Javier Giner, creador de 'Yo, adicto': "O hacía esta serie en modo kamikaze o no la hacía. A medio gas no tenía sentido"

Pontevedra
12 de enero 2025

'Yo, adicto' es una de las series más nominadas a los Premios Feroz 2025, que se entregarán el 25 de enero en Pontevedra. Giner, su guionista y director, la ha presentado en el Teatro Principal

Javier Giner, creador de 'Yo, adicto', en Pontevedra Mónica Patxot

Para Javier Giner (Barakaldo, 1977), Yo, adicto es más que su primera serie. Con ella cierra un círculo que abrió cuando, a los treinta años, decidió ingresar voluntariamente en un centro de desintoxicación. "Es impresionante ver cómo el público reacciona a la serie", reconoce.

En ella, muestra con total honestidad su descenso a los infiernos. "No tenía sentido hacerlo de otra manera", explica en esta entrevista con PontevedraViva, porque "no puedes contar esta historia sin contar lo que es la enfermedad y cómo te transforma en un absoluto monstruo".

El resultado ha sido una serie que, por méritos propios, se ha colado entre las mejores del año. Opta a cuatro Premios Feroz, entre ellos a la mejor serie dramática y al mejor actor, un Oriol Pla que, según Giner, "me pilló el alma" y que más que su álter ego se convirtió en su otra mitad.

Vaya viaje hasta llegar aquí, ¿no?

Si lo veo a través de tus ojos, es muy fuerte. Pero cuando lo vives desde dentro, en la forma en la que lo estoy naturalizando y que al final se convierte en mi día a día, no tiene ese componente épico. Cuando se publicó el libro yo recibía con mucha alegría ver cómo reaccionaba la gente.

Era como que estaban hablando de una persona que no era. Y ahora me ha vuelto a pasar un poco igual. Pero creo que la serie ha llegado a espacios, a personas y lugares a los que el libro no había llegado. La respuesta ha sido más íntima y mucho más visceral.

¿Te ha impresionado más verte reflejado en la serie que en el libro?

Por pura exposición, la reacción ya es diferente. Yo no he vuelto a leer el libro desde que se publicó. En la serie, además de un año de trabajo previo, la estuvimos rodando y montando durante varios meses. Y en los pases que hacemos la vuelves a ver a trozos.

Pero hay algo de lo que me siento muy orgulloso, el trabajo de todo el equipo. Tengo la sensación de que hemos conseguido construir lo que estábamos buscando, que fuera algo catártico. Que el viaje del espectador no fuera tanto a través de lo que pasa sino de cómo se siente.

Es muy impresionante para mí ver cómo el público reacciona a las imágenes o a los capítulos de la serie. Yo eso con el libro no lo pude vivir, porque lo lees en tu intimidad. Aquí he visto la emoción en directo y en crudo. La serie es pura vivencia. Es pura tripa. Todo es emoción.

Javier Giner, creador de 'Yo, adicto', en PontevedraMónica Patxot

Y en esa catarsis colectiva de la que hablas, ¿crees que tiene que ver el hecho de que muchas personas, por fin, hayan escuchado por primera vez hablar en serio sobre las adicciones?

Para mí, el tema de la adicción es la lectura más superficial. Es la excusa que yo utilizo para hablar de muchas otras cosas. Hasta que llegó esta serie, yo siempre pensé que el audiovisual podía causar reflexiones, pero no podía cambiar vidas.

La respuesta que ha tenido Yo, adicto ha sido un tortazo en la cara. Me ha hecho ver que era un gilipollas con ese prejuicio. La serie está cambiando vidas. Y lo digo con orgullo y no de manera vanidosa. Tengo la sensación de haber compartido una intimidad sin barreras con los demás.

¿Te escribe mucha gente para decirte que la serie les ha emocionado?

Hay muchas personas que la han recibido como un regalo porque se sienten identificadas o porque por primera vez sienten que alguien al que no conocen está poniendo voz a cosas que ellos sienten. Las reacciones que me llegan van mucho más allá de un "me gusta o no me gusta".

