El Pontevedra se estrelló en Barraña con el larguero, su falta de puntería y un Boiro más necesitado, posiblemente en uno de los peores partidos de la era Luisito, dejando pasar una oportunidad inmejorable de sentenciar la liga. Pinchazo amortiguado por los tropiezos de sus inmediatos perseguidores, el Cerceda, que no pasó del empate en Laracha, y el Deportivo B, que salió derrotado frente al Rácing Villalbés.
Perdidos en la zona ancha, en la que el Boiro se mostraba más activo, los granates no conseguían conectar con la tripleta de arriba, donde sólo la actividad de Pablo Carnero ofrecía muestras de inquietud para los locales.
Eso sí, cuando el balón llegaba a Jacobo, Tubo o Anxo, las sensaciones eran esperanzadoras para los granates, que tuvieron sus mejores aproximaciones en llegadas por la banda derecha a cargo de Tubo y Jacobo, en ambos casos con idéntico final, al intentar tirar a portería en lugar de buscar a Pablo Carnero, que estaba desmarcado.
Mientras, el Boiro tenía el balón y mandaba, haciendo que el mayor trabajo fuese para la defensa visitante, obligada a emplearse a fondo, aunque el peligro local se limitaba a jugadas a balón parado, con varios saques de esquina y faltas laterales, algunas de ellas con tanto peligro como nulo acierto rematador.
El Pontevedra sufría sin el balón, y le costaba combinar, acusando el mal estado de un cesped irregular, que no facilitaba el control ni la conducción.
Parecía que el Boiro estaba más cerca del gol que los granates, que recibieron el primer susto serio en el minuto 30, cuando un centro de Armental pone el balón en la cabeza de Añón. Su remate, en inmejorable posición tras ganar la espalda a la defensa visitante, lo salva Edu.
El susto pareció despertar al Pontevedra, que poco después desperdició también su mejor ocasión de marcar. Primero cuando un centro de Anxo no llega a Pablo Carnero, totalmente desmarcado. Luego cuando el propio Carnero no logra aprovechar el rechace de la misma jugada para encontrar una portería vacía, mandando fuera el balón que elevó sobre Lorenzo.
La sensación al llegar al descanso era que el Boiro había dejado escapar vivo a un Pontevedra muy lejos de su mejor versión. El equipo blanco se movía al ritmo que era capaz de marcar Padín. De la calidad del de Catoira nadie duda en la categoría, pero la capacidad de su depósito de gasolina ya no da para los 90 minutos, con suerte para poco más de una hora. Esa era la duda, que ya comenzó a manifestarse en los últimos minutos del primer tiempo, cuando el veterano jugador comenzó a espaciar sus intervenciones y su zona de influencia.
Luisito movió ficha en el descanso, buscando hacerse con el control del partido y tener más mordiente ofensiva. Retiró a Jacobo para dar entrada a Jorge, pasando de jugar con un 4-2-3-1 que no había funcionado, a un 4-4-2, que pronto se vio más apropiado. De hecho Jorge tuvo en sus botas una gran ocasión, minuto 48, en una combinación con Pablo Carnero, pero optó por el disparo desde la frontal, en lugar de encarar a Lorenzo. Se le marchó arriba.
El dominio cambió de lado. Ahora eran los granates los que tenían el balón, mientras el Boiro veía crecer sus problemas en la zona ancha al tener que sustituir a Yuste, que llegaba tocado y no pudo aguantar.
Pese a todo, Armental pudo adelantar a su equipo, en un despiste defensivo visitante. Su disparo (minuto 59) fue demasiado inocente para superar a Edu, que atajó con seguridad.
Luego, en medio de la nada más absoluta en cuanto a juego, calidad y oportunidades, el partido fue apagándose hasta el minuto 75, en que de nuevo Armental saca provecho de un error defensivo, pero le falta serenidad para bajar el balón ante Edu, tocando de cabeza muy flojo, a las manos del meta pontevedrés.
En medio del aburrimiento se desata la locura en apenas tres minutos. Los que van del 81 al 84. El Pontevedra genera tres ocasiones consecutivas de las que no se pueden fallar. La más clara en las botas de Jorge, que recibe un excelente pase de Pablo Carnero y, con la portería vacía, se hace un lío, no acertando a empujar el balón. Las dos siguientes, casi seguidas, terminan en remates de cabeza, a la salida de sendos corners, que se estrellan en el larguero. El primero de Pablo Carnero, el segundo de Campillo, cuando en la grada se cantaba el gol.
Habían perdonado los granates y, como tantas veces sucede en fútbol, lo pagaron caro. Una contra del Boiro termina con el balón en los pies de Rubén, que se revuelve con poco ángulo y cruza por raso, al segundo palo, lejos del alcance de Edu.
Pudo ser incluso peor, porque en el descuento de nuevo Armental falla sólo ante Edu.
CD BOIRO (1): Lorenzo (3); Paco (1), Cardeñosa (2), Carlos (2), Suso (3); Yuste (1), Pablo Pillado (2); Armental (3), Padín (2), Añón (2); y Juanma (1).
Sustituciones: Gabi (1) por Yuste, minuto 51. Rubén (2) por Añón, minuto 71. Quintairos (s.c.) por Juanma, minuto 77.
PONTEVEDRA CF (0): Edu (3); Adrián (1), Pablo (1), Campillo (1), Rubén Lobato (1); Mouriño (1), Álvaro Muñiz (1); Tubo (1), Jacobo (1), Anxo (1); y Pablo Carnero (1).
Sustituciones: Jorge (0) por Jacobo, minuto 46. Centrón (1) por Tubo, minuto 62. Bruno (s.c.) por Álvaro Muñiz, minuto 82.
Árbitro: Bruno Méndez Castro (A Coruña), auxiliado en las bandas por Alberto Calvo Pérez y Rubén Reborido Rodríguez. Amonestó a Carlos y Pablo Pillado, por el Boiro, y a Álvaro Muñiz, Rubén Lobato, Mouriño y Centrón, por el Pontevedra.
Goles: (1-0) Minuto 84: Rubén.
Incidencias: Campo Municipal de Barraña (Boiro). Unos 1.000 espectadores, dejándose notar un elevado número de aficionados visitantes.