La cafetería Carabela cambia de gerencia con una apuesta por modernizar el clásico establecimiento
Por Redacción
Las dificultades que, en los últimos años, se encontró la tercera generación de la familia Alvariño para poder atender el Cafe-Bar Carabela llevó a que se iniciasen negociaciones para realizar el traspaso del histórico negocio. De esta forma, los propietarios del establecimiento se encontraron con Carmen Gonzalo, una mujer que gestiona otros dos bares de la ciudad, los 'Nirvana' situados en Barcelos y en Fray Juan de Navarrete. Para ella, asumir la dirección del Carabela es todo un reto: "Es un barco muy grande pero vamos a sacarlo hacia adelante. Salió el sol para el Carabela", afirma optimista esta empresaria que acaba de asumir una cafetería que inició su actividad en 1946, cinco años antes de que la adquiriera Manuel Alvariño, que potenció su terraza en la Plaza de A Estrela.
La nueva gerente tiene en mente acometer diversos cambios que ya se pueden comprobar: "El Carabela, que es un lugar mítico, estaba un poco hundido y hemos decidido levantarlo. Hemos cambiado el café y ahora sale un pincho con cada consumición". Durante esta última quincena de julio está previsto que se instalen antorchas en la fachada y plantas, además de ofrecer un hilo musical para que los clientes se encuentren en un espacio más acogedor.
Pero los cambios no finalizan ahí. En noviembre cesarán la actividad durante 15 días para reformar el interior de la cafetería. Carmen Gonzalo indica que la nueva decoración "va a tener un aire que combine lo moderno con lo tradicional. No nos vamos a desprender de nuestras mesas pero vamos a darle un aire moderno. Será para gente de toda la vida pero también para gente joven. Aquí los camareros van a ser los amigos de los clientes".
MENÿ DEL DÍA
La intención de la nueva responsable del Carabela es mantener a la actual plantilla compuesta por siete empleados e incluso aumentarla: "ya se ha incorporado una nueva cocinera porque la cocina no va a cerrar desde las 11.00 horas hasta las 00.00 horas". El objetivo es que el Carabela se convierta también en un local de comidas a cualquier hora del día. "Se van a mantener los precios. Y habrá cantidad y calidad en el menú del día. Se pondrá un primer plato, un segundo, con postre, café y bebida. Todo por 10 euros. A mí no me gusta el plato dibujado" sentencia.
La fórmula de esta empresaria de la hostelería es que se ofrezca comida casera y tradicional empleando productos gallegos, con el objetivo de ofrecer una propuesta diferente de la cafetería más emblemática de Pontevedra para públicos de todas las edades.