María Biempica
Inconsistencias
Que en España llevamos unos años sufriendo una inconsistencia social es irrefutable. Y debemos aceptar este axioma por mucho que nos cueste para procurar avanzar como colectivo y no asumir este hecho como algo invariable. Son inconsistencias que no entienden ni de partidos políticos, ni de clases sociales ni de colores. Forman parte de nuestra cultura y las asumimos abiertamente.
Aunque sí se podría cambiar. Debemos evolucionar hacia un paradigma con nuevos valores en donde no se prime el engaño, el oscurantismo y el "todo vale". Ya que en la cultura del listillo escasean valores que muchas personas intentan resucitar; como son la integridad, la congruencia y la consistencia. Y es que ser un capullo o una capulla además de ser gratis resulta más fácil de lo que pensábamos.
En el momento en el que una sociedad no reacciona ante hechos como el de mentir en nuestros currículos, utilizar a las administraciones públicas para beneficio propio o una tarjeta que nos permite un privilegio reservado a unos pocos, es una sociedad anestesiada. Nos sorprendemos ante la noticia de que en un centro de mayores esconden a unos desvalidos ancianos en un galpón para que el inspector de turno no detecte su sobreocupación y seguimos actuando como si nada.
Estos pequeños detalles en nuestra cotidiana manera de actuar reflejan la debilidad de nuestras instituciones, sorprendentemente transigentes ante tales artimañas indignas. Y todo por miedo a las posibles represalias. Que haberlas haylas.