Marisa Lozano Fuego
Querida Res Pública:
No quiero escribirte esta carta en pro de pedirte ventajas. Yo entiendo que el capitalismo es estado de bienestar.
Que probablemente aún exista la jerarquía de corazones, como en un país de Maravillas donde nos pueden decapitar. Que no se pinten las rosas de rojo, que aquí nos cortan la cabeza. Si somos sombrereros locos jamás tendremos un jornal. Pero bueno, va siendo hora de pedir a la monarquía (Melchor, colegas, esas coronas no reflejan la paridad) más que oro, incienso y mirra un poquito de corazón. La paridad bien entendida, es decir, eso de partirse, de partirse panes y peces y empezar a colaborar.
Ya sé que el problema es político, es que no abundan presupuestos, todo lo estamos estudiando, todo, todo se andará. Si es que queremos cambiar, claro, pero aún no estamos preparados. Bueno, ya pasará señores, solo es cuestión de confiar. Y mientras brotamos palabras, la injusticia se hace pasión. Y censuramos letras, sexos, violamos el arte y la vida, y nos besamos sin saliva por mensajitos de WhatsApp.
Censuramos y suicidamos el latín, la filosofía, mientras se yerguen los imperios de ciberacoso y dolor.
Estudiamos durante años para emigrar pues la cultura, señores, aquí no es negocio, ser tertuliano es religión.
Y avanza la tecnología, y la soledad se reproduce, como cáncer, como susurro. Qué negocio más brutal.
Este año no pienso pedir un puesto de poder, amigos, lo único que medra en mi alma es el agotamiento atroz.
Este años y todos los próximos solamente, estimados míos, me gustaría que los soñadores aspirásemos a cotizar, a poder marcharnos de casa antes de los cincuenta y cinco, simplemente una dignidad para el que curra una ilusión.
Pero ey, no desesperemos. Que en esta caja de Pandora a lo mejor una esperanza boquea para continuar.
-Hola,¿ se puede? Soy la Duda, arraso leyes, tribunales, todo el mundo teme mi azote, hago a la gente..¡CUESTIONAR!
-Usted aquí no es bienvenida, vaya a la ventanilla cinco.
-Me va a perdonar, esa rima es muy fácil de rebatir.
-Está bien, no arme barullo, ¿cuántas, cuántas tarjetas quiere? Quizá tenga por aquí un sobre, aún lo podemos arreglar.
-No, lo siento, voy en pelotas, como Diógenes de Sínope, lo único que deseo es que usted no me quite el Sol.
Se encamina la Duda, egregia, con sus zapatillas raídas, y se pone a pintar las rosas, las rosas blancas de color. Y entonces todos los artistas, los currantes, abren sus venas, y de las arterias florecen arbustos color carmesí.
-Querido Año Nuevo, me quemas, ya empezamos con los propósitos…menos hogazas, menos circo, y un poquitito más de acción.
-Escucha, Duda, amiga mía, tengo una cortina de humo..es fantástica, rollo bomba, la soltamos y bailarán. Es fácil distraer a la masa.
-La masa, amigo, son personas. Las personas encierran crítica, hacen la trampa, hacen su ley.
Aquí la única ley posible es un reparto de recursos justo, lo siento, estudié con beca, estudié para Robin Hood.
Y la Duda coge su bolsa y empieza a repartir monedas, y se despoja de sus ropas, y llueve maná de ilusión.
Y entonces alzamos la cara y nos cae la vida en los ojos, y nos penetra las pestañas, y nos empapa el corazón.
Cuán fantástico regalo, no nos ha costado ni un euro apostar a fondo perdido, todo nos queda por ganar.
¿Por qué no soñar? ¿Qué nos queda?
Aquellos que escribimos cartas el seis de Enero merecemos un regalo de Paridad.