Tras diecisiete días y más de trescientas actividades, el Salón do Libro Infantil e Xuvenil ha cerrado sus puertas. Será, eso sí, hasta 2023. Lo ha hecho tras recuperar su formato habitual 100% presencial y recibir miles de visitas de familias llegadas de toda Galicia.
El broche de oro a esta edición, dedicada al arte y que tuvo a Euskadi como cultura invitada, lo puso el espectáculo Senta que hai baile de Pesdelán, que se representó con gran éxito este domingo en el auditorio del Pazo da Cultura.
Durante el acto de clausura, la concejala de Cultura, Carmen Fouces, ha adelantado que el equipo del Salón do Libro comenzará a trabajar en breve en la edición del año que viene. Hasta entonces animó a "seguir empregando os libros como instrumento para a paz".
La acogida por parte del público fue excelente y talleres, cuentacuentos y actividades para bebés cubrieron las plazas, al igual que sucedió con las del congreso de mediación lectora.
En las actividades matinales concertadas, unos 50 colegios de infantil, primaria y secundaria participaron de la programación, así como público de asociaciones, ciclos formativos, universidades o escuelas de arte que asistieron a talleres, cuentacuentos, espectáculos, encuentros con autores o visitas guiadas.
Un año más el Salón llegó a todos rincones de la ciudad y esta expansión contó entre otras actividades con la convocatoria de las residencias artísticas de la mano de Espazo Matrioska que dieron lugar al mural elaborado por ganadora Julia Lago, situado en los terrenos de Tafisa.
La Orbil Parade incorporó a su familia de ocho, dos estatuas nuevas que fueron intervenidas por alumnado de Bachillerato de Artes de la ciudad; y hubo actividades en barrios y parroquias, así como rutas artísticas de carácter familiar por la ciudad.
A toda esta actividad se sumó el éxito del préstamo de libros, con 400 ejemplares de los 4.000 con los que cuenta en la actualidad la biblioteca del evento.