Vigilancias culturales (septiembre 2024); un desafío proustiano y dos series españolas

06 de octubre 2024
Actualizada: 08 de octubre

En una revista cultural de referencia y al hilo del último libro de Sally Rooney, la autora de la reseña de este se aventura a decir que la obra de la escritora irlandesa nada tiene que envidiar a algunos grandes escritores decimonónicos, especialmente en lo relacionado con su "puntillismo psicológico"

Un desafío proustiano

En una revista cultural de referencia y al hilo del último libro de Sally Rooney, la autora de la reseña de este se aventura a decir que la obra de la escritora irlandesa nada tiene que envidiar a algunos grandes escritores decimonónicos, especialmente en lo relacionado con su "puntillismo psicológico". De este manera le reconoce a la autora un bagaje previo como lectora que contribuye al reconocimiento que tiene en la República de las letras actual.

La reseña participa de esa idea ya desde su significativo título. Más Henry James que Salinger es buen punto de partida que atraerá a todo aquel que, como yo, considere El guardián entre el centenouna sobrevalorada y aburrida novela (quizás para ser leída en la post-adolescencia y no con cinco décadas encima, como fue mi caso) y en cambio disfrute mucho leyendo a autores del XIX como Flaubert, Stendhal, Galdós o el Bartleby de Melville.

En un mercado editorial como el actual tan prolífico resulta esperanzador encontrar autores que por su estilo nos recuerden a los clásicos. Y lo es porque eso significa -no podría ser de otra manera- que el narrador actual ha considerado la lectura como el paso ineludible para formarse y serlo. No puede nadie aspirar a escribir sin un acervo considerable como lector.

Coincide la reseña comentada con que uno se halle embarcado en un considerable desafío, la lectura de las siete novelas que conforman En busca del tiempo perdido, de Marcel Proust, escritor no decimonónico, sino ya del XX, pero al que seguro que Sally Rooney habrá leído también.

Regresar a la literatura pasada, dejando a un lado tantos escritores actuales que finalmente serán irrelevantes -dicho esto desde el profundo respeto que su creatividad me merece- no es sino una incursión en la vanguardia y en lo moderno. Esas obras, escritas hace doscientos años ya, explican todo lo que leemos ahora.

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Dos series españolas

En los salones actuales, menos recargados que los del París de Swan narrado por Proust, las series son un referente básico del consumo cultural. A continuación hablamos de dos españolas, diferentes e irregulares pero con un factor que las une: sus creadores, tras hacerse un nombre en redes y en Youtube, dan ahora el salto a las plataformas, a lo que uno, con evidente anacronía, sigue denominando pequeña pantalla.

Como cazar a un monstruo (Carles Tamayo, Amazon Prime, 2024) es una serie documental de 3 episodios en los que la capacidad de sorpresa del espectador se pone a prueba a cada instante. De sorpresa y de indignación al comprobar como el sistema judicial y policial no evita que un convicto por pederastia ingrese en prisión y siga no solo campando a sus anchas sino tratando de reincidir. Tamayo, con la producción del estupendo Ramón Campos, hace periodismo-denuncia y periodismo comprometido, con sus medios y su estilo narrativo, sin pausas, a todo ritmo, anteponiendo la búsqueda de la verdad y de la justicia a otras cuestiones, de índole moral por ejemplo, que a muchos pondrían en un apuro.

Poco o nada tiene que ver con ella En fin (David Sainz, Amazon Prime, 2024), más allá del nexo común entre ambas. Comedia irregular, con situaciones y momentos originales en los que se combina lo castizo y lo moderno para presentar la catástrofe que deja un fallido apocalipsis en una población andaluza, peca en otros momentos de recurrir a lo fácil y de utilizar referencias que el espectador distinguirá fácilmente.