La lluvia que cayó en Pontevedra en varios momentos de la mañana y de la tarde de este sábado no impidió que el parque de los Gafos se convertiese en epicentro de la diversidad y de la pluralidad y cientos de personas disfrutasen del Flop Festival.
El festival llegó a su quinta edición con muy buena salud que impidió una desbandada de público cada vez que la lluvia se imponía en la zona. Lejos de escapar, los espectadores se juntaban en esos momentos bajo las dos carpas habilitadas por la organización, una en la zona de comida y otra alrededor del escenario de los conciertos, y seguían bailando y compartiendo tiempo de ocio.
El resultado de esta resistencia a la lluvia fueron doce horas de música ininterrumpida -en algún momento, paró un par de minutos por la tormenta- y un parque que se puso en pie al ritmo más inclusivo de todos los que se pueden experimentar en Pontevedra.
El objetivo del festival se cumplió con creces, pues reivindicó las libertades y derechos LGTBI con una jornada entera de ocio integrador y para todos los públicos. Entre los presentes dominó la gente chica y de mediana edad y no faltaron familias con niños. De 12 a 12, del mediodía a la medianoche, todos tiraron de orgullo y compromiso en la defensa de las libertades individuales y colectivas.
Los asistentes tuvieron una zona de comida con foodtrucks que incluían oferta vegana, vexetariana y sin gluten y otra más centrada en la música, en la que sonaron formaciones internacionales como la australiana Bell Towers, otras de origen estatal como Sano, Samantha Hudson y Blue ligths in the basement, y otras gallegas como More amore, Babykatze, Lua Zalamera, Mico, Certain People y el DJ Viktor Flores.
Este año, como novedad, la organización cerró el recinto para evitar que se practicase el botellón en medio del festival, pero la entrada fue igualmente gratuita y promoviendo el respeto de por el medio ambiente a través de un sistema de reciclaje muy cuidado.