Bernardo Sartier
Azul añil
Las cremas eran rejuvenecedoras pero la cara venía de serie. Cifuentes al cuarto de los ratones. En los Súper, el cuarto de los ratones vuela bajo. Quiero decir que allí conviven la fregona y el carro de compra averiado. El cuarto de los ratones de los Súper es la Dirección General de Seguridad de Arias Navarro y Billy el Niño, una trastienda represiva que desnuda la dignidad, la chulería y la cleptomanía. Enviaron la política al cuarto de los ratones porque los partidos se acuestan a veces con manguis y choris, con descuideros y pillagallinas. Cifuentes ya no es un juguete roto. Cifuentes recuerda más a Fanucci, la fémina Mano Negra que en vez de pedir mordida birla cremas.
Cifu dijo en los media del miércoles que gobernaría hasta el último día y a las doce dimitía, que ya sabemos que las cosas permanecen mientras el muerto, mal enterrado, no saca una manito y dice eh, que estoy vivo. Cifuentes de azul añil y tinte rubiales en la ratonera del Súper es élite degradada, la degeneración de una parte de la clase política, quizá minoritaria, que trabaja la mentira con pertinacia, que procrea entre parientes y engendra enfermizos hechizados que la patean rápido. Tendría que hacer como Cañamero, que mangó en otro Súper y dijo con gracejo que era para los pobres. Quedó ahí la cosa. Cañamero no dimitió porque la izquierda no tiene obligación de dimitir. La obligación de dimitir solo se predica de las derechas. Cifuentes es hija de un General de Artillería y -qué paradoja- disque un cañonazo de fuego amigo se la llevó por delante.
Fíjense. Granados desveló una supuesta relación de Cifu con Ignacio González, lo de su máster parece embuste y hay filmación del hurto. Cómo recuerda Sexo, mentiras y cintas de vídeo. O Hitchcock y Tippi Hedren: Marny también era rubia. Será cosa del tinte. Cifu sacó sus cremas del bolso a instancias del segurata; Margarita Seisdedos, madre de la Tamara telecinquera sacaba del bolso un ladrillo para darle en la cabeza a quien acosase a su hija.
Yo, de productor de The Walking Dead, fichaba a Camps, Granados y al Albondiguilla; a Ricardo Costa y a Cifuentes. Con Chaves y Griñán de artistas invitados y todos en procesión a San Andrés de Teixido: me iba a quedar una serie de putísima madre, carne de Emmy con toque enxebre. Eso sí. Entre el parlamentario que dicen comprado por Azerbaijan con putas y caviar y Cifu me quedo con Cifu, hay algo líricamente numantino en su resistencia, el aguante de un gangrenado que prefiere ver como se pudre su cuerpo antes que amputarse la pierna del máster.
Cifu entró en política en el 91, carece de profesión alternativa y siempre vivió de sus cargos públicos. A lo mejor ese es el problema. Que no hay plan ni sueldo "B" y hay que aferrarse a la modestia de los 3.500 euros pelados del escaño, pobriña. Todo tiene una explicación. Fue Verstrynge quien firmó su alta en el partido y Verstrynge era aquel con gafas del PREU que tonteaba la ultraderecha mientras hacía de chico de los recados de Fraga en AP. Verstrynge meó fuera del orinal y Manolo lo cesó. Verstrynge posó humillado con su relevo al lado del León de Vilalba y nunca perdonó. Entonces, como Pío Moa pero por el carril contrario, evolucionó desde la caverna al populismo anticapitalista y demagógico. Ahora es el paje y la paja de Ferreras en la Sexta con parada en Bruselas para hacer de Freud de Puigdemont. Tan malo como siquiatra que al poco enchiqueraron al Honorable. Un cenizo, Jorge. El gafe cuya rúbrica en el alta de Cifu la maldijo como el sortilegio de las gitanas de Gran Vía al cutre que no afora la buenaventura. Cifu es autora de una frase que debería figurar en el frontispicio del feminismo mal entendido: "En las reuniones políticas con hombres no hay como hacerse la rubia". Supongo que hay compatriotas de sexo a los que trastorna la mujer-tinte de expresión angelical, pero detrás de una ángel rubio puede morar la enredadera trepadora que si te descuidas te asfixia. Si fue lo que parecía, hurtar a cien metros del Parlamento en el que eres vicepresidenta tiene algo de españolada, los ladrones somos gente honrada. Mejor, incluso, los ladrones van a la oficina. Algo de cine de barrio en el que solo falta Parada, sábado vespertino entrevistando a las zapatillas de Carmen Sevilla que se quedó en casa acatarrada. En el San Martín de su carrera política le sale a Cifuentes Pablo Iglesias de abogado defensor. Le parece asqueroso que se acabe así con una persona. Suena corporativo y gremial, y es que no hay ser humano que admita un repaso a su pasado. Por eso los políticos comienzan a ponerse la venda antes que la herida, rule posible de dosieres detectivescos, las barbas del vecino: Un monstruo viene a verme y aparece Eduardo Inda con un video.
Si viviera mi abuela y le contara que dimitió la Cifu diría ella quén é esa rapaza; á presidenta de Madrid, abuela; boh, oxe é presidente calquera; cando eu era nena era Don Manuel Azaña. E por qué dimitíu? Dimitíu porque furtou dúas cremas para non ser vella; Cremas para non ser vella…Esa rapariga toleou!