"Siempre quise ser lo que soy", dice plenamente convencido este pontevedrés dedicado a la música como pianista, arreglista y también productor. Si hubiese posibilidad de hacer un Tetris con el tiempo, Adrián Solla Graña estaría sin duda en los primeros puestos. "La clave del éxito es saber organizar todo para poder hacerlo". Es su manual de instrucciones porque si no, difícilmente se entendería que alguien pueda sacarle tiempo al tiempo como él lo hace.
Está girando con Marta Sánchez, Nerea Rodríguez y Enrique Ramil. Además tiene contratados conciertos como Adrián Solla, acaba de participar en el Festival Internacional de Jazz e Blues de Pontevedra con MR RIVER; sigue haciendo los encargos que recibe como arreglista y hay algunos proyectos más de los que guarda un prudente silencio, tal y como obliga su profesión. A esto se suma, una vez que pase el verano, que enfila la recta final de la titulación Superior de Jazz en Madrid y que además imparte clases.
Sabe lo que son los directos ante miles y decenas de miles de personas con musicales como 'El jovencito Frankenstein', 'La familia Addams' o 'Ghost' en giras tributo con Brothers in Band, Bruce Brothers y con artistas como Natalia Rodriguez, Raoul Vázquez , Roi Méndez - salidos de Operación Triunfo -, Javier Gurruchaga, Carlos Segarra, Daniel Minimalia, Jaime Terrón, Budiño, João Afonso, y un largo etcétera.
En La Playlist se le pregunta si recuerda sus últimas vacaciones, de inmediato responde: "claro que lo recuerdo, nunca. Nunca he tenido diez o quince días para descansar". Y duda además que fuera capaz de estar "sin hacer nada". Su concepto de vacaciones es aprovechar que sus compromisos profesionales le permitan acercarse a su ciudad y poder estar unas horas con sus dos familias: la de sangre y sus amigos, entre los que por supuesto, están Ángel y Pablo Paz y Adrián Saavedra. Y es entonces cuando se puede dar uno de sus homenajes: "pasear de madrugada por Pontevedra y disfrutar de ese silencio que no hay en Madrid".
Cuesta creer, como cuenta en PontevedraViva Radio, que de pequeño, en el colegio "era muy cabroncete". Se reconoce también tímido y terco; aunque más que terquedad puede entenderse como perseverancia, con las ideas y objetivos muy claros. Y eso trae como consecuencia poder valorar satisfactoriamente lo que ha conseguido hasta ahora. Y seguro que también lo que vendrá.