Fundación Galega Contra o Narcotráfico
La "moda" de hablar del narcotráfico en Galicia
Ante la proliferación de publicaciones que actualmente abordan el fenómeno del narcotráfico en distintos medios de comunicación, y desde el máximo respeto a todas ellas, la Fundación Gallega contra el Narcotráfico considera conveniente la difusión de este comunicado con el doble objetivo de ayudar a separar la ficción de la realidad y situar la dimensión actual del narcotráfico en Galicia en su justa medida.
En este contexto, se hace necesario realizar las siguientes puntualizaciones:
1.-Hablar del problema es siempre positivo.
Bienvenidas sean las series, libros, publicaciones, programas, etc que hablen del narcotráfico. Hablar del tema, visualizarlo, es muy importante y positivo; no hay que olvidar que el crimen organizado -y el narcotráfico lo es- se alimenta del silencio, del miedo, de complicidades, de chantajes, de mirar para otro lado... Por tanto, bienvenido sea hablar del problema para informar y sensibilizar a la sociedad ante la grave amenaza que supone el tráfico de drogas para la salud y la seguridad de todos.
2.-Separemos el pasado del presente.
Es bueno conocer la historia, en este caso para no volver a repetirla. Y también es necesario separarla del presente. Conviene aclarar que en el caso gallego y en términos generales las situaciones que se retratan en muchos casos son historia, el relato de un periodo bochornoso en el que el narcotráfico, aprovechando la aceptación social del contrabando, trató de asentarse y legitimarse en nuestra sociedad. Un tiempo oscuro que llegó a comprometer seriamente el futuro de nuestra tierra. Desde aquel entonces hasta hoy las cosas han cambiado, y mucho.
Afortunadamente fue la propia sociedad gallega la que, espoleada por el daño y el dolor de muchas familias, empezó a rechazar de forma contundente el criminal negocio del tráfico de drogas. El elemento diferenciador fue la percepción del enorme daño que causaban las drogas. En amplios sectores sociales el contrabando de tabaco se admitía. El narcotráfico no. La conciencia social, la labor de la Justicia y las fuerzas de seguridad lograron identificar, rechazar y condenar a los narcotraficantes y a todas las complicidades que se habían venido tejiendo desde los tiempos del contrabando en la política, en las instituciones, en la justicia, en las fuerzas del orden y en el seno de la propia sociedad.
El tiempo inicial en el que el narcotráfico gozaba de impunidad y lo contaminaba casi todo está superado. Aunque el problema no está -ni mucho menos- resuelto, hoy la realidad es otra en Galicia: el tráfico de drogas es una actividad criminal y muy peligrosa, pero marginal. Y esto es muy importante. Los traficantes son criminales que están absolutamente al margen de la ley, que delinquen a escondidas y con el rechazo mayoritario e inequívoco de la sociedad gallega.
Nada que ver con aquellas descargas de tabaco a plena luz del día y con total impunidad, que acabaron por traer el siniestro negocio de las drogas. Con el esfuerzo de todos y el sufrimiento de muchos, Galicia es hoy un referente en el rechazo social al narcotráfico -un elemento imprescindible para el éxito de cualquier estrategia antidroga- y una comunidad pionera en la implantación de diversas medidas encaminadas a potenciar la lucha antidroga. Tan cierto como esto, y absolutamente compatible con lo anterior, es el hecho de que actualmente en Galicia y en España seguimos teniendo un grave problema con el tráfico de drogas.
Una actividad criminal que compromete gravemente el bienestar y la seguridad de todos, contra la que seguimos teniendo que trabajar con la máxima intensidad y firmeza, facilitando medios judiciales y policiales y apostando por la prevención en la escuela, en la familia, en la sociedad. Nos enfrentamos a un enemigo capaz de derrocar gobiernos, de destruir sociedades y paises enteros. No hay más que ver lo que sucede en otras latitudes, como les va a aquellas sociedades que en su momento fueron indulgentes con el narcotráfico.
3.-Separemos la ficción de la realidad.
Un narcotraficante no es ningún benefactor, no es más que un vendedor de veneno, un delincuente que hace mucho daño a su propia tierra, causando el dolor de miles de familias. Y no es ningún filántropo. Sucede en todas las sociedades donde la mafia prospera, el criminal, que negocia con muerte y sufrimiento, trata de comprar respeto social con dinero sucio, manchado de sangre. Esto lo percibe la sociedad gallega, que desde hace mucho tiempo rechaza frontalmente el narcotráfico y situa a los traficantes como criminales absolutamente al margen de la ley. Debemos honrar el recuerdo de los miles de enfermos y sus familias, la memoria de quienes han arruinado sus vidas con el drama de la adición a las drogas y la memoria de quienes luchan contra esta lacra. Nunca la de quienes han traido -y traen- la droga a nuestras calles.
4.-El dinero que trae la ruina
Puede parecer que, a pesar de todo, las mareantes cifras del negocio de la droga llevan la riqueza allá donde estén. Nada más lejos de la realidad. El contrabando de tabaco primero y el tráfico de drogas después han traido siempre depresión económica, competencia desleal y cultura del delito, de vivir al margen de la ley. De traficar y no trabajar, de dinero fácil y ganado sin esfuerzo. Aún jugando a ser benefactores de unos pocos, el narcotraficante y su dinero, lejos de dinamizar una zona, destruyen su tejido económico y la hunden, arrasan cualquier atisbo de progreso porque a su lado no hay formación, ni cultura del esfuerzo, ni ganas de trabajar, ni de emprender... Sin olvidar el enorme daño que causan los negocios abiertos para blanquear dinero como competencia desleal de honrados comerciantes y empresarios.
5.-Creadores de opinón
Los medios de comunicación tienen una importante responsabilidad en la sociedad actual. No solo son proveedores de información y entreteniemiento. Contribuyen de forma significativa a crear opinión, la opinión de miles, de millones de personas. Por eso es tan importante el mensaje que transmiten a la sociedad.
6.-Agradecimiento a las FCSE y la Autoridad Judicial
En la batalla que se libró desde Galicia contra el narcotráfico no debemos olvidar, además de la sensibilización de la sociedad, la gran labor desarrollada por jueces, fiscales y miembros de las fuerzas de seguridad. Al margen de apatías y corruptelas que es necesario rechazar con especial contundencia, conviene destacar -y agradecer- el excelente trabajo de quienes, todavía hoy, se juegan su integridad en detener y procesar a estos criminales.
7.-De mayor, NO quiero ser narcotraficante.
Este nefasto ejemplo del pasado, el de los jóvenes que querían ser contrabandistas no debe repetirse. No hagamos que ahora nuestros niños y jóvenes quieran ser narcotraficantes de mayores, porque no hay una sola historia de estas que acabe bien. Más tarde o más temprano, los narcos arruinan su vida y acaban pasando largos años en la cárcel; en muchos casos menos de los que debieran. Y es bueno que nuestros jóvenes lo sepan, especialmente quienes en algún momento tengan la tentación de empezar en este siniestro negocio.