Me ha escrito gente para la que la serie ha sido como un puñetazo en la cara y han decidido ingresar en un centro. U otros que se han visto reflejados en su día a día y se han dado cuenta de que tienen problemas. O que la han visto en familia y que, por primera vez en muchísimos años, han tenido una conversación con sus padres. Que compartan esa intimidad conmigo es increíble.

De hecho, el 'claim' que utilizó Disney Plus para promocionar la serie fue "Perdí el control. Entré en el terreno de la locura. Me convertí en adicto". Es algo que se puede trasladar no solo a las drogas. También aplica al trabajo, a la familia, a las amistades, al sexo...

Yo parto de la tesis de que vivimos en una sociedad profundamente adictiva, a todos los niveles. Cualquier cosa que te ayude, de alguna manera, a alterar tu estado de ánimo se puede convertir en una adicción: el deporte, el sexo, el trabajo... Incluso hacer el bien puede ser una adicción.

Y, a pesar de ello, tenemos pocos espacios como sociedad para encontrarnos con nosotros mismos o con los demás. Como individuos, sí. Pagamos una terapia y en esos espacios hablamos honestamente. Pero a nivel colectivo nos cuesta comunicarnos desde ese lugar más vulnerable.

Javier Giner, creador de 'Yo, adicto', en PontevedraMónica Patxot

En el libro te abrías en canal. No te dejabas nada en el tintero. ¿A la hora de adaptar tu historia a la televisión has ejercido algún tipo de autocensura o has trabajado con libertad?

Eso fue algo que quise desactivar desde el principio. Además, de una manera casi psicópata. Tuve muy claro desde el inicio que esta serie la tenía que hacer con todas las consecuencias, para lo bueno y para lo malo. Sé que es muy intensa, tenía que serlo.

Yo sabía que tenía que hacer esta serie en modo kamikaze, jugándomelo todo, haciendo el triple tirabuzón en el aire y diciendo "ojalá caiga de pie" o no la hacía. En mi cabeza y en mis tripas no tenía sentido hacerla a medio gas o intentando protegerme. Hacerla desde un espacio seguro o midiendo mucho que absolutamente todo estuviese en su lugar.

O protegiendo tu imagen, ¿no?

Claro. Es que tú no puedes contar la historia de una adicción o de un proceso de desintoxicación sin contar lo que es la enfermedad y cómo te transforma en un absoluto monstruo. Para mí era muy importante que la serie doliese, pero no en un sentido sensacionalista o melodramático, sino como duele la vida y entrelazar ese dolor con la belleza que también tiene la vida.

Y entiendo que no fue nada fácil...

Yo, adicto es una serie tremendamente arriesgada. Está llena de decisiones que van, en muchos casos, casi en oposición a lo que debería hacerse. Empezando por la forma que tienen los actores de desnudarse emocionalmente. Siempre estábamos buscando la veracidad y la emoción más cruda. Yo muchas veces les hablaba de intentar capturar la vida.

Para hacer eso no te puedes autolimitar desde un principio. Yo siempre tuve claro que esa serie no era Emily in Paris. No quería transformar una historia que, además, para mí había sido tan dolorosa en una especie de artefacto industrial y superficial que no deja huella en el espectador.

Javier Giner, creador de 'Yo, adicto', en PontevedraMónica Patxot

Sería como engañarte a ti mismo y al público

Es que hay ciertas historias o ciertos proyectos que si no se hacen así no tienen sentido. Y no lo digo como un ataque contra el entretenimiento puro y duro. De hecho, Yo, adicto es una serie entretenida, pero no es entretenimiento. Hay una profundidad por debajo que la sustenta y la estructura que si no podía abordar de esa manera, era mejor no hacerla.

Yo quería hacer la serie de la manera más íntima posible, que fuera como una terapia de grupo. En gran medida para gente que está en el mismo sitio que tú. Que no escondiera nada, poniendo las tripas encima de la mesa. Consideraba que esa forma de comunicación tan honesta era la que conseguiría atravesar la pantalla y conectar con la gente.

