Félix Hernáez Casal
Mateu, Bonilla y el oráculo de Teo
Salió al césped inmediatamente después del 0-2 anotado por la Cultural.
Entre el "tantarantán" sufrido por dicho tanto (que en ese momento parecía decidir el choque) y la belleza de la jugada leonesa todavía en la retina, Mateu correteó hacia el centro del campo para disputar los últimos veinticinco minutos y tratar de contribuir a un nuevo milagro granate en el campo municipal de Pasarón.
Supongo que la "subrepticia" entrada a la hierba del rubio delantero mallorquín resultó del agrado de su entrenador pues en la rueda de prensa posterior al partido Luisito manifestó su insólita intención de "protegerle" y no sacarle al campo tras su fallo desde los once metros hace siete días en El Toralín.
El caso es que el rubio jugador (ningún silbido acarreó su salida a pesar de los temores del entrenador) se situó cerca del infatigable Barco para tratar de cambiar el rumbo del partido y no tardó ni cinco minutos en contribuir a tal circunstancia. Balón perfectamente cedido en el interior del área y zurdazo maravilloso tan potente como colocado para poner el 1-2 en el marcador y volver a "incendiar" las gradas de un ex vetusto que recuperó la fe con toda su intensidad.
Luego la Cultural se cansó de perdonar al Pontevedra CF marrando ocasiones claras de gol propiciadas en su mayoría por garrafales errores individuales de nuestros jugadores que cayeron durante ese tramo del encuentro en una excesiva precipitación dando lugar a la errónea impresión de que el rival había sido muy superior cuando lo cierto es que en más de una fase del partido los nuestros tutearon e incluso superaron a un conjunto castellano con una calidad individual espectacular.
En esos casi veinte minutos que transcurrieron desde el primer gol granate hasta el empate definitivo, la Cultural actuó como ese perro que sabe que tiene el hueso a su disposición para meterle sus fauces inmisericordemente pero que se limita a jugar con él lamiéndolo de forma tímida como deleitándose con el placer que experimentaría más tarde cuando pensaba destrozarlo por completo hasta quitarle toda sustancia.
"Curioso" en ese sentido resultó la sustitución del mejor jugador de los 22 sobre el césped, Toni, al que decidió quitar su entrenador dando más alas con ello al Pontevedra CF.
Pero lo que no sabía el equipo leonés es que el hueso con el que jugueteaba ya había utilizado en otras ocasiones sus habilidades cuasi mágicas para librarse de su fatal destino.
Observando que su presunto verdugo no le hincaba la dentadura para darle el golpe de gracia, el gracioso huesito sacó todo el orgullo y la fuerza que los que le conocen saben que tiene y reuniendo toda su energía propinó un golpe en forma de penalti en medio del hocico del esplendoroso perro que confiado no supo acertar con el golpe final y tuvo que ver como el dichoso hueso se marchaba lejos de sus sorprendidos morros.
Trigo (menudo partido otra vez de Trigo) penetró por la derecha metiendo su cuerpo para proteger el balón y orientarse dentro del área provocando su derribo por un defensa contrario y dar al equipo esa ocasión de oro para sacar un punto compuesto del mismo material precioso.
Esta vez el especialista en estos menesteres nada más comprobar que el colegiado señalaba el punto fatídico corrió como un gamo hasta el lugar en el que había quedado olvidada la pelota para que nada ni nadie pudiera arrebatarle el esférico, no fuera a ser que a alguno se le ocurriera hacerse con la pelota de marras y en la banda estuvieran atentos a cualquier otro detalle más importante que un lanzamiento que podría resultar clave para el futuro.
Con el balón firmemente agarrado, ni la guerra de nervios intentada por el portero rival, ni el escaso tiempo que quedaba para el final ni la trascendencia del momento fueron óbice para que Bonilla golpeara la pelota con su contundencia y precisión habituales y pusiera el 2-2 sin dar la más mínima opción al buen portero leonés.
Se había conseguido lo que casi nadie podía prever tras el 0-2 logrado por Julen Colinas y se sumaba un punto que dejaba en ocho la distancia con Ponferradina y un ascendente Racing de Ferrol y cinco con ese Valladolid B que muchos habían descartado absurdamente hace unas semanas y que ahora aparece en el horizonte como principal escollo granate en su preciosa lucha para certificar su clasificación para la fase de ascenso.
Luisito sacó a relucir sus virtudes pitonisas tras el encuentro al afirmar que ya sabía que el Valladolid ganaría en Izarra (resultado inesperado dados los números de los pucelanos fuera y navarros en casa) y anunciar también que ya en Enero había predicho que el Racing podría remontar hasta llegar arriba a pesar de la distancia que había perdido con los primeros.
Es de esperar que el técnico recientemente renovado para la temporada que viene utilice esas cualidades de indudable talento en la adivinación para anunciarnos si fuera de casa vamos a comportarnos en este último sprint de la Liga como un equipo fuerte y merecedor de ocupar puesto de play off . El próximo Domingo tendremos un encuentro importantísimo ante un equipo que ya es de Tercera con las matemáticas en la mano y que el Pontevedra no debe dejar de ganar en ningún caso para no complicarse la vida de manera absurda.
Sobre esa renovación de Luisito anunciada hace unos días sólo cabe afirmar que resulta lógica y justa atendiendo a los objetivos deportivos que cada año le han puesto y con los que siempre ha cumplido.
La única duda o incógnita que se presenta en el futuro (suponiendo que sigamos en 2ªB y no logremos la proeza de subir esta temporada a segunda) es que el de Teo consiga que el Pontevedra adquiera esa fortaleza y seguridad como visitante de la que carece desde hace demasiado tiempo.
Si el plan del Consejo es salir con todavía más ambición la temporada que viene (insisto, si este grupo no nos sorprende y deja con la boca abierta logrando lo inimaginable dentro de un par de meses) será imprescindible subir varios enteros fuera de Pasarón.
De lo contrario, estar arriba resultará labor tan ardua y complicada como la de esta misma temporada en la que solo nuestro enorme rendimiento en casa nos permite soñar con lo más alto.