El Pazo de Lourizán es una edificación "singular" y "único en Galicia". Así lo define la Dirección General de Patrimonio Cultural con motivo del inicio del expediente para su declaración como Bien de Interés Cultural (BIC), en la que detallan las singularidades y los valores artísticos, arquitectónicos, históricos, científicos y técnicos del inmueble.
Así, señalan que destaca como ejemplo de la arquitectura civil de estilo ecléctico, con los elementos propios del estilo conocido como Segundo Imperio Francés. "Si atendemos a su carácter y dimensiones se puede considerar único en Galicia", insiste.
Del Pazo destacan también que ejemplifica los diferentes períodos históricos y su capacidad de adaptación a diferentes usos, desde la granja original hacia una quinta de recreo y después una residencia ostentosa con funciones representativas, en alusión a la etapa en la que estuvo en manos de Eugenio Montero Ríos, relevante personaje de la política nacional entre finales del siglo XIX y primeros años del siglo XX.
Sus orígenes están ligados a la familia Montenegro desde finales del siglo XV. En el lugar construyeron una casa torre fortificada en la que en 1609 Luis de Góngora pasó una temporada y escribió una parte de su libro Soledades.
Durante el siglo XVIII y primeras décadas del XIX existen documentos que vinculan la propiedad y sus transmisiones al Marqués de la Sierra, al Marqués de Castelar, Francisco Genaro Ángel, Atanasio Pulgar y Pedro Pulgar del Castaño. Fueron los herederos de este último los que la alquilaron, el 26 de agosto de 1876, a Eugenio Montero Ríos que, posteriormente, la adquirió y la disfrutó hasta su muerte, el 12 de mayo de 1914.
Su configuración actual responde a esa etapa en manos de Montero Ríos, que lo puso en el mapa y encargó su reforma y ampliación al maestro de obras Jenaro de la Fuente Domínguez entre 1909 a 1912.
El resultado de esta ampliación fue descrito por Xaime Garrido como "el más monumental e impresionante pazo gallego diseñado por el genial arquitecto de oficio (por no estar titulado cómo tal) Jenaro de la Fuente Domínguez".
El conjunto formado por el pazo, construcciones auxiliares, hórreo, palomar, lavadero, fuentes, antigua fábrica de aguardientes y hielo, molino, invernadero, sin olvidar los jardines, canales, estanques, grutas, escalinatas, emparrados, muros y bancales, constituye por sí mismo un destacado conjunto.
Otros elementos significativos son los jardines que se integran en la finca y que en su momento fueron diseñados para el disfrute del espacio y con anterioridad a la implantación de la reforma del edificio principal, siguiendo los criterios propios del paisajismo de la época, como pueden ser los estanques, las grutas, las fuentes o incluso las escaleras que aparecen en los muros, podrían constituir por sí mismos un jardín ecléctico de gran valor.
También el arbolado generado en la finca es de los más importantes de Europa, donde se pueden ver especies vegetales traídas de otras latitudes o incluso modificaciones singulares de especies para adaptarlas al clima de Pontevedra, dando como resultado un conjunto forestal único.
Las escaleras y terrazas abiertas protagonizando la fachada principal reaparecen en otros proyectos de Jenaro de la Fuente, en especial en el Gran Hotel de Mondariz, lo que confirma la relación entre Lourizán y las arquitecturas del ocio más cosmopolitas del siglo XIX. El complemento de la gruta y de las estatuas que se reparten desde la base hasta el mirador superior contribuye a darle una categoría de pieza artística con personalidad y presencia diferenciada con respeto al resto del pazo.
También es necesario destacar las obras de la cripta bajo la capilla de Lourizán y el uso que hace Joaquín Luque Roselló cuando pasa el verano en esta finca con el fin de pintar una serie de panneaux que decorarían el salón principal, o la pintura mural de un Cristo crucificado sin cruz, a modo de cabecero del dormitorio de Eugenio Montero Ríos y de su esposa Avelina Villegas Rubiño.
Desde 1943 ha estado en manos de la Deputación Provincial, que adquirió la finca para instalar el Centro Regional de Enseñanzas, Investigaciones y Experiencias Forestales y en 1945 acordó el traslado de los restos mortales de Eugenio Montero Ríos y Avelina Villegas a la iglesia de San Andrés de Lourizán.
En 1991 la Deputación cedió a la Xunta de Galicia los derechos de gestión por un plazo de treinta años y en el que continúa la actividad del Centro de Investigación Forestal (CIF), que mantiene la tradición ligada al conocimiento y capacitación en la materia.
En la actualidad la entrada al edificio del pazo no está permitida a visitantes, únicamente pueden acceder a él personas autorizadas. Solo es visitable por el exterior.
Destaca la Xunta que toda la propiedad tiene un gran potencial e interés cultural y turístico El inmueble es uno de los doce pazos integrantes de la ruta de la Camelia, impulsado por la Agencia de Turismo de Galicia y dada su actual condición, considera Patrimonio que debe contemplarse la posibilidad de la introducción de nuevos usos, tanto relacionados con la actividad de investigación como los de la interpretación del patrimonio cultural y servicios para visitantes de carácter cultural y turístico.