Las "noches inolvidables" de Leiva e Iván Ferreiro en El Náutico
Por Natalia Puga
Iván Ferreiro y Leiva reeditaron este lunes el flechazo que hace años sintieron ambos por El Náutico de San Vicente do Mar, primero por separado y en los últimos tiempos en dúo. Ninguna de sus actuaciones deja duda de ese amor incondicional que le profesan y, tras su último concierto, lo confirmaron de forma clara y directa: "Son noches inolvidables, sobre todo para nosotros".
La declaración de amor culminaba a las diez y media de la noche dos horas de música en la que hicieron un repaso por las carreras musicales de ambos; se atrevieron con temas de sus antiguos grupos, Los Piratas y Pereza; y volvieron loco a un público que desbordó todas las previsiones abarrotando el propio recinto y la playa de A Barrosa.
En nombre de ambos, Iván Ferreiro dio a los entregados espectadores las gracias por "este momento" y el "super privilegio" de volver a vivir una noche mágica en el ya mítico local de San Vicente do Mar, como la que ya ambos protagonizaron un año atrás, en agosto de 2018, y en la que les acompañaron sobre el escenario Amaro Ferreiro y el teclista César Pop.
Tan inolvidable fue para los artistas como para los espectadores, un público cuya entrega crecía al tiempo que anochecía y, con el atardecer como telón de fondo, se adentraba en la "Marina D'Or, Ciudad de Vacaciones" de O Grove -así la llamó en varias ocasiones Iván Ferreiro- y se dejaba conquistar hasta que el Turnedo de Ferreiro puso el epílogo a una noche en la que todos se resistieron a marcharse y optaron por aguantar.
Por separado llenan todos los recintos en los que actúan, de modo que era previsible que un concierto juntos desbordaría cualquier espacio. Pese a todo, nada hacía pensar que este lunes la actuación programada en El Náutico dejaría las imágenes registradas, con espectadores que llegaron a mojarse los pies para poder seguirla desde la playa abarrotada y largas colas para entrar y salir de San Vicente durante la tarde y la noche.
Las entradas estaban agotadísimas, pero la falta de acceso al recinto no impidió a cientos de personas hacer cola ya desde las diez de la mañana para guardar un espacio en la playa, pegado a la valla que delimita el recinto, desde el que seguir la cita musical. Cuando llegó la hora del concierto, los espectadores sin entrada duplicaban a los que habían logrado una y una multitud ocupaba cualquier mínimo recoveco de las inmediaciones.
Finalmente, la perseverancia tuvo premio, pues el escenario dejó la habitual nave interior, se situó a pie de playa y Miguel de la Cierva, propietario del local, decidió retirar la valla de separación. El resultado: los fans incondicionales que llevaban cinco, ocho y hasta diez horas aguardando sobre su toalla tuvieron un balcón de lujo para presenciar la actuación.
El propio responsable del local reconoció que esta dimensión que está empezando a tener el local en los últimos tiempos "no me gusta y de hecho me preocupa" y anunció un esfuerzo extra para limpiar la playa, que quedó llena de basura tras el paso de cientos de personas durante horas. A través de una publicación en Facebook pidió "perdón" a los vecinos de todo San Vicente "por el atascazo".
Las voces se intercalaron y los papeles se intercambiaron, desde que Iván Ferreiro abrió la noche interpretando la canción de Leiva Afuera en la ciudad y ambos se estrenaron juntos con Ciudadano A de Ferreiro. Ya seco al final de la segunda canción, el de Nigrán pidió que le llevasen un mojito de la barra y empezó un duelo en el que empezaron diciendo un "nos odiamos a muerte" que nadie se creyó y acabaron fundidos en un abrazo con Amaro y César Pop girados hacia una playa que pasó de estar abarrotada a entrar en eclosión
Breaking Bad de Leiva y Los crímenes perfectos de Andrés Calamaro fueron caldeando el ambiente y cuando Amaro Ferreiro se animó a cantar en gallego el Miedo de Leiva -"teño medo medo medo. Non me gusta pensar que che teño medo, pero ti, por favor, non me teñas medo"- la temperatura ya había subido tanto que ni la brisa entumecía al público.
Las bromas entre los dos protagonistas principales animaron la noche. "Tenéis que disculpar a Leiva, está un poco nervioso porque hoy juega fuera de casa. "¿Qué me vas a decir? ¿Que tú viniste primero al Náutico?", sostuvo Ferreiro. "Yo hablo en el campo, como Diego Costas", argumentó Leiva y, entre pulla y pulla, se fueron declarando amor incondicional.
Leiva confesó que El equilibrio es imposible de Ferreiro es una canción que "me hubiera gustado escribir, pero no tuve el talento" e Iván le respondió que a él le habría gustado escribir su El Gigante de Big Fish. "Te agradezco mucho que me escribieras esta canción", le agradeció, tras insistir en que "la música es lo que uno siente cuando la escucha".
Cada uno tuvo su momento de gloria sobre el escenario y juntos compartieron muchos más y hubo tiempo para mensajes personales como el que Leiva envió a su pareja, la actriz Macarena García, presente en un reservado entre el público, a la que dedicó La llamada, tema por el que ganó el Goya a mejor canción original, y banda sonora de la película del mismo nombre protagonizada por ella.
Juntos pidieron silencio al público para cantar "una de las estrellas del repertorio", la interpretación de Amaro Ferreiro de una crónica periodística musicada sobre JC, que mató a su hermano con una pistola y 'recordó' mucho al público a la historia del Rey Emérito, Juan Carlos I. Y juntos se marcharon en silencio tras una tranca final con Promesas Que No Valen Nada de Los Piratas, Lady Madrid de Pereza y Turnedo.
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