'Sorpasso' en Huelva al decano del fútbol español de la mano del exgranate Antonio Fernández

Pontevedra
19 de mayo 2021

El exentrenador de Villalonga y Alondras acaba de conseguir el ascenso a 2ª RFEF con el San Roque de Lepe, al que llegó hace temporada y media para salvarlo del descenso a Preferente y, al año siguiente, colocarlo por primera vez en la historia en una categoría superior a la del Recreativo de Huelva

Antonio Fernández Rivadulla, entrenador pontevedrés del San Roque de Lepe
Antonio Fernández Rivadulla, entrenador pontevedrés del San Roque de Lepe

"Estoy muy orgulloso de haber podido vestir la camiseta del Pontevedra, pero no fue mi mejor temporada, fue un año malo, me quedó mal sabor de boca". Es el recuerdo de su paso por Pasarón de Antonio Fernández Rivadulla, exfutbolista y granate de corazón, que acaba de conseguir su mayor éxito como entrenador: ascender al San Roque de Lepe a 2ª RFEF.

Con el ascenso bajo el brazo, Fernández se centra ahora en diseñar el proyecto para la próxima campaña. Una temporada que será histórica porque es la primera vez que un equipo de Huelva estará por encima del decano del fútbol español, el Recreativo, que con otro exgranate a los mandos, Carlos Pouso, consumó su caída a la quinta categoría del fútbol español.

"Es duro porque es la primera vez en 138 años de historia que cae a la quinta categoría del fútbol nacional y también será la primera vez que hay otro club de la provincia de Huelva que, deportivamente, está por encima del Recre. Institucionalmente nunca lo estará porque es el club más histórico de España", recuerda el técnico.

Aun así, no deja de prestar atención al conjunto de Pasarón, que el próximo domingo tiene una de las citas más importantes de su historia reciente. "Lo único que deseo desde la distancia es que el domingo ganen y mantengan ese estatus de seguir en 2ª RFEF y listo", asegura el preparador pontevedrés. 

Es incapaz de ocultar Antonio su satisfacción por el logro conseguido. En año y medio fue capaz de evitar la caída del club a Preferente y conducirlo a la nueva 2ª RFEF. "El San Roque llevaba varios años salvándose en la última jornada. Cuando llegué yo estaban de décimoséptimos con 5 puntos, cuando se para por la pandemia, estábamos décimos a doce puntos del cuarto y 16 sobre el descenso", destaca este entrenador que tuvo que hacer las maletas porque, a pesar de ser capaz de ascender al Villalonga a Tercera División, mantenerlo al año siguiente siendo uno de los equipos revelación de la temporada y clasificar después al Alondras al playoff de ascenso a Segunda B por dos años consecutivos; no le llegó la oportunidad en Galicia de dar el salto competitivo que anhelaba.

El objetivo inicial del conjunto onubense para esta temporada era el de luchar por el ascenso. "Nos propusimos estar en la zona alta de la clasificacion pero había equipos con más presupuesto que nosotros", puntualiza Fernández. Cerraron una primera fase brillante como campeones de su grupo y en la fase por el ascenso fueron capaces de sobreponerse a una inesperada sequía goleadora, con dos derrotas en las primeras jornadas, para acabar en segunda posición. 

Aunque todavía continúan con celebraciones y recepciones oficiales, el técnico gallego piensa ya en el próximo curso en el que todavía no puede asegurar al cien por cien su continuidad en Lepe a pesar de tener dos años más de contrato. "Pueden echarme mañana o que venga otro club con otras características y llame a mi puerta", matiza. De seguir, está convencido de que la competencia va a ser feroz. "Pasaremos de ser un equipo protagonista a ser un equipo con la vitola de conseguir la salvación. Eso no me da miedo, será un desafío muy bonito. Pasaremos de jugar contra el Córdoba B a jugar contra el Córdoba en el Arcángel delante de 10.000 personas". No es la primera vez que firma una machada así, con el Villalonga ya fue capaz de tomar San Lázaro. 

Su estancia en Lepe, permanencia y ascenso incluido, le ha servido a Antonio Fernández a madurar y mejorar como entrenador. "Son experiencias como entrenador que te hacen mejor, no solo se puede estar a caballo ganador", puntualiza. Ahora su libreto es mucho más diverso y aunque prefiere no elegir bando en la lucha entre entrenadores de mano dura y mano blanda, sí que admite tener un estilo muy marcado. 

"Me gusta el buen trato de balón y juego combinativo. Pero hay que saber utilizar los recursos de las plantillas para sacar otro rendimiento, bien contragolpeando en velocidad o defendiendo en bloque bajo", se define Fernández. Lo que es innegociable para él es la presión tras pérdida. "Al perder el balón quiero un equipo ordenado, que muerda y que defienda alto. Pero eso origina unos esfuerzos y orden táctico del equipo brutal a la hora de defender", reconoce sin miedo admitir que su metodología "sí está funcionando". Su palmarés en su corta experiencia como entrenador así lo atestigua. 

La preparación del equipo va mucho más allá del juego, Fernández presta mucha atención al estado anímico de los jugadores, sobre todo de los que menos minutos tienen. También considera fundamental contar con psicólogos y nutricionistas en su equipo para sacar el máximo rendimiento de los suyos.

PASADO GRANATE

Sacar la mejor versión de sus futbolistas es su obsesión y es algo que no pudo ofrecer a la hinchada de Pasarón y que todavía hoy, diez años después, hace que se lamente. "Venía de haber jugado doce playoffs, tres seguidos con el UD Ourense, y con mucha experiencia en la categoría. Decidí dejar el Ourense en pretemporada porque me llama el Pontevedra. Me hacía mucha ilusión porque mi madre es de Pontevedra y mi padre jugó allí cuatro años", explica su llegada a Pasarón.

Sin embargo, el que era mediocentro del equipo que dirigía Milo Abelleira el primer año después del descenso a Tercera nunca encontró su posición. "Hubo detalles que no me ayudaron", confiesa. "Me presioné demasiado, vivía con mis padres y en vez de ayudarme me perjudicó porque ellos también estaban ilusionadísimos. No estaba cómodo. Y después también viví cosas que yo como entrenador no haría, pero que ahora también me sirven en mi faceta de entrenador", argumenta Fernández.

Al finalizar la temporada, después de caer en la primera ronda de la fase de ascenso contra el Español B, el club decide no renovar su contrato. Reconoce haberse sentido dolido, pero "la ilusión que me hizo vestirme de granate y jugar en Pasarón ya no me la va a quitar nadie. Cumplí un sueño", remata este prometedor entrenador formado como futbolista en la Juvenil de Lérez y que no pierde la esperanza que el tren de su carrera en los banquillos haga en algún momento una escala en la estación de Pasarón. "Si algún día tiene que suceder, sucederá".