Llegó al Cisne con 8 años siendo un niño y se va hecho un hombre, siendo uno de las grandes revelaciones de la temporada en la Liga Asobal y medallista internacional en categorías inferiores, además de haber sido protagonista de la gesta del título de campeones de España de categoría juvenil hace dos años.
Carlos Álvarez se ha despedido este viernes en un emotivo acto celebrado en el Colegio Los Sauces rodeado de compañeros, familiares y directivos de la que ha sido su casa más de 10 años, antes de poner rumbo a su nuevo reto profesional, el Ademar de León, en el que jugará a partir de la próxima temporada.
"El Cisne no es un club más, el Cisne es una familia y por ello que hoy me toca despedirme de una parte muy importante de mí", aseguró el extremo pontevedrés.
Sin embargo "para seguir creciendo a veces es necesario hacer caso a la cabeza y no al corazón, y por mucho que duela me toca separarme del Cisne".
Lo hace eso sí tras haber "cumplido sueños que jamás habría imaginado", agradecido a todos mis compañeros y entrenadores, desde benjamines hasta los actuales, y en especial a Jabato "por darme la oportunidad de formar parte en el primer equipo y por la confianza que ha depositado en mí tanto en el Cisne como con la Selección".
Por todo ello, señaló el jugador emocionado, "sea donde sea y pase el tiempo que pase el Cisne será siempre el club de mi vida, el club de mi corazón. Estoy convencido de que nos volveremos a encontrar".
Junto a él, además del responsable de Los Sauces, se encotraba el presidente del club, Santi Picallo, quien se refirió a Carlos Álvarez como "un referente no sólo en la parte deportiva sino en la académica. Es esa figura y ese faro en el que muchos compañeros que están hoy con él tienen que fijarse", aseguró.