con el todopoderoso Barcelona, y llegaba a la cita con la moral por las nubes. En frente los pontevedreses comparecían con lo justo, muy mermados por las bajas por lesión que han afectado a la plantilla en las últimas fechas. No importó, y es que si algo caracteriza al equipo de Javier Márquez es la capacidad de lucha.
Aún así le costó al conjunto pontevedrés entrar en el partido en ataque, intimidado quizás por el solvente 6-0 defensivo de los locales. Fruto de ello, y aunque la retaguardia cisneísta encadenaba alguna buena acción Simonet y Fede Pizarro pusieron en ventaja al Ciudad Encantada.
Tuvieron que pasar cuatro ataques visitantes para que llegara el primer tanto de los de Javier Márquez, en un contragolpe culminado por Mateo Arias, y aunque Carlos Álvarez neutralizaba la ventaja inicial enseguida los de Cuenca volvieron a tomar la iniciativa en el marcador.
Así fue durante toda la primera mitad con una renta que, apoyada por la gran actuación del portero Ante Grbavac (por encima del 50% de acierto en el primer cuarto de partido), se fue hasta los 4 tantos (8-4) que obligaban al Cisne a pedir tiempo muerto.
Faltaban ideas en ataque, con una primera línea sin apenas descanso ante la falta de efectivos. El máximo goleador de Asobal, Chan, no encontraba el hueco ni desde los 7 metros, dejando la responsabilidad en esta especialidad a un Carlos Álvarez que cuajó una gran primera mitad.
Aún así el Ciudad Encantada dominaba, hasta que una exclusión de Fede Pizarro a cinco minutos del descanso cambió la tendencia. El marcador era de 12-8, pero el momento lo aprovechó el Cisne para con un ataque de coraje encadenar un parcial de 0-5 que volteó el electrónico.
Lo culminó sobre la bocina del descanso Carlos Álvarez con su sexto tanto (12-13), en una rápida contra, y gracias también a la actuación en portería de un Kilian Ramírez que mantuvo a los suyos en el partido en los primeros momentos de debilidad y que se iba al descanso por encima del 40% de paradas (9/22). Era la primera ventaja visitante de todo el partido.
En un abrir y cerrar de ojos el Cisne había demostrado que iba a pelear hasta el final por los puntos en juego, pero restaban todavía 30 intensos minutos por delante, y los locales no iban a regalar nada. Así, en apenas un minuto aprovechaban dos pérdidas pontevedresas para volver a dominar.
Fue un espejismo, y es que los de la Boa Vila eran otros. Habían visto como posibles los puntos en juego y se aferraron a ello. Kilian encadenaba un par de intervenciones y la iniciativa pasaba a ser cisneísta, un dominio que ya no abandonarían hasta el final. Aún así el partido estaba en un puño mientras pasaban los minutos.
La falta de rotación se evidenciaba con los minutos de Carlos Álvarez como lateral para dar descanso a Pombo, y pudo ser incluso peor al perder a Franceschetti en los instantes finales, primero tras romperse su camiseta dando paso a unos minutos de incertidumbre por si podía jugar con otra elástica y después con una exclusión de la que se fue directo a la grada.
Tras esa acción empataba el Ciudad Encantada (23-23). Sería la última vez. Álex Chan asumía galones para dirigir al equipo secundado sobre todo por sus compañeros en la primera línea, con Pombo anotando y un Carlos Ocaña al que pese a su juventud no le pesaba la responsabilidad. El lateral se fue a los siete goles para poner la máxima renta del partido para el Cisne (23-26) a cuatro minutos de la conclusión. Los puntos estaban más cerca que nunca, pero los locales no se rindieron reduciendo la desventaja al mínimo cuando se entraba en el último minuto.
Fueron segundos de nervios, pero no fallaron los pontevedreses cerrando el partido a 10 segundos con un tanto de su máximo goleador, Álex Chan, dando paso a una celebración merecida de los jugadores en la pista. No era para menos, y es que los primeros puntos a domicilio de la temporada saben a gloria.
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