El Pontevedra se diluye: Seis partidos sin ganar con tres goles a favor y once en contra

Pontevedra
27 de enero 2020

El efecto Pouso, que llevó a los granates a rozar los puestos de playoff a base de solidez defensiva, goles y seriedad a domicilio, desaparece con las últimas derrotas de un equipo sin gol, sin ideas, sin carácter e inseguro en defensa

Partido entre el Pontevedra CF y el Racing de Ferrol en Pasarón
Partido entre el Pontevedra CF y el Racing de Ferrol en Pasarón / Diego Torrado

Vuelven a sonar las alarmas en Pasarón. El Pontevedra acumula seis partidos sin ganar, el equipo vuelve a ser impotente a domicilio y en el horizonte aparecen amenazantes dos de los mejores equipos del grupo I de Segunda B. A pesar de la mala dinámica, el equipo sigue teniendo cerca los puestos de playoff y el debut de Rufo supone un halo de esperanza para corregir uno de los numerosos males del equipo de la Boa Vila; la falta de gol.

De los doce partidos dirigidos por Carlos Pouso, la escuadra granate suma cuatro victorias, tres empates y cinco derrotas, incluida la eliminación de Copa del Rey frente al Ibiza. Pero ese botín de trece puntos fue cosechado en los seis primeros duelos con el vizcaíno sentado en el banquillo. Desde la victoria frente al Rayo Majadahonda del 14 de diciembre del 2019 en pasaron, el Pontevedra no levanta cabeza. Los datos son indiscutibles. El efecto Pouso ha desaparecido.

La llegada del nuevo entrenador supuso un soplo de aire fresco para un equipo deprimido. Su llegada disipó de un plumazo los problemas del Pontevedra para puntuar a domicilio con victorias impensables en épocas anteriores en Las Rozas o en las Palmas. Además, el equipo consiguió demostrar que tenía gol al hacerle tres tantos al Marino y a Las Rozas, además de los dobletes frente al filial canario o al Rayo Majadahonda.

Esa alegría anotadora, diez tantos en seis partidos, que parecía haber conseguido el Pontevedra desapareció en el último partido del año. Los granates maquillaron la goleada recibida ante el Sanse con un tanto el los minutos finales. Pero la crisis goleadora se agravó en el 2020, en el que el Pontevedra solo fue capaz de anotar dos tantos. En algunos choques, como el del Internacional de Madrid, hubo múltiples errores en la finalización; en otros, como las primeras partes en O Vao o Gijón, los granates fueron incapaces de generar ocasiones de peligro.

La falta de gol es un problema serio que se agrava todavía más cuando hay fragilidad en el área opuesta. En los primeros choques de la era Pouso, el Pontevedra logró corregir los problemas de concentración en los minutos iniciales que dejaban a los granates sin opciones de victoria. Y cuando encajaban algún gol tempranero (Las Rozas o Las Palmas) demostraron fútbol y carácer para voltear la situación.

En esas seis primeras batallas, el Pontevedra solo recibió cuatro golpes. En las seis posteriores, once. Los granates fueron superados con claridad por equipos como el Sanse, el Ibiza, el Internacional de Madrid y el Sporting B. Derrotas en las que los errores defensivos, tanto individuales como colectivos, resultaron decisivos.

Doce jornadas después de la llegada de Pouso, el Pontevedra sigue en el mismo lugar. En novena posición, pero un punto más cerca del play-off (a cuatro) y uno más lejos del descenso (a cinco). Pero es urgente corregir los síntomas de depresión que lleva exhibiendo el cuadro granate en las últimas jornadas. ya lo advirtió Churre la pasada semana al advertir que no solo están cerca los puestos de ascenso, también los de descenso. Y los dos próximos partidos serán contra el Ibiza y Atlético Baleares, dos de los equipos más en forma de la competición que pueden ahondar todavía más en la herida granate.

La irregularidad en ambas áreas no es el único problema que está exhibiendo el Pontevedra, los de Pouso siguen pecando de falta de recursos e ideas para iniciar y construir jugadas. El balón largo de los centrales en busca de la cabeza del delantero está volviendo a ser un método más que un recurso, las apariciones de jugadores llamados a marcar la diferencia en el último tramo del campo como Romay y Álvaro Bustos son muy intermitentes, los pases a la espalda de la defensa, sobre todo a la de Jaouad o Pol Bueso, siguen generando el caos en la zaga y el equipo sigue careciendo de un especialista para el puesto de lateral izquierdo.

Y la respuesta desde el banquillo tampoco está surtiendo efecto. Carlos Pouso no ocultó su enfado con la actuación de sus jugadores tras la derrota frente al Sporting B y criticó con dureza la actuación de los suyos. "Esta cara de la primera parte es de un equipo de descenso. Nosotros hemos ladrado y ellos han mordido. hemos jugado al gilifútbol. Nos tenían que haber hecho volver andando para que espabilásemos de una vez", declaró tras la última derrota.

No es la primera vez que alza la voz contra su plantilla. Lo hizo en el entrenamiento del miércoles antes de viajar a Gijón y también después del partido frente al Internacional de Madrid. Sus quejas se dirigieron también a la dirección deportiva después del empate sin goles frente al Racing de Ferrol al señalar que no realizó los tres cambios porque ningún jugador del banquillo podría aportar un granito de arena al equipo en la búsqueda de la victoria.

La llegada de Rufo, que será la referencia ofensiva del Pontevedra durante esta y las dos próximas temporadas, y de José García darán mayor profundidad al ataque del Pontevedra, que sigue trabajando en la incorpocación de un defensor y un centrocampista para construir un equipo más fiable y regular.