Félix Hernáez Casal
Job, Los Reyes y el Pontevedra CF
Ser seguidor del Pontevedra CF no es fácil. No, no lo es. Veintiocho de los últimos treinta y tres años compitiendo en la 2º B (cuatro de los restantes en 3ª y sólo uno en segunda) hacen buena prueba de la dificultad que implica recorrer las calles de nuestra ciudad cada quince días para sentarse en las gradas de un Estadio pensado para otros objetivos y presenciar el partido de turno generalmente disputado contra un equipo cuyo atractivo futbolístico brilla por su ausencia.
No sucumbir al desaliento con el transcurrir de las temporadas; soportar estoicamente "Marinos", "Moscardós", "Carabancheles", "San Isidros", "Corralejos" etc, sustituidos ahora en la "era moderna" por "Multiveras", "Navalcarneros", "Guijuelos" o "Rápidos"; recuperar la ilusión cada verano para rearmarse de moral y volver a sacar el carnet de abonado con un precio mucho mayor de la calidad del espectáculo que durante el año se va a tener la posibilidad de presenciar, supone cada vez una tarea más hercúlea y provista de una paciencia que haría palidecer al mismísimo Job castigado en primera instancia por una prueba complicada de su Dios.
Vaya por delante que el Pontevedra CF 2017/2018 a pesar del lamentable arranque de Liga que ha protagonizado (enviando un nuevo pulso a la paciencia de su gente) ni ha perdido opción alguna de volver a soñar con acceder a los puestos de privilegio ni está destinado indefectiblemente a buscar los puntos necesarios para lograr la permanencia en esta categoría formada por ochenta equipos.
Estamos en agosto y los dramas en el fútbol aparecen en los meses de mayo y junio (de esos sí que los cada vez menos habituales todas las jornadas a Pasarón hemos vivido un buen puñado) cuando las temporadas agonizan y las clasificaciones no tienen ya remedio alguno.
Ahora bien, una cosa es no convertir el esperpéntico partido jugado ante el Bouzas en un melodrama y pensar que ya nada de valor podrá hacerse esta campaña y otra muy diferente es acoger el encuentro del pasado sábado con indiferencia o con una condescendencia que estaría totalmente fuera de lugar.
El Pontevedra ofreció una imagen hace un par de días muy mala y extremadamente preocupante y eso es así sin que sirva como eximente en ningún caso la gran cantidad de jugadores nuevos que han venido a ocupar el lugar de aquellos a los que no se consiguió renovar y también a los que el club decidió enseñar la puerta de salida.
Especialmente mala y desalentadora resultó la primera parte del choque jugado ante el Rápido de Bouzas. Y no por el hecho de que se generaran pocas ocasiones de gol ni que el equipo no fuera capaz en ningún caso de dotar de continuidad y un mínimo de velocidad a su juego sino por el hecho de que el Pontevedra fuera incapaz de controlar el partido y se mostrase tremendamente vulnerable en defensa.
Luisito decidió salir con ese sistema que otras veces le da resultado con tres centrales, los laterales muy adelantados a la altura del medio campo, un media punta y dos delanteros y el rival aprovechó la evidente descoordinación del equipo para encontrar reiteradamente los espacios que quedaban en las desguarnecidas bandas a las que no llegaban los centrales y en las que no aparecían los muy desafortunados "carrileros".
Pero siendo esto último importante, lo verdaderamente desalentador fue la deficiente manera en la que el Pontevedra defendió el balón parado. Cada falta o corner botado por el rival provocaba algo parecido al pánico en el área granate y como no podía ser de otra forma en uno de esos balones parados llegó el primer gol vigués tras una serie de despejes lamentables que dieron lugar a sus correspondientes carambolas que desembocaron en un atacante sólo ante Edu con toda la portería por delante para introducir la pelota en la red.
Se empató el partido enseguida, Etxaniz tuvo una ocasión pintiparada para ponernos en ventaja que desaprovechó pero la sensación al descanso era que el Pontevedra no había sido capaz de controlar en ningún momento el partido y que un rival bien ordenado pero sin nada del otro mundo había generado más peligro en ataque que nosotros.
Es verdad que en el segundo tiempo con el cambio de sistema al 4-1-4-1 el Pontevedra sufrió algo menos atrás y esa sensación de fragilidad constante en defensa remitió un poco. Pero también es cierto que el equipo siguió sin conseguir la continuidad obligada en el juego para tratar de desarbolar al contrario.
Sólo con los cinco minutos tremendos de Prosi (que había sustituido a un inexistente Ramos en el descanso) con tres lanzamientos al larguero realmente preciosos y en diferentes especialidades (saque de falta, de corner y en jugada) se logró dinamitar algo el partido pero los efectos duraron muy poco y el partido volvió a aletargarse medio dormido por la escasa iluminación que el club decidió poner a disposición de los allí presentes.
Después de que Álex González fallase la última ocasión del partido tras buena jugada de un Marcos Álvarez que disputó unos minutos en los que demostró velocidad y "buen uno contra uno" (la mejor noticia junto al golpeo de balón de Prosi en lo que respecta a los "nuevos" que jugaron el Sábado) llegó la derrota en ese lance del juego en el que como ya se ha dicho fuimos un auténtico desastre, el balón parado defensivo.
Resulta inexplicable como a falta de diez minutos para el final de un partido que se pudo ganar a pesar de todo si se hubiera transformado alguna de las ocasiones citadas se permite a un central rival rematar completamente solo en el primer palo en una "verbena" defensiva impropia de un equipo que quiera aspirar a un objetivo medianamente serio.
Como ya se ha dicho al principio, esto acaba de empezar. Se han perdido dos partidos dolorosos y especialmente este segundo resulta especialmente duro para una masa social que no entiende como un conjunto que termina el choque con tres jugadores desechados en los últimos tiempos por el Pontevedra y que debería ser claramente inferior llega a nuestra casa y nos "roba" la cartera de esta manera. Es cierto que había bajas y que algunos de los hombres que no pudieron disputar el partido han venido a tratar de ser importantes en Pontevedra pero mal haríamos sino le diéramos la importancia que se merece a esta derrota.
El problema no es contar con cero puntos a estas alturas (hace dos temporadas pasó lo mismo y antes de terminar la primera vuelta el equipo rondaba la cuarta plaza y al final completó una muy meritoria temporada de regreso a 2ªB) sino que la imagen colectiva e individual de algunos jugadores no ha sido ni mucho menos la deseable para un partido de competición oficial.
Comienza una semana larga para el Pontevedra CF. Primero Copa el Miércoles en Segovia y luego Liga en Cerceda el fin de semana. El primer paso para mejorar debería ser armarse en defensa y no ofrecer regalos cuales Reyes Magos a principios de Enero.
Queda mucho, casi todo por delante, pero hay que logar mejorar en el menor tiempo posible porque si no se hace llegarán los nervios de verdad y las consecuencias podrían ser imprevisibles.