Confiesa que acuchilló a su ex y la dejó moribunda en la puerta de urgencias: "Sí, fui yo"
Por Natalia Puga & Mónica Patxot
Juan Carlos Fariñas se puso en pie ante el tribunal de la Sección Cuarta de la Audiencia Provincial de Pontevedra y afirmó: "Sí, fui yo el que se lo hizo". Ocho palabras que apenas dicen nada y que, en realidad, encierran una confesión de un grave delito que el fiscal califica como asesinato en grado de tentativa y que mantuvo a su ex novia, Mónica, durante 16 días en la UCI del Hospital Povisa de Vigo.
Tal y como confesó este martes su agresor, la acuchilló dos veces, una en el costado y otra en el cuello, y, tras dejarla varios minutos desangrándose en el sótano de su edificio, la llevó en coche hasta las proximidades del hospital y la abandonó a unos 30 metros de la puerta de urgencias.
Los hechos llegaron a juicio este martes en Pontevedra, pero ocurrieron hace ya casi tres años, el 12 de abril de 2015, en un edificio de Vigo. Juan Carlos es el único acusado y comenzó el juicio reconociendo que sí era el responsable de los hechos que le atribuyen el fiscal y la acusación particular. Tras esa confesión había un acuerdo previo que había alcanzado con la Fiscalía y que le permitiría una leve reducción de su condena, pero él mismo lo rompió tan sólo unos segundos después al matizar el relato de lo ocurrido.
El fiscal, Juan Carlos Aladro, y la abogada de la víctima pide que sea condenado a 14 años y 11 meses de prisión, si bien estaban dispuestos a reducir la pena levemente. Finalmente, no lo harán porque él, que aseguró que confesaría en el juicio, lo hizo con matices.
Aunque sí afirmó "fui yo el que lo hizo", durante su interrogatorio aludió varias veces a una falta de memoria que le impedía recordar detalles de la brutal agresión, de tal modo que dejó descolocados tanto a su defensa como a las acusaciones personadas en la causa. De hecho, todos pidieron un receso de 45 minutos tras su declaración para poder preparar el resto del juicio, pues iban preparados para una confesión completa que no se hizo y tuvieron que apuntalar todas las pruebas que existen contra él.
Una de las pruebas de cargo con más peso es la declaración de la víctima, que a punto estuvo de no sobrevivir al ataque sorpresivo de quien había sido su pareja durante tres años. La mujer, que sufre graves secuelas físicas y psicológicas, declaró por videoconferencia y trasladó a la sala un relato estremecedor de lo ocurrido aquella mañana. Por momentos, incluso fue necesario que interrumpiese el relato porque mostraba dificultades para expresar con palabras todo lo sufrido.
Según su relato, aquella mañana, pasadas las 7.00 horas, salía para trabajar y, en cuanto abrió el portal, se coló en el edificio una persona "encapuchada y con la cara tapada" a la que "solo se le veían los ojos" y con guantes. La cogió del brazo, la llevó hacia dentro escaleras arriba, la apoyó contra la pared y le dio una puñalada en el costado izquierdo. Hasta ese momento, no sabía quién era, pero, tras la puñalada, "me habló, me insultó: hija de puta, si no eres para mí, no eres para nadie". Nada más abrir la boca, le reconoció la voz.
Tras eso llegaron nuevos golpes, siempre entre empujones e insultos, y la llevó a patadas y arrastrando por el pelo escaleras abajo hasta llegar al sótano. Ella echó a correr, pero la tiró al suelo, "se tiró encima mía y me clavó el cuchillo en el cuello, con todo su peso encima". Ni en esta puñalada ni en la anterior, de la que la mujer asegura que "si me coge bien y no toca la costilla, me va directa al corazón", pudo defenderse.
"No pude hacer nada", aseguró y relató unos minutos de sufrimiento en los que él la insultaba y le repetía "si no eres para mí, no eres para nadie". Ella "le suplicaba" y llegó un momento en el que se vio morir con el cuchillo clavado en el cuello, la sangre saliendo y ella sin apenas poder respirar. "Fue horrible, hasta hablar era duro, me faltaba un trozo de lengua, quedó allí en el suelo, lo recuerdo perfectamente", añade.
Durante un espacio de unos 10 minutos ella se desangraba en el suelo mientras él se apoyó en una esquina y se quedó mirándola al tiempo que le decía "te vas a morir" o "estoy esperando a verte morir". No era capaz de levantarse, llegó a pensar que tenía las piernas rotas, y " sangraba muchísimo", de modo que hizo uso de sus conocimientos de enfermera e hizo presión en la herida mientras "empecé a rogarle que me ayudara, que no me dejase morir, que volvería con él, que me casaría con él".
Según asegura, él "estaba apoyado, se reía" y estuvieron "un buen rato". No se inmutó hasta que ella le aseguró "que no le iba a denunciar, que iba a decir que me atacó alguien que me encontró por la calle" y se comprometió a que "me casaría con él". En ese momento, la levantó, la llevó hasta el coche de ella que estaba aparcado en el exterior del edificio y condujo hasta el hospital Povisa.
La mujer tiene algunas lagunas, pero recuerda cómo llegaron al hospital. Él aparcó a unos 30 metros de la entrada de urgencias y se fue, dejándole las llaves y a ella sola dentro del coche sin fuerzas ni siquiera para abrir la puerta. Logró arrastrarse hasta Urgencias, un servicio donde conocía a todo el personal porque tanto ella como su agresor trabajaban allí. Nada más llegar, "dije que había sido él porque pensé que me iba a morir, sinceramente" y quería que todo el mundo supiese quién era el responsable. Finalmente, sobrevivió para contarlo.
El acusado fue detenido poco después en su domicilio. Los agentes que le arrestaron declararon en la sala este martes que, cuando llegaron a la casa, él estaba nervioso y todo lleno de vaho porque se notaba que acababa de asearse y fregar. Les dijo que había estado toda la noche en casa y acababa de levantarse y les preguntó por su ex a pesar de que nadie le había dicho que a ella le hubiese pasado nada.
Por la sala también pasaron los peritos forenses que analizaron las graves heridas que "inexplicablemente no le produjeron la muerte" a la víctima y las secuelas que le quedaron. También hicieron un informe sobre la imputabilidad del acusado y concluyeron que tiene "íntegras sus capacidades intelectuales y volitivas" y que "sabía lo que hacía y lo hizo".
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