Félix Hernáez Casal
Javier y el Pontevedra CF
Cuando hace tan solo unos días PontevedraViva me propuso una colaboración basada en una serie de artículos periódicos de temática deportiva supe casi desde el primer momento sobre que escribiría el primero de ellos.
Nada más salir de las nuevas y coquetas instalaciones de esta casa sitas en la calle Michelena, comencé a pergeñar mentalmente el escrito como habitualmente hago cada vez que me propongo pasar al papel algunas reflexiones que empiezan a surgir desordenadas y como a borbotones en el interior de la cabeza cada vez más despejada de cabello de este ocasional articulista.
En medio de esa sopa de ideas todavía a medio cocer sobresalía el colofón a la semana de actos conmemorativos del 75 aniversario del Pontevedra CF, el partido de Liga entre el equipo granate y el Lealtad a disputar en Pasarón el mismo día 16 de octubre en el que la entidad cumpliría tres cuartas partes de siglo.
Esta importante onomástica provocaba por sí sola que el encuentro resultase muy especial para todos aquellos que sentimos de alguna manera al Pontevedra pero en mi caso ese carácter singular se multiplicaba por dos al ser la primera vez que mi hijo Javier acudiría al Estadio Municipal de Pasarón a presenciar un partido del equipo de su ciudad.
He de confesar que llevaba un tiempo pensando en llevarle algún día al campo para que conociese el lugar al que tantos domingos por la tarde acudía su padre poco después de comer dejándole con dos palmos de narices cada vez que me pedía jugar con él a la pelota o bajar al parque a empujarle en los columpios. Pero su corta edad me impelía a aplazar una y otra vez la ocasión.
Sin embargo, no me quedó ninguna duda de que no habría mejor oportunidad para que conociera Pasarón que el día del cumpleaños de su inquilino y además una interesante iniciativa del colegio del niño contribuyó a aumentar todavía más el interés de este.
Resulta que al centro escolar en el que cursa el último año de infantil se le ha ocurrido proponer a los alumnos una serie de temas acerca de Pontevedra sobre los que recopilar información con la ayuda de los padres y comentarla luego con los compañeros. La basílica de Santa Maria, el puente del Burgo o el loro Ravachol son algunos de ellos pero el primero al que le han dedicado tiempo es al Pontevedra CF y su aniversario.
Ni que decir tiene que Javier me ha masacrado a preguntas como sólo un niño de cinco años puede hacer y me ha dejado claro que no aceptaría un no por respuesta ante su petición de acudir al partido del domingo. Y como no podía ser de otra manera le he dicho que ese día vendría conmigo y con su madre al fútbol.
Por eso me imagino ya en los prolegómenos explicándole que aunque el estadio siempre estuvo en el mismo sitio se parece más bien poco al que conoció su padre. Que esos señores que salen al campo vestidos de calle son jugadores de otras épocas que contribuyeron a hacer grande al Pontevedra CF. Que ese jugador vestido de oscuro es nuestro portero actual que honra la camiseta que viste con sus actuaciones en el campo y con muchas de sus declaraciones fuera y que no se confunda con ese rubito con pinta de concursante de reality show con el número nueve a su espalda. Que a pesar de que no le queremos todavía tanto como al otro porque acaba de llegar y además está cedido se pelea como un jabato con la defensa contraria y mete goles importantes que tanto a él como al equipo les vienen auténticamente de perlas. Y así seguiré hablando sin parar hasta que de repente me callaré o mejor dicho mi propio hijo me hará callar para decirme que ya vale y que le deje ver el partido tranquilo provocándome un estremecimiento de cariño del que él nunca será consciente.
Y el encuentro discurrirá y terminará poniendo fin a una semana de actos en los que se han querido recordar los años de vida de esta entidad tan extraordinaria nacida en 1941.
Ya he escrito en algún otro espacio que he experimentado algo de decepción al no incluirse en este homenaje un reconocimiento siquiera mínimo a los socios más veteranos de la entidad que llevan décadas de manera ininterrumpida retirando su abono y acudiendo sin falta a su cita semanal con los colores que deportivamente profesan (finalmente en la cena del viernes 14 se entregaron insignias a los diez primeros socios de lo cual me alegro y mucho).
Ahora, a punto de terminarse la semana dedicada al Pontevedra CF he de confesar que medidas tan positivas y acertadas a mi juicio como permitir la entrada gratuita a los menores de edad para el partido del domingo así como colocar precios más baratos para el público en general se han visto acompañadas con otras propuestas que poco o nada tienen que ver con la historia de nuestro club.
Se han diseñado actos que han encogido en exceso el 75 aniversario entre las cuatro paredes de un teatro o de un edificio público y se ha vivido poco el cumpleaños al aire libre, en las plazas, las calles y las avenidas de Pontevedra. Está bien escuchar la disertación de profesionales del fútbol de reconocido prestigio y también a algún periodista (no todos los que han venido) que aporta detalles interesantes con su discurso pero el presente y el futuro de nuestro equipo radica en la gente.
A lo largo de los 75 años de vida del Pontevedra CF muchas personas han decidido pilotar la nave desde dentro con más o menos acierto pero casi siempre con la sana intención de hacer más grande a nuestra entidad. Y en su mayoría lo han hecho antes y después del “hai que roelo” (a pesar de que los treinta y cinco años posteriores a la etapa más gloriosa del equipo apenas ha tenido espacio en esta semana festiva) porque sabían que una gran masa social de la ciudad y sus comarcas vivían y vibraban con el Pontevedra.
Mantener esa llama encendida, conseguir frenar el envejecimiento constante de los asiduos al Estadio de Pasarón, ayudar a que germine en el interior de muchos de nuestros niños y adolescentes la semillita del amor a la camiseta y al escudo de nuestro club resulta auténticamente vital. Animar su presencia el domingo con esas propuestas para el acceso al partido así como a ese acto previsto para la mañana del domingo en Las Palmeras constituyen grandes aciertos pero constreñir los homenajes a charlas sin duda interesantes pero que igualmente podrían haber formado parte de un aniversario de los Diarios Marca o As (a excepción de la del Martes) quizá no vayan por ese camino.
Sea como fuere, debe ser motivo de felicidad y orgullo para todos aquellos que amamos a esta entidad el hecho de que a pesar de las gravísimas vicisitudes por las que ha pasado el Pontevedra CF a lo largo de su vida (todavía hoy en día arrastramos los efectos de la “última operación a corazón abierto” a la que ha sido sometido) el día 16 de octubre de 2016 se haya podido celebrar este emocionante 75 cumpleaños y que además las expectativas para el futuro inviten más al optimismo que a la zozobra.
Por ello FELICIDADES a todos los granates de corazón y como tantas veces hemos gritado: PONTEVEDRA PONTEVEDRA RA RA RA.