El Pontevedra Club de Fútbol dice adiós esta temporada a los fatídicos campos de hierba artifical que tantas veces se le han atragantado en el pasado. Al menos lo hace en lo que respecta a los partidos de liga debido a las exigencias impuestas en la Primera RFEF, puesto que en el día a día de los entrenamientos el campo de Xeve será el centro de operaciones durante gran parte de la temporada.
Será así por la ausencia de un campo de hierba natural para ejercitarse de manera regular y para no castigar en exceso el ya de por sí maltrecho verde del Estadio Municipal de Pasarón.
"En Pasarón trabajaremos los días que creamos oportunos y que nos lo permita el tiempo. El campo hay que protegerlo porque es el que tenemos", reconocía el día de inicio de la pretemporada el entrenador granate, Antonio Fernández.
El estado del césped es un problema que se arrastra temporada tras temporada en los últimos años, y que se evidencia sobre todo en el invierno con la época de lluvias, pese a los esfuerzos en su cuidado por parte del personal del club granate, pero la importante inversión que requerería un cambio completo (drenaje incluido) para solucionarlo hace que de momento sea inviable pensar en ello.
Esta situación contrasta con la que se va a encontrar el Pontevedra en liga cuando visite a muchos de sus rivales, y es que hasta cinco de ellos estrenarán césped natural la próxima temporada.
La obligatoriedad de contar con superficie natural ha obligado a equipos como el Unionistas y la UD San Sebastián de los Reyes a acometer obras para la instalación de césped en sus respectivos estadios, el Reina Sofía salmantino y el Municipal Matapiñonera madrileño. De hecho en el caso de Unionistas la inversión, cifrada en 300.000 euros, fue costeada con una campaña de apoyo entre sus seguidores y simpatizantes al deber asumir el coste el club pese a tratarse de una instalación municipal.
Otro rival que estrenará tapete es el AD Mérida, en el Estadio Romano José Fouto, en este caso sufragado por las arcas del ayuntamiento de la localidad en una inversión idéntica a la de sus rivales, 300.000 euros, que hace ver en qué cantidades se debería mover el Pontevedra en el caso de dar el paso en sus instalaciones.
Todavía sin cambiar está el Estadio Municipal Alfonso Murube de Ceuta, aunque con la intención de acometer la obra en los próximos días dado que contaba con césped artificial.
Por último, también se va a proceder a sustituir el césped del Estadio Municipal de Riazor de A Coruña, en su caso asumiendo el coste la promotra del festival musical celebrado el pasado fin de semana en el campo coruñés. Una solución que permitirá al Deportivo renovar sus instalaciones a 'coste cero'.
Además falta por confirmar todavía en qué estadio jugará sus encuentros el DUX Internacional de Madrid, que se mudará de casa para poder cumplir con las exigencias de la Real Federación Española de Fútbol.
A todo esto se suma que otro rival, el Linares, acometió la renovación de la superfificie de su estadio, Linarejos, en verano de 2021, mientras que los recién descendidos Fuenlabrada y Alcorcón estaban sometidos en la Liga de Fútbol Profesional a un fuerte control que obligaba al buen estado de la superficie de juego. Durante la temporada el Pontevedra visitará además campos como el Arcángel en Córdoba, el Nuevo Mirador de Algeciras, el Nuevo Vivero de Badajoz, el Reino de León, A Malata en Ferrol, el Bahía Sur de San Fernando, las ciudades deportivas del Cerro del Espino (Majadahonda) o Valdebebas (Real Madrid Castilla) y un Estadio La Balona del Linense en plenas obras de remodelación, completando el grupo un Celta B que podría llegar a recibir a los granates en Balaídos.