Condenado a 12 años de prisión por abusar de las dos hijas menores de su ex novia desde que tenían ocho años
Por Natalia Puga
El vecino de Pontevedra Juan José J.A. deberá cumplir doce años de prisión por haber abusado sexualmente de las dos hijas menores de su ex novia durante años, desde que ambas tenían ocho, e incluso después de que se terminase la relación con la madre. De una de las menores abusó durante cinco años y de la otra durante ocho.
La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Pontevedra le declara autor de dos delitos continuados de abuso sexual y concluye que los cometió en la casa familiar de la pareja en Poio, en dos pisos que él tenía en Mollabao y en O Grove y en un garaje que tenía alquilado en Poio.
El tribunal le impone seis años de prisión y una indemnización de 20.000 euros por cada delito, además, de la pena de prohibición de aproximarse a las menores, al lugar en el que residan o cualquier otro lugar frecuentado por ellas en una distancia de 300 metros, así como la prohibición de comunicarse con ellas por cualquier medio, durante doce años. Una vez que cumpla su condena, tendrá siete años de libertad vigilada.
Juan José mantuvo una relación sentimental con la madre de las dos víctimas durante ocho años y convivió con ella y con sus cinco hijos en un domicilio de Poio hasta el año 2014. Durante el tiempo que duró la convivencia, los niños -tres varones y dos mujeres- quedaban a cargo y cuidado del acusado debido al horario laboral de su madre.
La sentencia condenatoria, a la que ha tenido acceso PontevedraViva, considera probado que los abusos comenzaron en distintas épocas con cada una de las dos hijas mujeres de su ex novia, pero cuando ambas tenían ocho años. Todo comenzó dándole besos en la boca agarrando de las manos a la niña mayor, al tiempo que le decía que todo era un juego y que no se lo contase a nadie porque nadie la iba a creer. Pasado un tiempo, empezaron los tocamientos y sumó estos abusos a los de la otra pequeña.
Estos situaciones se producían, con las dos niñas, dos o tres días a la semana, aunque no todas las semanas. Tras la ruptura de la relación con su madre en el año 2014, los abusos se produjeron en el piso en el que él pasó a vivir en Pontevedra. En este piso se produjo el último episodio, cuando una de las hijas acababa de cumplir 16 años e intentó violarla.
Ambas hermanas guardaron silencio y soportaron los actos del acusado durante años, hasta que la mayor de las niñas se decidió a contarlo a la orientadora del centro escolar en el que estudiaba. La sentencia destaca que a ambas les ha producido "un daño moral que se ha traducido en un menoscabo psíquico". Los peritos concluyen que sufren mucha ansiedad, miedo, trastornos de sueño y de alimentación, tienen miedo al acusado y se sienten culpables.
Para imponer la condena del acusado, la Audiencia tuvo en cuenta la "gravedad de la conducta", dada la índole de los actos y las secuelas psíquicas ocasionadas a las menores, la corta edad de las víctimas cuando comenzaron los abusos (ocho años en los dos casos), el lapso temporal en el que se prolongaron los abusos (cerca de cinco años en el caso de uno y ocho en el de la otra) y la relación afectiva existente entre las menores y el acusado -ellas le consideraban su padre-, que sin duda fue aprovechada por éste para conseguir con mayor facilidad sus propósitos.
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