El destino de las dos obras aparecidas en los archivos del Museo de Pontevedra procedentes de un expolio de la Alemania nazi está todavía pendiente de resolver. Polonia había reclamado su devolución al Ministerio de Cultura, pero esta semana herederos de los propietarios originales, la familia Czartoryski, han enviado un burofax al Museo para solicitar su devolución al considerarse los legítimos propietarios de las mismas.
El vicepresidente de la Deputación, César Mosquera, ha explicado este martes que el Museo seguirá con su hoja de ruta prevista: exponer las obras una última vez antes de hacer efectiva su devolución al Estado polaco para que se encargue luego de litigar con los demandantes sobre la propiedad de las obras. No obstante, matiza que la última palabra la tendrá el Ministerio de Cultura.
Esta reclamación llegó al Museo pocos días después de que la existencia entre sus fondos de estas dos obras, un Ecce Homo y una Dolorosa pintadas por el pintor flamenco Dieric Bouts en el siglo XV, saliese a la luz pública a través de los medios de comunicación.
Dos bufetes de abogados de Londres y Madrid, que representan a la familia Czartoryski, hicieron llegar sendos burofax solicitanlo la devolución de las piezas alegando que no forman parte de la relación de cuadros cedidos al pueblo polaco y que, por tanto, siguen siendo de su propiedad.
Aunque el desenlace no está para nada claro, Mosquera justificó la postura de la Deputación de devolver los dos cuadros a Polonia amparándose en un convenio internacional que regula que las obras de arte expoliadas durante conflictos bélicos deben regresar a sus países de origen.
La polémica historia de estas dos piezas pertenecientes a la colección de la familia Czartoryski comenzó después de la invasión alemana en Polonia en el 1939. El heredero de estas piezas y su esposa, la princesa María de los Dolores de Borbón-Dos Sicilias y Orleáns, trataron de salvar las obras más destacadas. Las ocultaron en los sótanos del museo de Cracovia y detrás de los muros de una de sus propiedades. Pero mientras trataban de huir del país fueron arrestados y los nazis descubrieron sus escondites.
Ambas pinturas, tras salir de Varsovia en 1944, reaparecieron en el comercio de arte de Madrid en 1973. A través de una llamada desde el Ministerio de Cultura polaco, a finales del pasado mes de marzo, los responsables del Museo de Pontevedra comprobaron que dos de estas obras formaban parte de sus fondos. Estaban custodiadas en sus almacenes.
Los cuadros eran de la colección de José Fernández López que, al parecer, los habría adquirido en galerías especializadas de Barcelona o Madrid a mediados de los 70. Tras años en depósito en el museo pontevedrés, sus responsables compraron toda la colección -unas 313 piezas de arte- en 1994 por unos 600 millones de pesetas.