Reconoce que lesionó a otro joven tirándole un vaso a la cara, pero asegura que fue "sin querer"
Por Redacción & Mónica Patxot
Un joven acusado de lesionar a otro a la salida de un bar de copas de Pontevedra tirándole un vaso a la cara ha reconocido este martes ante el tribunal que le juzgaba en la Audiencia Provincial de Pontevedra que sí le arrojó el vaso, pero que fue "sin querer" y que no tenía intención de hacerle tanto daño como el finalmente infringido.
El joven, de iniciales DF.F.V. y origen ecuatoriano, se sentó en el banquillo de los acusados de la Sección Cuarta de la Audiencia enfrentándose a una petición de condena mayor de la que tenía al término de la vista oral. Tras escuchar las declaraciones del acusado y la víctima y analizar las pruebas practicadas, el fiscal del caso decidió reducir la pena de prisión que le pedía de tres años y medio a tan sólo dos años.
Además, el fiscal pedía inicialmente que el hombre fuese expulsado del país, pero, tras el juicio, modificó sus conclusiones y decidió retirar esa petición porque en los más de cinco años transcurridos desde los hechos que se le atribuyen ha demostrado tener arraigo en España.
El fiscal redujo sus conclusiones también en base a dos circunstancias modificativas de la responsabilidad criminal, la atenuante de dilaciones indebidas por el tiempo transcurrido desde la pelea y la de reparación del daño, pues el acusado consignó 1.000 euros en el juzgado para las indemnizaciones.
Los hechos juzgados ocurrieron en la Nochevieja del año 2012. El acusado reconoció ante el tribunal que mantuvo una pelea con la víctima dentro del local y, cuando estaban en la puerta, le arrojó un vaso a la cara desde dos o tres metros de distancia.
No pudo concretar si el vaso era de cristal o de plástico, pero insinuó que de plástico porque, a la salida de ese local, solían darle uno de esas características para pasar la bebida que le quedaba. En su declaración, aseguró, además, que "no tenía intención" de hacerle "tanto daño". La víctima tuvo que someterse a varias intervenciones quirúrgicas, tardó en curarse 382 días y sufrió numerosas secuelas con cicatrices en la cara y la pérdida de visión en el ojo afectado por el golpe.
La víctima, por su parte, no tiene ninguna duda de que el vaso con era de cristal y le mostró al tribunal las cicatrices que le dejó. Explicó que mantuvo un rifi-rafe con el acusado dentro del local y, tras ese suceso, la propietaria les echó. Sus amigos le pidieron que él quedase resguardado dentro por temor a que el ahora juzgado le esperase fuera, como así fue, pero no consiguieron nada y tuvo que salir a la calle.
Nada más salir, recibió el impacto del vaso por parte del acusado que, según relató, estaba casi encima de él, pero no puede concretar a cuánta distancia.