Pedro De Lorenzo y Macías
El Tambo: Enigmas, opiniones y testimonios
Este caprichoso islote se resiste a esclarecer la vivencia de distintas culturas en su habitáculo.
De las leyendas pinceladas anteriormente, surgen vestigios que fue cuna de nuestro pueblo Celta. Acogieron a griegos y romanos; nos basamos en las referencias a Poseidón, dios del mar en la mitología griega; a Neptuno, en mitología romana. Las ninfas, el toro: animal sagrado.
Nos decantamos que es posible que Presciliano hermanase el panteísmo cristiano con las creencias cósmicas del pueblo celta. Martin de Tours es inviable el ubicarlo en esta coqueta isla.
San Martín Dumio en el siglo VII postulaba a los cristianos: "¿Por qué encendéis velas junto a las piedras, fuentes y cruce de camino? Son ritos paganos venerando a falsos dioses. No olvidéis que Neptuno, dios de los mares, señor de las olas y del viento, provocador de tempestades y con su tridente hacía brotar las fuentes. La mitología es una invención".
Un testimonio que las leyendas relacionadas con el Tambo, tienen su inicio en posibles asentamientos de pueblos celtas, hermanados con griegos y romanos.
Bartolomé de Villalva, peregrino de un gran sentido de humor, hizo creer al Abad Fray López de Ungro, que en la ría de Pontevedra se pescaban tritones y hombres marinos.
En la primera mitad del siglo XVI, visita el monasterio de Poio situado, con huerta y muy muchos naranjos. Es pequeño, bien apañado. Tienen un batel para visitar el Tambo, según cuentan, habitaban ermitaños, hasta que aparecieron los primeros piratas en las costas gallegas.
Las leyendas expuestas, como curiosidades y fundamento de nuestra cultura en la ría, proceden de varias épocas. Las refunden en una. Sobre el nombre de la isla, haremos dos menciones:
Filgueira Valverde: "Falsos cronicones recogen la leyenda y la transforman Mont Tombé en Tambo, Saint Hubert en Huberto, Gallia en Galicia, Childeberto en Rechilla y Britania en Braga, falsificando leyenda tras leyenda".
La conclusión sobre las etnias que habitaron el Tambo, fueron idealizadas y maquilladas por distintos manipuladores a través de los tiempos. Sobre la que más apunta es la de San Fructuoso y sus discípulos.
Los cronicones abundaron desde el inicio de la humanidad. En estos tiempos están en su auge, inventando, distorsionando los hechos en su provecho. Abundan en prensa, medios y otros estamentos.
El Padre Sarmiento aclara: "Tambo, desconocida etimología; en 1105 se conocía como Thálavo; en 1116, como Tánavo, derivando a Tumba y después a Tambo. Difícilmente en 530 no podría figurar como Tambo".
Documentos de 1269 hablan de existencia de vida en la isla, encontrando referencias a una necrópolis: también genera dudas a quienes pertenecen. "Lugar destinado a caballeros de alto linaje y especial devoción". "Culto de pueblos paganos a sus dioses".
En 1754 el Padre Sarmiento visita nuestra isla: "restos de una iglesia y de un conventico, señuelos de diversos cultivos; una tumba cavada a pico de piedra". La interpreta como tumba de vivos, utilizada por monjes para orar.
Una síntesis de la importancia de esta isla en la historia de nuestros pueblos, ligada al monasterio de Poio.
La etimología de su nombre no se debe a las leyendas: posiblemente provenga del Latín Tumulus, o del griego tumbos: círculo elevado de forma circular como monte sepulcral. Existen estudios de la existencia de un altar al Dios Temeóbrigo, y un templo dedicado a Neptuno. De ser veraces estos testimonios tribales, da claridad a las leyendas de ninfas, toro. Aclaramos que el Dios Temeóbrigo, de origen griego, es posible que se refiera a Poseidón. Ya que Poseidón y Neptuno, uno griego, el otro romano, era el dios del Mar.
