Hazaña de Elsa Pena: Bronce europeo después de correr dos kilómetros descalza
Por Manu Otero
Último segmento de la Copa de Europa. La triatleta guardesa Elsa Pena corre en las posiciones de cabeza. Buenas sensaciones y aroma a podio hasta que un mal apoyo, una torcedura de tobillo está a punto de dar al traste con la ilusión de brillar en una de sus primeras apariciones en competiciones continentales en categoría júnior después de meses sin competir por la pandemia de la Covid-19.
"Perdí un zapato", resume Pena la consecuencia de ese mal paso. "En menos de un segundo me planteé tres opciones. Parar a ponerme el zapato no me salía rentable, correr solo con uno tampoco, así que de una patada me saqué el otro y seguí corriendo", explica la prometedora triatleta cómo se lanzó a por el podio europeo con más de dos kilómetros de carrera a pie por delante sobre el abrasador asfalto de Riga.
"Yo no me arrepiento, pero mis pies un poco sí", bromea con la medalla ya colgada de su cuello. Más doloroso fue el precio para conseguirla. "Nunca había corrido descalza", contextualiza la joven deportista de 16 años. "Al acumular los primeros metros ya empezaba a notar las heridas, en los últimos me dolía muchísimo", reconoce sin habérsle pasado nunca por la mente tirar la toalla y con la imagen grabada a fuego de las plantas de sus pies con una mezcla del color rojo de su sangre y negro del polvo acumulado sobre el pavimento letón.
"Me acordaré toda la vida", confiesa la triatleta tres días después de la carrera. Desde que se subió al avión para poner rumbo al país báltico, en su interior y en el resto de compañeros de expedición sabían que no iba a ser una competición cualquiera. "Tenía muchísimas emociones. Por un lado, muchas ganas porque casi no habíamos competido este año. Por otro, nervios porque esta prueba me imponía bastante", explica Pena el cóctel de sensaciones.
Desembarcó en Riga sin marcarse ningún objetivo concreto de cara a la carrera. "No se puede contar con ningún resultado", dice como respuesta a si esperaba un resultado tan bueno en la primera carrera posterior a la explosión de la pandemia del coronavirus. De la terminal, directos al hotel, donde permanecieron confinados hasta que los organizadores los llevaron en furgoneta a una carpa para realizar un análisis que descartara cualquier positivo entre el combinado español.
Superada la prueba, pudieron acudir al día siguiente a reconocer el circuito y luego, a competir. "Iba todo rodado, salí del agua en posiciones delanteras y en bici iba con mi compañera Iratxe y nos entendímos bien", explica Pena cómo se fraguó su gesta. Ya en solitario no le quedó más remedio que seguir remando. "Mis compañeros se quedaron descolocados al verme pasar en la segunda vuelta sin calzado", recuerda entre risas.
Al acabar la carrera las bromas continuaron. No faltaron las referencias a uno de los ídolos del deporte, Iván Raña que ya tiene acostumbrado al público a sus carreras descalzo. "¡Qué valor tiene ese hombre!", exclama la joven triatleta ahora que experimentó ese sufrimiento en sus propias carnes.
Superada la primera prueba importante de la temporada, Elsa no aparta la vista del próximo examen: el Campeonato de España de Triatlón Sprint de Pontevedra que se celebra este fin de semana. "Tengo muchísimas ganas, a Pontevedra voy a llegar seguro", afirma convencida a pesar de la inflamación que tiene todavía en sus gemelos y las heridas en las plantas de sus pies, que le impedirán entrenar durante buena parte de la semana.
"Este martes ya fui a nadar y lo llevé bien, aunque las heridas pican un poco", asume con naturalidad. "La bici todavía no la probé pero no creo que vaya a pasar nada, el problema va a ser correr", confiesa. El abandono nunca es una opción para ella, así que su cabeza cavila ya a toda velocidad cómo solucionar el problema de sus pies. "Pensé en poner alguna venda, pero tiene que aguantar la natación, que no se me caiga, que no se llene de agua y que no pese", enumera una interminable lista de peros que, a buen seguro, solventará antes de las 13 horas del domingo cuando saltará al agua en la última prueba del campeonato.
Aunque muchos la señalan como una de la grandes promesas del triatlón español, Elsa Pena trata de huir de cualquier etiqueta y de grandes objetivos. "Lo mío es trabajar día a día. Ahora me va bien pero un día puede pasar cualquier cosa. Además hay gente que es mejor que yo", asegura con tanta madurez como humildad.
Dos atributos que son innegociables para la construcción de un buen triatleta y que la joven guardesa tiene bien interiorizados. Su entrenador en el CGTD, Jonathan Cancela, da fe de ello. "Es moldeable, bastante disciplinada y, la mayor parte de las veces, disfruta de lo que hace", sostiene el técnico, quien también destaca de ella que "es muy valiente y dificilmente se hace pequeña ante un gran reto".
En Riga ya lo demostró. Ahora, la que se coronó campeona cadete de España en su primer año en la categoría, afronta otro reto colosal. También en su primer curso como júnior. Correrá magullada, pero lo hará en casa y con la fuerza de un bronce tan sufrido como inolvidable.
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