Un vecino de Xustáns se convierte en el primer varón centenario del municipio de Ponte Caldelas
Por Redacción
Alfonso Franco Diz, vecino de Chan do Casal en la parroquia de Xustáns, se convirtió el pasado domingo en el primer hombre centenario del municipio de Ponte Caldelas, según los datos obrantes en el Concello.
Una afirmación arriesgada, reconoció el alcalde, Andrés Díaz, pues también se pensaba que sólo había una mujer centenaria y ahora ya hay constancia de tres. El alcalde, acompañado de la concejala Pilar Couto, quiso participar en el aniversario de Alfonso y compartir alegría con su familia en una fecha tan especial. El centenario, que está viudo desde hace dos años, reside en casa de una de sus cuatro hijas. En la celebración estuvieron también los cuatro nietos.
En la visita participó también la asociación de vecinos de Xustáns, cuya directiva entregó una placa comemorativa al homenajeado.
Durante la visita comentó que disfruta de una excelente salud y no recibe tratamiento alguno. Una salud de hierro que achaca a la vida sana y a su costumbre de hacer largas caminatas durante su vida profesional como capataz forestal. Aun así, a finales de los años 50 estuvo a punto de morir por una infección pulmonar. Según relató, fue de los primeros en beneficiarse de la introducción de la penicilina. Luego, explicó, fumaba mucho, vicio que abandonó definitivamente.
Alfonso, que mantiene una activa vida social y camina a diario por el entorno de su casa, no se priva de una copita de caña de vez en cuando. Y hasta hace bien poco mantenía la costumbre de desayunar con un aguardiente y pan de maíz. Conserva sus facultades mentales intactas y le gusta estar bien informado de la actualidad, escuchando la radio y los informativos de televisión. Hasta hace pocos años leía la prensa diariamente, hasta que las cataratas dañaron su vista.
Contó que comenzó su vida laboral como cantero hasta que la Guerra Civil lo atrapó durante cinco años de su vida. Participó en muchos enfrentamientos, entre otros la célebre Batalla del Ebro. Ya de vuelta, se dedicó, hasta su jubilación, a la repoblación forestal en largas jornadas de trabajo que hacía a pie, por los montes de Ponte Caldelas, A Fracha y Soutomaior. Cuentan sus familiares que era realmente difícil seguirle el paso. Y hasta hoy.