Las manifestaciones de monjes y señores citados, dan como cierto vestigios de asentamientos celtas, en la edad de hierro. Hecho más verosímil. Siguiendo los argumentos expuestos, la fundación monacal puede ser del siglo VI, por Martín Dumiense. Lo que tiene más certeza es que San Fructuoso, o sus discípulos, transformase el templo en una ermita vinculada al monasterio de Poio, del cual hablaremos en otro ensayo.
Todos aseveran que eran benedictinos. Surge una duda razonable. San Fructuoso, hombre de gran inquietud de la soledad, fundaba cenobios y muchos los dejaba en custodia del Cister. Este hecho es uno de los enigmas a esclarecer.
En la mitad del siglo XV hay vestigios que los benedictinos se establecieron en Poio, y disfrutaron de la isla de Tambo. La ermita se dedicó a Santa María de Gracia.
Su imagen tiene una bonita historia. En 1589 el pirata Francis Drake asoló toda la isla, tirando la imagen al mar. Este acontecimiento es detallado con dos versiones:
"Unos pescadores de Combarro la escondieron entre sus redes. Luego construyeron un santuario en el lugar de A Renda, donde se rinde culto".
"La segunda: Las aguas marinas llevaron la imagen hasta los arenales de Combarro. La recogieron y denominaron la plaza Portosanto".
En el siglo XVIII se reedifica la ermita existente y se dedica a San Miguel (devoción de los marineros). Con la llegada de Mendizábal, esta isla deja de ser bendecida y visitada por los abnegados benefactores. En 1835 la separaron de su cuna clerical. La convierten en un lazareto: prevención en cuarentena de tripulantes con destino a Marín, para evitar enfermedades contagiosas.
Funcionó desde 1865 hasta 1879 en que fue clausurado. Las protestas de los vecinos de la Ría, portentosos, lograron que trasladasen el Lazareto a la isla de San Simón, que sufrió varios episodios.
Se quedó tranquila, sin bullicio. En 1882 recibía entre sus encantadores arenales a fieles protestantes de Marín y Seixo. Bautizaban a sus nuevos creyentes en las noches de embrujo y pomposa luna. La ley prohibía manifestaciones públicas de cualquier religión, excepto la católica.
A mediados del siglo XX hasta el 2002 fue de uso castrense. Había un polvorín subterráneo. Abandonado y en ruinas. Tiene casitas en la costa norte, alguna barraca, y la casa – cuartel oficial. La marina patrullaba vigilando sus entornos, custodiando sus ensenares.
Hubo alguna polémica sobre su propiedad. A finales del siglo XIX las autoridades demandan su concesión. Montero Ríos y García Escudero, que poseían parte de la isla, gracias al dadivoso Mendizábal, ceden sus propiedades para una penitenciaría. Con la llegada de la Escuela Naval a Marín, la isla se convierte en arsenal y almacén de pólvora, e incluso en la década de los 50 hubo un intento de construir una pista de aterrizaje para aviones militares.
En 2002 la armada cesa la actividades en ella. Es reclamada por los comuneros de Combarro, vecinos y el Concello de Poio que solicitó a la Xunta de Galicia su inclusión en el Parque Nacional de las Islas Atlánticas. Sigue sin esclarecer quién es el propietario de esta Isla. Hay certeza que era benedictina y mucha oscuridad en la transición de posesión.
Se la adjudicaron para su explotación a la Asociación Cultural Recreativa Vecinal de Combarro y a la Comunidad de Montes Rega dos Agros. Las visitas son restringidas. Reseño un pensamiento genérico:
"Es conveniente que las administraciones competentes lleguen a un acuerdo para garantizar su protección y se permita facilitar el acceso a todos los vecinos así como nuestros visitantes para disfrutar de esta isla".
Pedro de Lorenzo y Macías.