No es Pasarón una plaza acostumbrada a regalar cariño a los inquilinos del banquillo local. La del Pontevedra es una afición tan entregada como exigente. Desde las gradas se ha señalado a históricos entrenadores del club como a Jose Aurelio Gay o a hombres de la casa como Rafa Sáez. Tampoco Luisito, ascendido a ídolo tras el regreso a Segunda B y reclutado ahora como mesías, se ha librado de las iras del respetable.
Pero ningún preparador ha conseguido tener en el Fondo Norte una pancarta con su cara o un club de fans impaciente por escuchar cada domingo la palabra del señor, el de Teo. "Luisito e Basta", un eslogan que forma ya parte del libro de historia del Pontevedra CF. Un eslogan que incluye que el trabajo y sacrificio es innegociable; la disciplina, una obligación; y el juego agresivo, vertical y ofensivo, la comunión con la parroquia granate.
Luisito no es Jesús Ramos, ni Luismi. Tampoco Carlos Pouso. Delante de los micros, los primeros son entrenadores de pocas palabras, discretos, de los que no levantan la voz en público. El segundo se sentía más cómodo con el objetivo de la cámara apuntándolo. El sentido del humor lo comparte con su compañero de profesión. Pero, aunque el juego "parabrisas" no le gustaba, a la hora de enfrentar las preguntas de la prensa sí que sabía marear el balón.
Nadie olvida "o puto playoff", una airada reacción para proteger a su plantilla de la presión y exceso de optimismo de un equipo diseñado para la permanencia. No fue la única. Por defender a su presidenta se enfrentó a su propia afición, a la que ya pidió disculpas, y a la que ahora tratará de volver a meterse en el bolsillo. Con la misma intensidad también abre su corazón. Muchos recuerdan su emoción al recordar a "mamá" el día del ascenso.
De fútbol también se habla en sus ruedas de prensa. "Xogamos un fútbol de mentira", no duda en reconocer cuando su equipo mantiene el balón pero no genera peligro, por no recordar sus "trocos de sistema", varias veces en el mismo partido en ocasiones, para reconducir una situación adversa. Algo que muchos han echado de menos esta temporada.
Pero el verdadero Luis Míguez está en el interior del vestuario. Bajo su brazo porta una báscula a cuyo escrutinio tendrán que someterse a diario todos los jugadores de la primera plantilla. "Estar por riba do teu peso é como xogar con pesas nas pernas", primer mandamiento del decálogo de este viejo conocido del Pontevedra.
La intensidad en cada sesión de entrenamiento es el segundo y el rigor táctico, el tercero. Y ahí el técnico es implacable. Luisito exprime al máximo el jugo de su plantilla. Una presión en ocasiones difícil de soportar para los futbolistas, a los que no duda en premiar con buenas palabras y reconocimiento público cuando se asegura de que su esfuerzo es absoluto.
Sobre el verde, el Pontevedra de Luisito nunca deja de correr. "Se non das máis do 100 %, non lle gañamos a ninguén". Es su máxima. Pero detrás de ella habrá un equipo sólido y bien trabajado. Su tendencia hacia la presión alta y el juego vertical casa con los gustos de la tribuna de Pasarón.
Los puntos más fuertes de la plantilla que tendrá Luisito a su disposición están de medio campo hacia delante. Cinco extremos de calidad, con regate, velocidad y gol favorecerán la asociación por bandas. Y en el área, aguardan dos arietes de otra categoría para finalizar jugadas en la zona de castigo, en lugar de controlar balones caídos del cielo. La altura de los laterales y sus llegadas a línea de fondo eran también una seña de identidad del Pontevedra que llegó a jugar el playoff de ascenso.
En aquella época situarse en la zona noble de la clasificación era un premio, ahora es una obligación. La excusa del "puto playoff" ya no tiene vigencia y esa presión, nervios o ansiedad que planea sobre el templo granate será el principal obstáculo que tendrá que superar el nuevo Pontevedra de Luisito. Restan seis semanas, seis finales en las que la victoria es una obligación.
El máximo esfuerzo es imprescindible en este sprint final, y el candidato ideal para hacer que "una de las mejores plantillas de Segunda B", como dijo Lupe Murillo antes de visitar Barreiro; rinda a su nivel es Jose Luís Míguez, porque "Luisito e basta".