Está harto de repetirlo Ángel Rodríguez. Sería de necios no aprovechar el poderío áereo de contrastados rematadores de cabeza como Charles o Rufo. Conscientes de su superioridad en los remates de cabeza, el juego granate ha derivado, sobre todo en las últimas jornadas, en bombardeos constantes al corazón del área en busca principalmente de la testa del máximo goleador del Pontevedra, que con nueve certeros cabezazos lleva de cabeza al conjunto de Pasarón a por el ascenso.
El primer tanto de la temporada llegó a través de un centro lateral rematado de forma magistral por Charles. Fue en la primera jornada de liga en Pasarón contra el Compostela, cuando los granates no habían perfeccionado todavía su principal arma de guerra. Repitió el ariete brasileño a la jornada siguiente en Móstoles para poner a los suyos por delante de un marcador que acabaría igualado en una de esas aciagas tardes de comienzos de liga en las que los granates no cerraban los partidos y terminaban por regalaron puntos en los minutos finales de los duelos.
Hubo que esperar tres jornadas para encontrarse con otro cabezazo letal del que, en lo que a partidos oficiales a nivel estatal se refiere, ya es el máximo goleador histórico del Pontevedra. Fue para iniciar el proceso de resurrección de un equipo que parecía no dar con la tecla. El testarazo de Charles abrió el camino de la igualada en Pasarón contra el Arenteiro, un partido que sirvió como punto de inflexión en el devenir del equipo de Ángel Rodríguez.
Fue en este choque, tras el descanso, cuando el preparador leonés vio la luz. Encontró acomodo para sus dos arietes, descubrió el peligro de las subidas al ataque de sus laterales y apostó por la calidad y capacidad asociativa de sus interiores. Una receta que fue perfeccionando en jornadas posteriores y que sirvió para dar brillo a un recurso del balompié de antes, pero con la movilidad y dinamismo del fútbol de ahora.
En Luanco, el centro lateral no fue decisivo, pero sí una semana más tarde en la Boa Vila. Contra el Llanera otro cabezazo de Charles, el cuarto, abría el camino de una goleada el día del 80 aniversario de la entidad.
En Segovia el Pontevedra ganó, pero perdió a Rufo por lesión y con él una de sus grandez bazas aéreas. No se resintió el Pontevedra que, lejos de buscar otros caminos hacia el gol, potenció todavía más su principal virtud. De los ocho partidos posteriores, los granates ganaron seis. El primero una semana después para remontar con dos certeros cabezazos de Charles y Javi Rey un complicado enfrentamiento contra el Coruxo.
Los tropiezos contra los madrileños Adarve y Navalcarnero redujeron la cuota goleadora de los granates, que ya se situaban como los principales artilleros de la categoría. Volvieron a golear en Avilés sin ataques aéreos efectivos. Pero en las cuatro últimas jornadas, el centro lateral volvió a funcionar como la autopista granate hacia el gol. Desde la derecha principalmente, con Seoane como secundario de lujo. Pero también desde la izquierda.
Empezando por el final, Samu Araújo se estrenó en el Helmántico para abrir la lata con un preciso centro que Charles convirtió en genial asistencia. Luego la picardía de Romay hizo buena una falta botada al punto de penalti por Yelko. Una semana antes, contra el Ceares, era Brais el que firmaba un remate picado más propio del pichichi brasileño, quien tampoco faltó a su cita al redondear la goleada con un cabezazo más violento que muchos disparos que se han visto a lo largo de la temporada en Pasarón.
En Langreo, Charles también inició el camino de la remontada de cabeza y una semana antes en Pasarón contra el Arosa, los granates sumaron los tres puntos por otro certero cabezazo de un rematador que juega en 2ªRFEF pero que sigue siendo de primera, categoría a la que el Pontevedra va de cabeza.