La desaparición de una adolescente, que sacude la pequeña localidad de Illa de Cruces -una isla ficticia inspirada en A Illa de Arousa- es el punto de partida de La conjura de la niebla, la nueva novela de la escritora gallega Ángela Banzas (Santiago de Compostela, 1982).
La jueza Elena Neira, inmersa en resolver un blanqueo de capitales en el que parecen estar implicados muchos de los habitantes de la isla, asume la instrucción del caso, ignorando que ese suceso está conectado con la desaparición de su tía treinta años atrás.
Tras éxito de El silencio de las olas, regresa con una vibrante historia en la que crímenes, intrigas y secretos familiares conviven con creencias y supersticiones populares, bajo el telón de fondo de la ría de Arousa.
"Quería que se respirase que esta novela es muy gallega", afirma Banzas en esta entrevista con PontevedraViva, en plena gira de presentación por Galicia. Es su primera incursión en la novela negra. "Yo lo que quería era probarme y lo he disfrutado muchísimo", asegura.
Dices al final del libro que esta historia surge a raíz de una anécdota, ¿podemos saber cuál?
Fue un comentario de sobremesa sobre cómo en algunas rías a los niños los asustaban con la Santa Compaña y que cuando se iba la luz era porque estaban haciendo descargas. Esa mezcla entre las leyendas con una realidad más oscura, el narcotráfico de los años 90, prendió la chispa.
Y a partir de ahí todo es ficción. ¿O no?
Todo es ficción, sí. La isla de Cruces, en la que está ambientada, no existe. Aunque queda claro que está inspirada en la Illa de Arousa. Incluso en la isla de Cortegada, que sería la parte más natural de los escenarios de la historia, el Souto Vello, en donde ocurren los crímenes.
¿Tenías clara esa localización para esta historia?
Yo soy una enamorada absoluta de las Rías Baixas desde niña. En este caso, quise recoger la esencia de todo O Salnés y mezclarlo con las tradiciones, con aspectos de la cultura popular que por desgracia se están perdiendo y que las nuevas generaciones desconocen por completo.
Elena Neira, la protagonista de la novela, es una jueza a la que, sin saberlo, le rodean demasiados secretos. ¿Cómo ha sido darle vida?
He disfrutado muchísimo con ella. Es un personaje con mucho carácter y determinación, a pesar de que su infancia no ha sido muy halagüeña por circunstancias de su madre y su abuela. Que todo eso lo haya utilizado a su favor, quedándose en su tierra para impartir justicia, es admirable.
¿Podría ser, en el futuro, la protagonista de una saga?
En esta novela hay varios personajes que tienen mucha fuerza y Elena, sin duda, podría ser la capitana de una saga. Eso tendrán que confirmarlo los lectores y también los editores.
Sé que es un poco recurrente hacer esta reflexión, ¿pero en esta novela no crees que el paisaje es un personaje más?
Completamente. El clima y el paisaje afecta a la forma de ser de la gente, a la manera que se enfrentan a los avatares de su día a día o a sus relaciones personales. Me ha ayudado a caracterizar los personajes y la trama. Ha sido como un lienzo, al que he ido añadido o restando color en función de lo que demandaba cada momento.
Una parte central de esta historia son esos silencios, tan característicos de la realidad gallega, el hermetismo que hay en pequeñas comunidades...
En nuestra forma de ser, en el alma gallega, nos manejamos muy bien con los silencios, con la ironía. Está en nuestro ADN. Quería que en esta novela se notase y se respirase que es muy gallega y que los personajes fuesen 100% gallegos.
Y la isla de Cruces, como la propia Illa de Arousa, ha estado hasta hace 30 años sin conexión directa con el resto del continente. Si eso influye a toda Galicia con el resto del país, imagínate lo que puede llegar a influir a una isla así.
Y todo ello relacionado con las tradiciones, con las leyendas. ¿Era un tema que querías abordar?
Me apasionaba tocarlo porque es algo que fuera de Galicia parece anecdótico, pero aquí lo tenemos muy presente desde la infancia. Curanderos, meigas, compoñedoras, el mal de ojo... Hemos crecido con ello. Yo quería que estuviese presente porque forma parte de nuestra cultura popular..
Con todos estos ingredientes estamos ante una historia en la que (casi) nadie es blanco o negro. Todos tienen matices. Incluida Elena...
Todos tienen sus matices. Trato de destacar lo positivo y lo negativo de cada personaje, pero dejándolos actuar. Es como un reflejo de la propia realidad. Todos tenemos grises. Solo que en las novelas hay que subrayar y acentuar todo un poco más para que sea efectivo en el lector.
¿Te sientes cómoda en este género de novela negra?
Es un género que me gusta. Ahora, los lectores serán los que tengan que decir si les gusta cómo lo hago. Yo lo que quería era probarme y lo he disfrutado muchísimo. He intentado dar lo mejor de mí, confiando en que le guste a los demás. A mí me ha gustado mucho la experiencia.
Ahora te enfrentas a la ardua tarea de promocionar La conjura de la niebla pero ¿tienes ya algo en mente para el futuro?
Llevo ya meses trabajando en otra novela, pero no puedo hablar de ella. Quizá esté lista para editarla el año que viene. Veremos.