Ni el Celta B ni la exhibición tarjetera del árbitro pueden con un sólido Pontevedra (0-1)
Por Ramiro Espiño & Diego Torrado
Difícil de explicar que un partido en el que no hubo una sola patada ni una acción violenta termine con nueve jugadores amonestados (tres del Celta B y seis del Pontevedra), en un arbitraje que desquició especialmente a los granates en la primera mitad (cada falta llevaba consigo tarjeta), rompiendo el ritmo de juego e impidiendo que en Barreiro se viese un espectáculo acorde con la calidad que atesoran muchos de los jugadores presentes en el césped.
Y menos mal que el colegiado debió recapacitar en el descanso sobre su "rapidez", aunque cuando lo hizo ya era tarde para mejorar en lo futbolístico un partido trabado en el que el Pontevedra puso lo mejor, en cuanto a juego y ocasiones, hizo un golazo obra de Borja Domínguez para mantenerse en la pugna por los puestos de play-off y volver a ganar a domicilio después de tres derrotas consecutivas lejos de Pasarón.
El equipo granate hizo un partido serio, sin concesiones defensivas, no muy brillante (tarea poco menos que imposible ante el "desafinado concierto de pito" del colegiado) pero con las ideas muy claras y conocedor de cómo neutralizar las armas del filial celeste, tanto que los locales únicamente pusieron en peligro a Edu en dos acciones consecutivas cuando el partido había entrado ya en el descuento.
Movió piezas Luismi en su once inicial, situando a Campillo en el lateral derecho para cubrir la baja por sanción de Nacho López, dando entrada en el once inicial a los fichajes del mercado de invierno, Álvaro Bustos y Borja Domínguez, y devolviendo la titularidad a Arruabarrena, con lo que Berrocal y Javi Pazos, además de Pibe, pasaban al banquillo.
Con ambos equipos posicionados con un sistema similar en 4-2-3-1, el Pontevedra trataba de robar para salir en velocidad hacia el área local, mientras los celestes intentaban hacerse con el control del balón. Un par de acciones a balón parado crearon problemas a la defensa granate, mientras un disparo desviado de Borja Domínguez fueron los primeros síntomas de peligro.
Esos síntomas se acrecentaron claramente en un corner lanzado por Borja Domínguez, jugada ensayada, para Kevin Presa, que no acertó desde el punto de penalti, mandando el balón muy cerca del poste. La respuesta celeste la puso "Manolito" Apeh, que se fue en velocidad pero cruzó demasiado ante Edu.
Tampoco faltó la jugada polémica, con un más que posible agarrón de Diego Alende a Arruabarrena, que buscaba un centro de Campillo. El delantero granate reclamó con insistencia un penalti que pareció existir pero que no señaló el colegiado
Todo ello había pasado en sólo 25 minutos, los mismos que el árbitro empleó para demostrar que la cosa podían acabar con alguno de los protagonistas prematuramente en la ducha, sacando nada menos de cinco tarjetas amarillas (luego serían siete en total en la primera parte), aunque con desigual reparto (a Ibán Salvador, Arruabarrena, Kevin Presa, Romay y David Castro), la mayoría de ellas excesivas e injustificadas en un partido en el que hasta entonces no se había producido ni una sola acción dura.
La rigurosidad arbitral había sacado del partido al Pontevedra, permitiendo que el Celta B se hiciese con el mando, encerrando a los visitantes en su área a base de faltas en una de las cuales los vigueses pidieron también penalti por mano de Romay, que se produjo fuera del área, insistiendo los hombres de Rubén Alvés en reclamar además la segunda amarilla para el de Malpica.
Un arbitraje desconcertante y puntilloso había deslucido una primera parte sin control ni continuidad, llevando a los equipos a vestuarios con la sensación de que el protagonista había sido aquel cuyo objetivo debería ser pasar desapercibido.
La segunda parte no arrancó mejor. Con el partido trabado y el árbitro incrementando sus "víctimas", el Celta parecía tener algo más de presencia ofensiva, hasta que en Barreiro se dieron cita tres de los jugadores de más calidad individual del partido para adelantar al Pontevedra. Romay conectó con un pase al primer toque con Pedro Vázquez quien se llevó consigo a cuatro defensores entrando en el área para ceder a la frontal, allí estaba un desmarcado Borja Domínguez para soltar un latigazo que se coló por raso junto al poste.
Luego aún hubo tiempo para que Ibán Salvador (pena de jugador, con tanta calidad como acciones innecesarias y antideportivas) intentase provocar la expulsión de Pedro Vázquez, simulando un golpe inexistente, antes de que su técnico, Rubén Albes, optase por un prudente cambio en evitación de males mayores.
Pero los granates, al verse en ventaja, adquirieron mayor confianza y pudieron sentenciar. Primero fue Romay quien remató fuera y luego en la más clara del partido, una dejada de Pedro Vázquez, magnífico, que no pudo aprovechar Álvaro Bustos, quien desde muy cerca estrelló su remate en el larguero.
A partir de ahí, los de Luismi, bien colocados y firmes atrás, controlaron el partido sin más apuros que las acciones aisladas que era capaz de crear Bermejo, aunque para certificar la victoria aún tuvieron que sufrir una última ocasión, por partida doble, la más clara del conjunto celeste, en el tiempo añadido. Edu apareció, salvador como tantas veces, para tapar milagrosamente los remates a placer de Pampín y Víctor Pastrana.
R.C. CELTA DE VIGO "B" (0): Iván Villar; Diego Alende, Ros, Robert, Rai (Álex Serrano, minuto 85), Pampín, Alberto Solís, Dani Molina (Adrián, minuto 77), Apeh, Ibán Salvador (Víctor Pastrana, minuto 71) y Bermejo.
PONTEVEDRA CF (1): Edu; Campillo, David Castro, Churre, Adrián León, Kevin Presa, Álvaro Bustos (Pibe, minuto 77), Borja Domínguez, Pedro Vázquez, Romay (Berrocal, minuto 89) y Arruabarrena (Javi Pazos, minuto 62).
Árbitro: Germán Cid Camacho (Castilla-León) auxiliado en las bandas por Óscar Martín Pérez y Óscar Mate Rincón. Amonestó a Ibán Salvador, Diego Alende y Apeh, en el Celta B, y a Arruabarrena, Kevin Presa, Romay, David Castro, Churre y Borja Domínguez, en el Pontevedra.
Goles: (0-1) Minuto 61: Borja Domínguez.
Incidencias: Campo Municipal de Barreiro (Vigo). Unos 1.500 espectadores.
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