Félix Hernáez Casal
De un objetivo fantasma, un horario inexplicable y otra derrota frustante
En plena canícula veraniega; en un mediodía ardiente en el que las gaviotas olvidaron por unas horas lanzarse a por los churros para dirigir sus amarillos picos a los helados y bebidas refrescantes de las terrazas pontevedresas; con un calor indecente, en definitiva, se abrió el telón de la temporada liguera 2017/18.
Ni la previsible existencia de tales temperaturas, ni el hecho de que el primer equipo celeste disputase su partido el sábado por la tarde, ni la lógica expectativa de que muchos aficionados de ambos conjuntos prefirieran mitigar los efectos del sol disfrutando de las aguas de los diferentes arenales de la provincia, evitaron que el equipo local tuviese a bien cambiar el horario o el escenario del choque y jugarlo a unas horas en las que si bien seguiría haciendo calor no se hubiera sometido a los veintitantos jugadores protagonistas a una sesión de churrasco teniendo a sus propias carnes como plato principal del asado del domingo.
Sea como fuere, el partido se jugó en Barreiro y a las doce y el Pontevedra volvió a demostrar para desgracia y disgusto de sus aficionados que sigue siendo como ya ocurriera la temporada pasada un equipo asequible y "facilón" cuando juega sus encuentros fuera de casa.
No se trata de otorgar más trascendencia de la que tiene a una derrota en el primer partido de Liga (por doloroso que para algunos como el que esto escribe resulta perder contra este equipo) pero sí de mostrar incredulidad ante la indefendible entrada en competición de los granates que a los dos minutos de partido ya habían recibido el primer gol y soportado un uno contra uno de un atacante vigués resuelto felizmente por Edu Sousa.
Con esa salida al césped sin intensidad ni concentración defensiva grupal (así lo dicen todas las crónicas) lo normal es ir a remolque y cuando se va a rebufo del rival (y más en las condiciones difíciles en las que se jugó el partido) lo usual es perder y quedarse con esa cara del que le han robado la cartera casi sin haber puesto un pie en la calle.
Insisto en que perder un partido (a pesar de que sea un derbi en el que no conseguimos dar la talla últimamente) no debe llevar a tremendismos ni a excesivos desalientos. De hecho, en esta primera jornada se han dado resultados no esperados como las derrotas de Ponferradina fuera o Fuenlabrada y Castilla en casa pero lo que no parece muy de recibo es que se encaje un tanto casi antes "de decir Jesús" e incluso se haya podido recibir otro nada más terminar la frase.
Es cierto que el equipo protagonizó un final de partido corajudo haciendo el 2-1 y pudiendo incluso empatar a dos goles en la última jugada del partido pero los errores anteriores en muchos casos evitables fueron demasiada carga y la paupérrima serie de resultados foráneos de la Liga pasada encontraron su punto y seguido en el primer partido del presente campeonato.
Es eso lo que transmite más preocupación. El hecho de que no se adquiere fortaleza lejos de Pasarón y que es muy complicado conseguir estabilidad clasificatoria si cada vez que salimos de casa nos estampamos contra cualquier pared con la que nos encontramos.
Con la primera decepción de la campaña en el saco, procede también una pequeña reflexión sobre el objetivo real del equipo para esta temporada. Como ya ocurrió el pasado verano, las versiones desde dentro de la entidad vuelven a no coincidir demasiado.
Si atendemos al responsable de la parcela deportiva del club, Roberto Feáns, ese objetivo sería el tratar de repetir la clasificación de la temporada 16/17. Siendo conscientes de las dificultades y sin que se parta con la obligación de disputar el play off, el equipo debe tratar de merodear de nuevo los puestos de privilegio. Eso lo dijo el responsable (junto al técnico Luisito) de confeccionar la plantilla en diferentes medios de comunicación incluso cuando ya se veía que pilares fundamentales de la campaña anterior se iban marchar de nuestra entidad.
En los últimos días, en cambio, algunos futbolistas granates opinaban en los medios que primero habría que conseguir la permanencia y luego se vería a donde se llegaba. Es evidente que el trecho entre los puestos de debajo de la tabla y los de arriba es lo suficientemente largo para el que algunos aficionados granates entre los que me encuentro nos hallemos algo desconcertados ante las verdaderas posibilidades del Pontevedra.
¿Pelear con Bouzas, Cerceda, Segoviana o Adarve por no bajar o, con la máxima humildad y sin obligaciones que pesen sobre la espalda, tratar de luchar con equipos a día de hoy más poderosos económicamente por volver a colarnos en fase de ascenso siempre pensando en el trabajo diario que es el que te lleva a conseguir interesantes metas?
Lo lógico sería quedarse con la versión del Consejero y Director Deportivo Roberto Feáns que para eso ostenta el cargo y la autoridad que el mismo acarrea pero no estaría de más una aclaración para que el sufrido seguidor granate sepa a qué atenerse a lo largo de una competición que no hemos comenzado con buen pié.