Ahora me toca a mí, lo de levantarme, digo, y aunque a veces se hace por pura rutina sí es cierto que me sale una sonrisa recordando cuando era yo quién hacia levantarse a mis padres. No de manera voluntaria, sino porque son esas cosas "de niños" que creo que todos hacemos/hacen alguna vez.
Cuántas cosas repetimos que han hecho nuestros padres, cuántas cosas que nos dan añoranza, de sentir el calor de un abrazo en una noche de monstruos y fantasmas alrededor de la cama, esa sed que sino te traen un vaso de agua crees que te vas a disecar allí mismo... esas ganas de hacer pis y que necesitabas allí mismo a uno de tus padres...
Lo que más me gustaba era el momento de irme a dormir de dar un beso a mis padres, de que me dijeran cada noche "que sueñes con los angelitos", y mi madre creo que me lo ha estado diciendo durante muchos años después de mi niñez, sería una forma de aferrarse a su niña o "rosita" como me llama cariñosamente desde siempre. Siempre le decía... mamá, dímelo... y ella siempre me decía cada noche "que sueñes con los angelitos" no faltó ni una sola noche mi frase preferida... que me arropara por las noches, que me calentara en invierno la cama con una bolsita de agua caliente, el olor de las sábanas de casa... es indescriptible.
Segue a ler o artigo en 'Cosas de Mamá' clicando aquí