¿Y crees que habéis contribuido o habéis puesto vuestro granito de arena para luchar contra el estigma de las adicciones y de la salud mental?

No soy yo quien debe contestar a esa pregunta, pero espero que sí. Así me lo dicen los miles de mensajes que recibo en redes sociales. Tengo la sensación de que mucha gente ha visto que por primera vez sus experiencias eran contadas con dignidad, con humanidad.

Al final, en todo lo que no se habla abiertamente existen muchos estigmas. Y el hecho de no hablar es abono para el desconocimiento. La motivación de acabar con cierto imaginario está en cada fotograma. Y también quisimos reivindicar a los profesionales de la salud mental, que de manera anónima y silenciosa salvan vidas a diario. Son grandísimos pilares de esta sociedad.

Hablemos de tu álter ego en la serie, Oriol Pla. ¿Cómo llega a este proyecto? ¿Cuando le viste tenías claro que tenía que ser él?

Hay una cosa que he aprendido haciendo esta serie, que es a guiarme mucho por mi intuición y mi instinto. A lo que me dicen las tripas. Yo conocía el trabajo de Oriol. Le había visto en el teatro, en el cine y en la televisión. Era una de esas personas con las que quería trabajar.

Es cierto que vi la prueba que hizo y le dije: "no está ahí, pero eres tú". En este proyecto me pasó con otra persona, con Marina Salas. Con los dos. Una persona que recibe dos páginas de guion y que no sabe nada del personaje es imposible que llene la imagen mental que tienes.

Pero en ambos casos vi a auténticos kamikazes. Era como verles lanzarse al vacío sin red. Y la de Marina era una prueba dificilísima de hacer. Fue muy impresionante de ver. Y con Oriol igual. Es un actor apabullante. Sé perfectamente que puedo pedirle lo que sea porque sé que lo tiene.

Javier Giner, creador de 'Yo, adicto', en PontevedraMónica Patxot

Contaste en Late Xou, el programa que presenta Marc Giró en TVE, que tus amigos te decían que él era más tú que tú mismo...

Es que me ha pillado el alma. Ha sido un trabajo indescriptible. Estuvimos un año trabajando juntos antes de empezar a rodar. Nos conocemos como si fuésemos dos radiografías con piernas, hasta el punto de que hay algo como telequinético. Adivinamos lo que piensa el otro. Y, sobre todo, nos tenemos muchísimo amor, respeto y admiración.

Y eso que el rodaje tiene pinta de que no debió haber sido fácil

Ha sido un rodaje precioso pero muy exigente. Oriol ha tenido que pasar por sitios muy duros y muy oscuros. Para mí ha sido un honor inmenso trabajar con un 'stradivarius'. Hubo una especie de comunión. Íbamos juntos de la mano. Y además, como persona es la hostia. Ha sido el trabajo más profundo, más humano y más íntimo que he hecho en mi vida con un actor.

Yo, adicto, pase lo que pase en los Feroz, es una de las series de un año que nos traído proyectos de un nivel extraordinario, ¿no te parece?

Ha sido un año absolutamente espectacular. Todas las series nominadas, e incluso algunas que no han entrado, son verdaderos monumentos. Y además, que somos gente muy maja todos. Entre nosotros no competimos y hemos formado un gran grupo. Es muy bonito vivir todo esto. Nos admiramos mutuamente. Yo admiro tremendamente las series que han hecho.

¿Estamos ante una nueva edad dorada de las series?

Pues ojalá sea así. Espero que todas estas series que hemos hecho y que están llegando a tanta gente hagan, de alguna manera, que las personas que toman las decisiones reflexionen. No pueden seguir tratando al público como gente que no tiene interés ni curiosidad.

Todas las series que han triunfado este año, cada una en su estilo, son muy arriesgadas y, sobre todo, tratan al espectador como personas inteligentes, curiosas y que tienen ganas de ir más allá. Están muy bien las series y películas para ver un domingo bajo una manta en el sofá, pero no todo puede ser eso. El espectador es mucho más inteligente de lo que ciertas personas creen.