Manuel Pérez Lourido
La televisión es nutritiva
En 1982 los chicos de Aviador Dro decían que la televisión era nutritiva. Solo era la letra de una canción nuevaolera, pero la frase se quedó grabada en las seseras más desprotegidas.
Quiero compartir algo con ustedes por si un día aparece mi cuerpo sin vida, tumbado cuan largo soy (¿cuan largo era?) sobre mi propia cama (¿en qué otra iba a aparecer?). Ante la horrorosa visión de mi cadáver (vivo puede que asuste, pero no tanto) surgirán las preguntas que se hacen en estos casos.
Hay también tertulias tipo Sálvame por Dios o Sálvame de Luxe pero de temática futbolera, donde se presta atención a las fruslerías más insignificantes de la forma más lerda posible. También he pasado por un canal que emitía una especie de erotismo para analfabetos (o tal vez era sexo para retrasados) y creo que no era intencionadamente. ¡Como no se va a dejar uno las pestañas leyendo tras pasar más de medio día haciéndolo! Cierto es que, de tarde en tarde, se les escapa a los programadores una película decente, entendiendo por tal el filme capaz de ser contemplado sin sufrir náuseas y/o arcadas. Incluso se puede uno topar con una joya en blanco y negro de una cadena que nadie ve ni borracho como cuba al llegar a casa en fin de año, pero sobre la que todo el mundo se empeña en afirmar lo contrario.
Hay cientos de programas que han costado muchísimo menos que los anuncios emitidos durante sus pausas, de donde se deduce que las cadenas de televisión rellenan el espacio entre anuncios con ese tipo de bazofia. Prueba de lo cual es también la costumbre de trocear la película por las partes más interesantes para emitir publicidad (cuyos guiones y realización le suelen dar mil vueltas a la peli en cuestión). Al final, no recuerdas si te has sentado a ver anuncios o un telefilme y, en este último caso, eres incapaz de recordar de qué iba.
¿Cuánto te pueden pagar por un televisor en buenas condiciones?