Taylon, de estar a punto de morir de hambre a tres años a la espera de un hogar en la perrera de Poio
Por Redacción
Taylon se hizo tristemente conocido en Poio en el año 2015, cuando la Policía Local le rescató de una dueña que prácticamente lo dejó morir de hambre y de sed. Tres años después, no queda ni rastro de aquel animal famélico que casi no se tenía en pie, pero hay algo que sigue igual en su vida: sigue sin encontrar un nuevo hogar. Desde entonces ha estado a la espera de ser adoptado en la perrera de Poio.
La Policía Local y la protectora de animales de Poio han rescatado la historia de Taylon esta Semana Santa y hacen un llamamiento a cualquier ciudadano interesado en adoptarlo y permitir "que sea feliz y se siente querido sus últimos años de vida".
Hace tres años, tras llegar con desnutrición severa a la clínica veterinaria, la Policía Local de Poio intervino a Taylon y lo dejó bajo custodia de la protectora, al tiempo que se abrían diligencias contra su propietaria por un delito de maltrato animal. Para la dueña, las consecuencias fueron una multa de 500 euros y para el animal, un largo período de ingreso y recuperación y una vida en permanente espera de un nuevo hogar.
La Policía Local de Poio aprovechó este fin de semana para hacer balance de sus intervenciones relacionadas con animales en el municipio y señalar que a diario los vecinos realizan llamadas a la Policía en relación con perros perdidos, abandonados, maltratados o animales muertos.
Según las cifras facilitadas, en el año 2017 intervinieron en 145 casos con el fin de proteger a animales domésticos y se realizaron 36 denuncias en relación a infracciones con perros potencialmente peligrosos, perros sueltos sin custodia que generan peligro en vía pública, cría y comercialización ilegal, no recoger excrementos y por falta de cuidados. También hubo dos denuncias por no recoger excrementos de caballo.
El verano pasado, los agentes municipales realizaron una campaña para promover la tenencia responsable de mascotas, con el objetivo de frenar los comportamientos incívicos de quienes no llevan a sus animales de compañía con los elementos de sujeción necesarios o dejan los excrementos en la vía pública.
Los agentes prestaron especial atención a las infracciones comunes como no llevar al animal con correa y bozal, o no recoger los excrementos de su mascota. Las infracciones de la ordenanza municipal acarrean multas que pueden oscilar entre 30 y 300 euros de cuantía, en función de la gravedad del hecho.
Además, los agentes controlan especialmente los perros de razas potencialmente peligrosas, para que se cumpla la obligatoriedad de llevar puesto el bozal en la vía pública así como se comprueba que el propietario tenga suscrito un seguro de responsabilidad civil, el perro esté inscrito en el registro de animales potencialmente peligrosos y se cuente con la correspondiente licencia para la tenencia de esta clase de perros.
La Policía Local destaca el trabajo de la protectora de Poio, que trata de encontrar nuevas familias para los perros abandonados. En muchos casos estos animales han estado sometidos a maltratos de todo tipo como es el caso de Taylon.