Lo del Pontevedra con las jornadas matinales lleva camino de convertirse en una enfermedad crónica. Pasan las temporadas, cambian jugadores y entrenadores, pero a menudo cada vez que a los granates les toca madrugar, se despiertan con el marcador cuesta arriba casi antes de salir del vestuario y una misión muy complicada de superar. E O Vao no fue una excepción. Un Coruxo, hasta entonces negado ante el gol, aprovechó las "gentilezas" de la zaga pontevedresa para adelantarse con dos goles en sus dos primeras y casi únicas acciones ofrensivas de la primera parte, para luego convertir su área en una trinchera insalvable para un Pontevedra que, en un escenario así, necesitaba más que nunca al sancionado Charles.
Además, los visitantes vieron como fueron dos exjugadores granates los que abrieron y cerraron el marcador rival, en un partido en el que el Coruxo estuvo inspirado, tanto como desacertado un Pontevedra que se deja la imbatibilidad liguera de una forma muy dolorosa, alejándose de su objetivo.
Poco tardó el Coruxo en cobrarse la "ley del ex". Lo hizo cuando apenas había transcurrido el primer minuto de juego en un excelente pase filtrado por Aitor Aspas a la espalda de los centrales granates, para Rivera. De un mal control de éste nace una dejada para Jacobo Trigo, que a placer batió por raso a Mario Fernández.
El gol tempranero echaba por tierra cualquier planteamiento previo que pudieran tener ambos entrenadores y lo cierto es que el Pontevedra se hizo dueño del balón, aunque sin inquietar la meta de un bien plantado Coruxo, que esperaba con paciencia la ocasión de golpear de nuevo. Y la tuvo a los 13 minutos, en una falta lateral bien colocada en el segundo palo por Antón de Vicente, que remató Rivera de cabeza, sin apenas oposición, pero cruzando el balón en exceso y dejando escapar la posibilidad de abrir más la brecha en el marcador.
Pero lo que no llegó a balón parado lo hizo en una contra fulminante de los hombres de Míchel Alonso. Un balón largo sobre Silva, sirve para que el delantero verde "siente" con un amago a Churre y se marche sólo para levantar la cabeza y ver a Mateo, poniéndole el balón en el punto de penalti, desde el que fusiló el 2-0, sin que ningún defensor le siguiera en su llegada al área. El Coruxo había hecho en 17 minutos los mismos goles que en las siete jornadas anteriores.
Hasta el minuto 20 no dio el primer síntoma de peligro el Pontevedra, lo hizo en un centro de Álex González, al que no llegó por centímetros Rufo. Muy poco para el primer cuarto del partido.
Mismos protagonistas para la siguiente acción ofensiva, en este caso con más peligro, pero Amigo se jugó el tipo, consiguiendo tapar el remate del delantero visitante.
El Coruxo había comenzado un ejercicio de supervivencia, acumulando hombres en la defensa de su área y confiando su suerte a que los de Jesús Ramos no encontrasen las vías de penetración en ese entramado defensivo, mientras dejaban a Silva como destinatario de cualquier balón directo que les pudiese dar unos instantes de desahogo.
Al filo del descanso, los granates pudieron recortar distancias, pero el lanzamiento de falta desde la frontal, a cargo de Imanol García, lo mandó Amigo a la esquina.
Movió ficha Jesús Ramos en el descanso. Obligado a arriesgar prescindió de ambos laterales para dar entrada a Borja Martínez y Óscar Fernández, pasando a jugar con tres centrales, incrustando a Imanol entre Churre y Xisco, para dar salida al balón, y confiando a Álex González toda la banda izquierda.
Lejos de resultar positivo, el cambio de sistema fue aprovechado por el Coruxo para, sin necesidad de tener el balón, crear peligro casi en cada ocasión que pisaba terreno contrario. El conjunto verde tenía además el santo de cara y de un rebote sacaría un nuevo gol, de nuevo con un "ex", Rivera, ejecutando la famosa "ley". El balón le llegó rebotado, a los 58 minutos, y Rivera aprovechó la defectuosa colocación de Mario para colocarle el balón por raso y sentenciar el partido, por si no lo estuviese ya.
En el haber del Pontevedra poco que reseñar (un disparo de Martín Diz y poco más que confirmar que no era el día, cuando hasta Rufo falló en el descuento lo que no suele). Intentó lavar su deteriorada imagen, buscando al menos reducir diferencias sin bajar los brazos, pero el Coruxo se mantenía firme e intenso, sin conceder opciones a un equipo granate carente de chispa e ideas, que en esta ocasión estuvo irreconocible, dejando su imbatibilidad en O Vao, como consecuencia de su endeblez defensiva y falta de inspiración en la construcción.
CORUXO FC (3): Amigo; Martín Fuentes, Andriu, Pablo Crespo, Manu; Antón de Vicente, Jacobo Trigo (Jonatan Vila, minuto 76); Rivera (Torrado, minuto 72), Mateo (Álex Ares, minuto 59), Aitor Aspas (Valiño, minuto 76); y Silva.
PONTEVEDRA CF (0): Mario Fernández: Santi Figueroa (Borja Martínez, minuto 46), Churre, Xisco Campos, Eneko Zabaleta (Óscar Fernández, minuto 46); Imanol García, Adrián Cruz (Pol Bueso, minuto 61); Oier Calvillo, Jorge Fernández (Martín Diz, minuto 60), Álex González (Iñaki, minuto 72); y Rufo.
Árbitro: Gorka Mazo Maruri (Castilla-León), auxiliado en las bandas por Diego Ibáñez Saiz y Rubén Gámez Illera. Amonestó a Rivera, Jacobo Trigo y Pablo Crespo, por parte del Coruxo, y a Xisco Campos, por parte del Pontevedra.
Goles: (1-0) Minuto 1: Jacobo Trigo. (2-0) Minuto 17: Mateo. (3-0) Minuto 58: Rivera.
Incidencias: Partido de la octava jornada de liga en Segunda División B disputado en el Campo de O Vao (Coruxo-Vigo), con asistencia limitada a 500 espectadores por motivo de las restricciones sanitarias.