El Pazo de Lourizán, inspiración literaria para una lucha de sagas familiares que traslada al lector al siglo XIX

Pontevedra
24 de febrero 2023

Bajo la atenta mirada del Pazo de Lourizán, el escritor Fernando J. Múñez ha presentado este jueves su nueva novela, Antes se secará la tierra, su tercera obra, que llega tras el éxito alcanzado en los sectores en literario y audiovisual por La cocinera de Castamar, adaptada por Atresmedia en formato serie

Fernando J. Múñez en el acceso al Pazo de Lourizán
Fernando J. Múñez en el acceso al Pazo de Lourizán / Mónica Patxot

Bajo la atenta mirada de un Pazo de Lourizán intacto en su grandiosidad, pero que languidece de abandono, el escritor Fernando J. Múñez (Madrid, 1972) ha presentado este jueves su nueva novela, Antes se secará la tierra, su tercera obra, que llega tras el éxito alcanzado en los sectores en literario y audiovisual por La cocinera de Castamar, adaptada por Atresmedia en formato serie.

El reconocido escritor viajó hasta el pazo pontevedrés que Eugenio Montero Ríos usó como residencia de verano en su etapa de ministro de Gracia y Justicia. Al igual que en el siglo XIX era testigo mudo de reuniones políticas o de negociaciones como el Tratado de París (que en 1898 marcó el futuro de Cuba, Puerto Rico, Filipinas y Guam), en esta ocasión lo ha sido de la presentación de una de las novedades literarias del año, capitaneada por la editorial Planeta. 

El lugar elegido no ha sido inocente. El propio autor explicó, en la presentación ante los medios de comunicación que Lourizán le "sirvió de inspiración para contar la historia que está contenida en estas páginas"

Es esta construcción escenario de una "lucha feroz" entre dos estilos de vida que confluyen en el siglo XIX: el más tradicional de una familia hidalga dedicada a la ganadería y el pujante de una nueva casta de empresarios centrada en la minería. De una "historia de amores desgarrados, traición y venganza". 

Cuenta una historia protagonizada por dos familias, los Castronavea de Ourense (que residen en un pazo inspirado en Lourizán) y los Ordás de Ponferrada (León), cada una representando uno de esos dos modelos de sociedad contrapuestos que acaban chocando y luchan por prevalecer. 

Galicia tiene un gran peso en esta historia, que, pese a transcurrir en Ourense, se inspira en el Pazo de Lourizán porque el autor "tenía la historia en la cabeza, pero quería un pazo que no fuera el típico pazo señorial anclado en el medievo". Buscaba una construcción "más moderna" con la que "automáticamente el lector tuviera la sensación de que entraba en un tipo de casa señorial, hidalga, y la tuviera en la cabeza".

A través de las 480 páginas de esta nueva obra, a la venta ya en librerías desde esta semana, se describe casi fielmente el pazo pontevedrés que "nos lleva a ese tipo de construcciones decimonónicas", según el autor. "Por eso me inspiré en él", insiste. 

Pese a inspirarse en Lourizán, ha llevado la historia a Ourense porque, aunque Fernando J. Múñez conoce Pontevedra, no tanto como la otra provincia, "la que siempre he llevado en mis raíces", pues sus abuelos maternos eran de dos pequeños pueblos de Ourense, Fitorio él y Navea ella. 

En una comparecencia pública en el invernadero de Lourizán confesó "tengo la mitad gallega" y relató que de pequeño escuchaba hablar en gallego en casa y considera que esta tierra forma parte de sus raíces. Esta novela está, además, dedicada a su abuela, una persona a la que "ni le interesaba la riqueza ni la fama, lo único que quería en la vida era dar todo el amor infinito que tenía dentro".

"A mi yeya, que con su ejemplo nos enseñó que la ternura deja huellas imborrables", reza la dedicatoria del libro, una historia que siempre le ha rondado y que decidió escribir tras la muerte de su abuela. De hecho, la abuela de la familia Castronavea que protagoniza el relato recibe su mismo sobrenombre. "De alguna forma he querido inmortalizarla", explica. 

También está muy presente Galicia a través de su gastronomía, de la cocina que tanto le gusta al autor y de las "experiencias que yo tenía culinarias que quería que estuviesen en la novela". 

La historia de Antes se secará la tierra comienza en 1845, cuando el joven André de Castronavea regresa, doctorado en Leyes, al pazo gallego que lo vio nacer. El reencuentro con su familia le produce una felicidad inmensa, pero su mayor anhelo es ver a Iria, la hermanastra de su padre, poco mayor que él.  Empieza ahí una relación de amor imposible, pero también una historia de luchas entre familias cuando Isidro Ordas abre minas en las tierras de los Castronavea.

Es también una historia con ecos feministas. "Se conforma al principio desde un punto de vista casi patriarcal, decimonónico, en el sentido de que las familias están sustentadas por varones, las gobiernan los dos grandes patriarcas. Esto va a ir cambiando, es una historia de mujeres que de una u otra forma se van a empoderar en base a su propio contexto", explica Fernando J. Muñez.

Son mujeres "fuertes y poderosas" que "toman decisiones tan drásticas, tan humanas y tan caóticas como pueden tomar los hombres" y acaban empoderadas. Según ha explicado, ha querido contarlo así porque no quiere abanderarse como defensor del feminismo ni de ningún movimiento, pero sí recordar a las mujeres porque "están sufriendo muchísimo la sociedad victoriana"

Si La cocinera de Castamar transportaba al lector al siglo XVIII, esta nueva obra lo hará al siglo XIX y a "esa especie de luchas de las familias que todos de alguna forma hemos vivido, esas contradicciones que tienen as familias, que son lo más cercano y a la vez puede ser lo que más nos dañe en otros sentidos".