Un tatuador acusado de abusos a una menor reconoce que se le acercó, pero "para tatuar, nada más"
Por Natalia Puga & Mónica Patxot
El vecino de Pontevedra Elison Daniel C.C. niega que durante las fiestas de A Peregrina del año 2016 abusase de una menor de 14 años tocándole las nalgas mientras le hacía un tatuaje. Lo ha negado desde que presuntamente ocurrió el 13 de agosto de 2016 y este martes volvió a hacerlo ante el tribunal de la Audiencia Provincial de Pontevedra que le juzgaba por un delito de abusos sexuales por el que el fiscal pide que sea condenado a dos años y medio de prisión.
El tribunal de la Sección Cuarta de la Audiencia escuchó dos versiones totalmente opuestas. Por un lado, la de la presunta víctima, que se reafirma en que estaba tatuándola cuando empezó a acercársele y "me empezó a tocar el culo". Por el otro, la del acusado, que reconoce que se aceró a ella, pero "para tatuar ,nada más".
El procesado explicó que tenía un puesto de tatuajes en un espacio abierto al público de la avenida Montero Ríos y la noche del 13 de agosto, pasadas las 23.00 horas, se acercaron un grupo de cuatro menores que aparentaban entre 14 y 15 años. Una de ellas se sentó en un banco de cemento y él al lado para tatuarla, pero niega que se propasase, sino que se limitó a agarrarla y tocarle la espalda porque ella "no paraba de reírse y la tuve que agarrar para que no se moviera porque si no el tatoo salía mal".
En un momento dado, la chica se levantó y le acusó de tocarle el culo, pero él se limitó a "seguir trabajando simplemente". Poco después, cuando los padres de la menor alertaron al guardia de seguridad y se le acercó, echó a correr "por no darle un disgusto" a su madre, que tenía un puesto justo al lado y no quería que le viese detenido.
La chica, que tiene 14 años y declaró detrás de un biombo, confirmó que había acudido con sus amigas para hacerse un tatuaje con letras chinas por una apuesta y que él le hizo preguntas personales, empezó a acercársele y le ofreció varias veces bajar a los aseos del aparcamiento subterráneo. Además, "todo el rato se acercaba a mí y me intentaba besar" y, en un momento dado, le tocó, de modo que se levantó. Él, en respuesta, asegura que le dijo: "qué pasa, es un culo, puedes tocar el mío".
La chica se fue con sus amigas, se encontró con sus padres y denunció primero ante el guardia de seguridad y después ante la Policía. Tanto el vigilante de seguridad como sus amigas confirmaron su versión ante el tribunal, asegurando estas últimas que "ella estaba sentada y él le metió la mano por debajo" y que ya desde un principio él les hacía preguntas personales y se acercó demasiado a la presunta víctima.
El fiscal considera que en el juicio quedó "acreditada la realidad" del tocamiento con "intención libidinosa", pero la abogada defensora de Elison Daniel sostuvo su inocencia, pidió su libre absolución e insistió en las múltiples contradicciones en las que incurrieron la menor y sus amigas. De hecho, asegura que ella incluso ha llegado a contradecirse a sí misma durante las sucesivas declaraciones en relación con cómo ocurrió todo, dónde le tocó o dónde quería hacerse el tatuaje.