Milagros Bará
Nadie nos indultará ni cuando hayamos muerto
"Viva el indulto", dícese de "esa medida especial de gracia por la cual la autoridad competente perdona a una persona toda o parte de la pena a que había sido condenada en virtud de una sentencia firme". La Ley del Indulto rige en España desde 1870 y como en nuestro país sale gratis se han concedido unos 10.000 desde 1996.
En 2013, mientras Francia no concedió ninguno y Reino unido uno, en España, porque somos así de flamencos, se concedieron 204. El resultado del partido queda de la siguiente manera: 6.000 condenados que indultaron bajo su mandato Felipe González (cuatro legislaturas) y Aznar (dos legislaturas), unos 3.400 de Zapatero (2 legislaturas) y Rajoy en un año 468.
Si mal no recuerdo Alberto Ruiz-Gallardón, indultó a siete cargos públicos por delitos de corrupción durante su breve mandato como Ministro de Justicia. Gallardón se inventó la modalidad de indulto en la que puedes prevaricar y malversar fondos públicos mientras no se lo lleve el condenado directamente. Está muy bien pensado, porque así el chorizo puede malversar a favor de sus amigos, que después le devolverán "el favor" con creces.
Un indulto de Gallardón "muy bueno", como los chistes, fue aquel en el que "un hombre subió a un tren con un amigo, que lanzó improperios de contenido sexual a una mujer sentada al lado, llegándole a tocar el pubis. Mientras, el guardia civil grababa todo con el móvil y se reía de la situación". Pues bien, el guardia civil de las risitas, por omisión del deber de perseguir delitos, fue indultado de la condena de seis meses de inhabilitación de empleo o cargo público.
Al ex Ministro le ha salido "el tiro por la culata" cuando la justicia de su propio Ministerio le anuló el indulto concedido al kamikaze, al que defendió su hijo Alberto, que conducía en sentido contrario por una autovía y ocasionó la muerte de una persona. Menos mal que "algo bueno" está pasando porque el Tribunal Supremo también ha anulado el indulto al empresario Miguel Ángel Ramírez Alonso, que fue condenado a tres años y un día de prisión, por la ejecución de obras ilegales.
Suerte la que tuvo Emilia Soria, la madre de Requena que compró comida y pañales para sus hijas pequeñas por valor de 193 euros con una tarjeta de crédito que encontró en la calle, pues la pobre tuvo que salir en televisión varias veces suplicando el indulto, y el bueno y magnánimo de Gallardón le conmutó la pena de un año y diez meses de cárcel por treinta días de trabajos en beneficio de la comunidad... ¿Dónde estarán haciendo los trabajos a favor de la comunidad sus "amiguetes" indultados?
No sé por qué al Consejo de Ministros le pirra indultar. Lo que empezó como una herramienta para "subsanar una situación injusta" se ha convertido en el baile de los vampiros, en un animado mercadillo de "barato, barato". Cuanto más culpable, corrupto o reprobable es el comportamiento de los "amiguetes" más rápido los indultan.
Para los mindundis, como el chico este que usó una tarjeta falsa a su nombre, para birlarle a un centro comercial unos cuantos euros, no hay piedad porque es un Don Nadie. Se equivocó de profesión porque sale muy a cuenta ser corrupto y cuánto más mejor. En fin, que a nosotros nadie nos indultará ni cuando hayamos muerto...