Manuel Pérez Lourido
Substancia depresiva
Hasta en la sopa me estoy encontrando estos días a mis pensamientos más inquietantes. No es que sean nada del otro mundo, pero me inquietan a mi y eso es lo que cuenta.
El otro día salí al rellano, por hacer algo, y vi salir a la vecina del ascensor. Es una vecina homologada: jubilada, tinte barato, ropa anticuada (de vecina mayor jubilada que usa tinte barato) y gafas de culo de vaso. Y entonces se me ocurrió ponerne a ligar con ella. Decirle algo para iniciar la conversación y comenzar a elogiar la donosura con que regresa de la compra y sale del ascensor hecha una actriz de serie B norteamericana. Y así.
Me asusté, claro. Opté por regresar a mi piso sin decirle ni hola, no vaya a ser. Pero es que luego me puse a ver la televisión y me detuve en un canal en el que unas mujeres al borde de un ataque de nervios despellejaban a otra mujer ausente. Luego llevaron al plató a un ex-amante de la víctima, a su sobrina llena de piercings y a un tío que no supe quién rayos era. Estuve contemplando absolutamente embobado aquel espectáculo incalificable. Y desde entonces no me pierdo una emisión. Cada día acudo a la cita espoleado por mi conciencia, que me dice que eso es una forma de purgar tanta mierda de libro que he tragado en mi aún corta vida.
Cuando llega la noche, nunca salgo a recibirla. Me tumbo en la cama con los ojos bien abiertos y me pongo a pensar. Imagino cómo sería el universo si estuviese habitado por incontables planetas repletos de especímenes como los del aberrante programa de televisión. Una galaxia entera hasta los topes de sujetos y sujetas que desafían las más elementales reglas del raciocinio. Así, más o menos, es como razono hasta que la cabeza está a punto de despegárseme del cuello, de tan hinchada que se me pone. Esto es una hipérbole, evidentemente, pero ilustra perfectamente mi estado.
He probado a salir al rellano otra vez, a ver si estaba curado. Mi vecina mayor y jubilada salió a bajar la basura. Olía a pescado. La saludé y me fui para adentro. Llevo varios días sin ver la tele, aleluya.