Sufrir. Hasta el último instante. Suele suceder en la recta final de la liga cuando la mayoría de los equipos se juegan tanto. Supo hacerlo el Pontevedra ante un Laracha que vendió cara su derrota. Sufrir, tener fe hasta el final y contar con un hombre capaz de marcar diferencias con su calidad ante el gol como Pablo Carnero. Fueron las claves de un triunfo agónico de los granates, consecuencia de su dominio, que no de su buen juego.
El dominio territorial con que arrancó el partido el Pontevedra, no se veía reflejado en llegadas con peligro al área de un Laracha que acumulaba hombres en dos líneas muy juntas cerca de la frontal. No pasaba nada. Los visitantes esperaban su oportunidad de salir a la contra y los granates que se impusiese la superior calidad de sus hombres. Por el camino, el aburrimiento. Hasta que apareció la primera genialidad de Pablo Carnero.
El delantero se inventa un taconazo al alcance de muy pocos jugadores en esta categoría (minuto 13), dejando el balón a Tubo con el carril abierto. Su centro, raso, lo aprovecha Centrón, anticipándose a Ivan, para meter el pie de cerca y abrir el marcador.
Con poco el Pontevedra se había adelantado. Y con menos aún el Laracha empataba apenas un minuto más tarde. Una vez más, como una semana atrás en Boiro, el gol visitante llegaba fruto de un mal balance defensivo. Con algo tan sencillo como un pase frontal a la espalda de Campillo. El central reacciona tarde y Dani Bea lo aprovecha para plantarse ante Edu y batirle por raso.
Buen gol en la finalización, pero acción absolutamente evitable por parte de un Pontevedra que volvió a pecar de falta de oficio, precisamente cuando se le había puesto el partido de cara. Y jugada para meditar y corregir, porque de producirse en un partido de play-off puede costar una eliminatoria.
En un minuto había pasado lo poco destacable de una muy floja primera parte, hasta que en la recta final aparece de nuevo Pablo Carnero para inventarse un pase de espuela, a centro de Adrián, que deja el balón en los pies de Jorge. El delantero, que sigue peleado con el gol, vuelve a fallar clamorosamente, tocando el balón tan suave que Antonio llega a tiempo para evitar que traspase la línea.
Luego, de nuevo Pablo Carnero, siempre él, para caer en el área ante la entrada de Antonio. Tenía pinta de existir contacto y penalti, pero el colegiado no lo vio así, quizás para evitar también sacar la que sería segunda amarilla del central visitante.
Poco, muy poco, ante un equipo discreto pero luchador, que había hecho un desgaste físico importante para nivelar la superioridad local, que empezaba a quedar plasmada en el dominio cada vez mayor de los de Luisito, pese al evidente desacierto de bastantes de sus jugadores. Y esa precisamente era la duda en el descanso, saber si el Laracha, acostumbrado a un campo mucho más pequeño que Pasarón, aguantaría el ritmo.
La duda tardó poco en despejarse. Aunque el Pontevedra seguía sin estar fino, el Laracha se vino abajo físicamente, permitiendo que el dominio local creciese y las llegadas al área también. Jorge tuvo dos remates en apenas un minuto, sin acierto. Los visitantes, que fiaban su suerte a la posibilidad de aguantar el marcador o bien a una contra que les permitiese algo más, casi lo encuentran en un disparo de ÿscar Martínez, que entre Edu y el poste se encargaron de anular, así como en un remate de Martín, sólo, que manda a las nubes.
En medio de ambos, Pablo Carnero mandaba el balón el larguero, de cabeza, tras un remate de Anxo. Se había superado la hora de juego y Anxo precisamente empezaba a hacer estragos con su velocidad en la zaga visitante. En una de esas acciones provoca la segunda amarilla y expulsión de ÿlmer. Quedaban algo más de 20 minutos de partido.
Y el de Riveira siguió a lo suyo. Desborda a tres defensas y pone un centro medido a la cabeza de Jorge (minuto 71) que vuelve a fallar lo increíble, mandando el balón fuera a puerta vacía. Luego dispara con peligro al lateral de la red, rozando el balón en un defensa que evita el gol.
Aquello era un acoso total, pero no llegaba el derribo. Hasta que apareció el de casi siempre, Pablo Carnero, para resolver el partido con una genialidad (minuto 87) cuando ya los aficionados locales se temían un tropiezo. Recibe el balón cerca del vértice del área, levanta la cabeza, ve adelantado al portero Damián y pica en vaselina para derribar la muralla visitante.
No contento con eso, en el descuento, el mismo Pablo Carnero hacía el tercero al rematar a la media vuelta un centro de Fran Fandiño. Resultado justo, sí, pero engañoso. El Pontevedra había sufrido lo indecible ante un rival ordenado pero limitado. Claro que los granates tienen un jugador que está a años luz del resto en esta categoría, y otro como Anxo, que cada vez que sale desde el banquillo revoluciona.
PONTEVEDRA CF (3): Edu (1); Adrián (1), Pablo (1), Campillo (1), Rubén Lobato (0); Tubo (1), Kevin Presa (2), Álvaro Muñiz (1), Centrón (1); Pablo Carnero (3) y Jorge (1).
Sustituciones: Anxo (3) por Centrón, minuto 58. Tomás (2) por Álvaro Muñiz, minuto 80. Fran Fandiño (s.c.) por Jorge, minuto 89.
LARACHA CF (1): Damián (2); Iván (1), Antonio (2), Berto (2), Pablo (1); ÿlmer (2); Alexandre (1), Denís (2), Iago Iglesias (2), ÿscar Martínez (1); y Dani Bea (3).
Sustituciones: Rebolo (2), por Iván, minuto 46. Martín (1) por ÿscar Martínez, minuto 61. Taibo (s.c.) por Dani Bea.
Árbitro: Fernando Formoso Sánchez (Ferrol), auxiliado en las bandas por Ricardo Landrove Lago y Alejandro Miño Pico. Expulsó al jugador visitante ÿlmer, por doble amonestación (minuto 67). Amonestó a Álvaro Muñiz, Campillo y Tubo, por el Pontevedra, y a Berto, Antonio, Iago Iglesias y Denís, por el Laracha.
Goles: (1-0) Minuto 13: Centrón. (1-1) Minuto 14: Dani Bea. (2-1) Minuto 87: Pablo Carnero. (3-1) Minuto 94: Pablo Carnero.
Incidencias: Estadio Municipal de Pasarón (Pontevedra). Unos 1.000 espectadores.