Manuel Pérez Lourido
El árbol de la Herrería
Al árbol navideño emplazado en la plaza de la Herrería le han llovido las críticas, que es lo único que llueve estos días. Tan sólo le ha ganado, por escaso márgen, el equipo de fútbol de la ciudad que desde la dimisión del entrenador no levanta cabeza. Dimisión que recuerda al Jardiel Poncela de "Cuatro corazones con freno y marcha atrás”. Sobre todo por lo del freno y la marcha atrás.
Pero estábamos con el árbol, del que algunos quieren hacer leña aunque siga en pie. Y uno sospecha, porque es mucho de sospechar, que en realidad se trata de utilizar esa leña para hacer una pira y quemar en ella al gobierno municipal. Aunque tal vez no sea así y uno esté algo paranoico y en realidad las críticas sean producto de un prurito estético y arbóreo que ha surgido igual que la hiedra, que va brotando en el muro como el musguito en la piedra, como el musguito en la piedra, ay sí, sí, sí, como cantaba Violeta Parra.
Picado en la curiosidad, que es donde más pica todo, me fui a ver el árbol en cuanto pude y se hizo de noche. O sea, primero esperé a que se hiciese de noche y luego me fui a verlo. Llegué a la Herrería y allí estaba. Más grande que el años anteriores, menos iluminado. Era un ejemplar claramente posmoderno y minimalista de árbol navideño de ágora urbana. Lo vi, me miró. Estaba triste: se sentía incomprendido. Se sabía comparado con otros árboles más pródigos en lucerío, como si la belleza se midiese en lúmenes. Di una vuelta a su alrededor: estaba rodeado por una verja de madera blanca como la de la granja de pin y pon. Hice un gesto de desagrado, pero como estaba bastante oscuro nadie se fijó, ni siquiera el árbol.
Me hice una foto junto a mi señora con el árbol al fondo y la Peregrina más al fondo. Sentí que me llenaba de empatía hacia el pobre adorno navideño, tan criticado, incluso hacia la plantilla del Pontevedra CF y su entrenador, tan silbados. Es lo que tiene la navidad, que quieras que no, empatizas. Mientras me alejaba, le prometí al árbol que escribiría algo en su defensa. En defensa del Pontevedra CF, que escriba otro.