Empate justo y pudo ser bastante peor. El Pontevedra jugó el peor partido de lejos de la etapa Luisito y posiblemente uno de los peores, especialmente en la segunda parte, en bastante tiempo. Mal con balón y peor en las acciones sin el cuero, los granates jugaron a merced del equipo vigués, que fue mejor y más ambicioso hasta conseguir el empate, luego se replegó. Edu que detuvo dos lanzamientos de penalti, el primero inexistente, evitó la que sería justa victoria del Bouzas.
Comienzo atropellado y accidentado. Con los dos equipos excesivamente acelerados incurriendo en impreciones y errores en las entregas. El que mejor leyó la situación fue el conjunto granate, que muy pronto empezó a encontrar los tremendos espacios que dejaba el adelantamiento de líneas visitante.
Precisamente esos espacios los aprovechó el Pontevedra para inaugurar el marcador. Fue una contra fulminante en la que Jorge (minuto 9) rompió en velocidad (y también muscularmente) a Yago Yao, que se quedó tirado en el cesped, incapaz de seguir la carrera del delantero. Su pase deja el balón en bandeja a Pablo Carnero, que no perdona marcando a puerta vacía tras regatear con sangre fría y calidad a Sergio Ríos.
Y si Yago Yao resultó lesionado en la jugada del primer gol local, Capi debía abandonar el campo a los 20 minutos, al sufrir un fuerte golpe que le provocó una aparatosa hemorragia, con probable fractura de los huesos de la nariz, tras un salto con Tomás. Un defensa central por cada equipo, lo que obligó a los técnicos a realizar ajustes en ambas zagas.
El Bouzas no perdió la cara a un partido abierto, de ida y vuelta. Incluso ejerció el dominio territorial, pero a costa de exponerse a las contras de los locales, que encontraban una autopista cada vez que buscaban en velocidad abrir el balón a las bandas. En una de esas acciones pudo llegar el segundo gol (minuto 25) en una jugada similar a la del primero y con los mismos protagonistas, pero en esta ocasión el pase de Jorge lo remató Pablo Carnero excesivamente cruzado.
Los aurinegros llegaban por la apuesta arriesgada de Jorge Otero y porque el Pontevedra no conseguía imponerse en el centro del campo, dejando huecos que el Bouzas, romo en ataque, no aprovechaba. La duda era si los del Baltasar Pujales conseguirían mantener el fuerte ritmo y la intensidad impuesta, pero también si lograrían sacar de ella algo positivo en forma de ocasiones de gol que no lograron generar o si serían los de Luisito los que sentenciarían en alguna acción de ataque en las que se habían mostrado superiores.
Pero no sólo lo mantuvieron sino que lo incrementaron. Amparados en la desastrosa segunda parte realizada por el Pontevedra y en la protestada actuación arbitral, el Bouzas se hizo con el mando absoluto del partido.
Los granates naufragaban en la zona ancha, sin nadie que asumiese el mando y absolutamente perdidos, evidenciando defectos que parecían olvidados pero que vinieron a recordar las carencias del equipo, tanto en la zona de construcción, como a la hora de manejar los tiempos y ritmos de juego.
Con el equipo absolutamente partido y encomendado a la inspiración individual de jugadores como Pablo Carnero (de los pocos que se salva de la mediocridad general, junto con el portero Edu), el Pontevedra jugó con fuego y terminó quemándose.
Cierto que antes pudo marcar, en una gran jugada individual de Pablo Carnero, ¿de quién sino?, que terminó estrellando el balón en el larguero (minuto 48). Fue el canto del cisne, porque los locales no volverían a crear ni una sola ocasión más de peligro serio.
El resto lo hizo el Bouzas y el colegiado, que empezó con su recital de despropósitos en el minuto 53, señalando a instancias de su asistente, un penalti por derribo de Pedro García a Tomás, que no existió. Apareció Edu, que adivinó el lanzamiento de Chema y rechazó el disparo.
Para entonces ya sólo había un equipo en el campo y este era el visitante, que de nuevo se estrella contra su infortunio y desaprovecha un segundo penalti, éste justo, señalado por empujón claro de Pablo sobre Tomás (minuto 62). El mismo Tomás se encarga del lanzamiento y otra vez aparece Edu, ahora con el pie, para evitar el empate.
Lo que ya no podría hacer el portero local sería salvar el remate de Tomás, de cabeza en plancha, aprovechando un gran centro de Pablo (minuto 69). Era el justo premio al equipo que más lo estaba mereciendo. En realidad al único que estaba jugando y buscando la puerta rival con ambición.
Pero esa ambición se transformó en prudencia. Con el empate el Bouzas decidió defender lo conseguido y el Pontevedra pasó a dominar, pero sólo de forma aparente y sin ningún peligro. Ni los cambios mejoraron al conjunto granate, que ni jugó ni creó ocasiones. Incluso pudo recibir mayor castigo en una última acción de Jacobo, minuto 86, que rechazó Edu, la figura del partido. Mal síntoma para un equipo que jugando en casa tiene en su portero a su hombre más destacado.
PONTEVEDRA CF (1): Edu (3); Adrián (1), Pablo (1), Capi (s.c.), David Feito (1); Tubo (0), Kevin Presa (1), Mouriño (0), Jacobo (0); Pablo Carnero (3) y Jorge (2).
Substituciones: Pedro García (1) por Capi, minuto 21. Tomás (0) por Jacobo, minuto 65. Anxo (1) por Kevin Presa, minuto 70.
RÁPIDO DE BOUZAS (1): Sergio Ríos (1); Portas (1), Castro (2), Yago Yao (s.c.), García (2); Chema (2), Iago Paz (2); Yahvé (1), Diz (1), Miky (2); y Tomás (3).
Substituciones: Pablo (2) por Yago Yao, minuto 11. Jacobo (2) por Yahvé, minuto 58. Gabi Misa (s.c.) por Diz, minuto 79.
Árbitro: Héctor Castiñeira Blanco (A Coruña), auxiliado en las bandas por Marcos Ordóñez Rodríguez y Pablo Miguel Patricio Blanco. Amonestó a David Feito, Pedro García y Mouriño, por el Pontevedra, y a Iago Paz, por el Rápido de Bouzas.
Goles: (1-0) Minuto 9: Pablo Carnero. (1-1) Minuto 69: Tomás.
Incidencias: Estadio Municipal de Pasarón. Unos 1.500 espectadores. Los jugadores de ambos equipos y el trío arbitral salieron al terreno portando una pancarta en la que figuraba el lema "No a la violencia en el fútbol".