Lo fue todo en el atletismo, subcampeona mundial y hasta cuatro veces olímpica (Atlanta 96, Sidney 2000, Atenas 2004 y Pekín 2008), y aún así ni con el paso de los años perdió las ganas de aportar a su deporte.
Así ha sido de hecho hasta el último día, y es que Felicia Tilea-Moldovan ha dado una última lección hasta después de fallecer.
La atleta de origen rumano, afincada en Pontevedra desde principios de los años 2000, expresó antes de morir su deseo de donar todo el material deportivo que utilizaba a diario al Club Atletismo Rías Baixas.
"Es un almacén lleno", ha reconocido este jueves Gonzalo Méndez, responsable del Rías Baixas, en el homenaje que el club pontevedrés ha querido brindar a Felicia desde la pista de atletismo del Centro Galego de Tecnificación Deportiva, en la que tantas veces entrenó.

"Fue una sorpresa muy grande, aunque teníamos una relación enorme", explica Méndez reconociendo que "vamos a utilizarlo todo con los niños y niñas de las escuelas".
El entrenador de atletismo pontevedrés alabó la vitalidad y buen carácter de una atleta que, pese a haber sido medallista internacional, siempre se mostró cercana y accesible. "Era alguien superespecial, discreta, de esas personas que perduran para siempre en el recuerdo", afirmó lamentando que en Pontevedra "no hemos sabido aprovechar" su experiencia y conocimientos.
"Llevaba tres años ya soportando un cáncer de páncreas y fue súper valiente, viniendo aquí a ayudar con la gente joven e igual que en su casa que también tiene un gimnasio y hacía actividad allí con los vecinos de Bértola", recordó Gonzalo Méndez.