Milagros Bará
Las nuevas viejas del visillo
Porque en el fondo somos todos un poco viejas y hemos tenido algún que otro visillo en casa.
Promise, la vieja del visillo americano, es un software (Sistema de Información de Gestión de la Fiscalía ) que diseñó Inslaw, una pequeña empresa tecnológica de EEUU. Se lo ofreció al Departamento de Defensa, que se llevó una copia para evaluarlo, y los autores nunca más supieron de la gestión. Lo cierto es que se lo birlaron porque podía convertirse en un programa espía muy eficiente. Entonces los propietarios, William Anthony Hamilton y su esposa, Nancy Burke, demandaron al Gobierno de los Estados Unidos y lo acusaron de "distribuir y vender software robado, el PROMIS, para las operaciones encubiertas de inteligencia de gobiernos extranjeros".
El caso es que el programa aparece en Israel, por arte de magia, con una ventana secreta que lo convierte en ese potente software para espionaje: "Rafi Eitan, un pájaro de cuidado, reconocía que el Mossad, con la CIA, había vendido versiones del PROMIS, con un “troyano” por valor de 500 millones de dólares, para espiar a una gran cantidad de países", según varias fuentes.
Por algo Iñaki Urdangarín, según la lista Falciani, utilizaba otro programa, el HEXAGON, para mover dinero a paraísos fiscales sin dejar rastro. Este software "permite desplazar en un solo clic fortunas entre Ginebra y Hong Kong sin dejar huella numérica". Que aquí el que no corre vuela y de todo se aprende. Porque al final el programa lo usan terroristas, políticos de guante blanco y narcotraficantes, en pocas palabras "el lado oscuro".
En España nuestro Ministerio del Interior compró el PROMIS, y le llamó SITEL (Sistema Integrado de Interceptación Telefónica) para disimular. Según ellos, "un mecanismo moderno, automatizado, simplificador y garantista para la figura o concepto jurídico de la intervención de las comunicaciones". A la unidad que lo maneja la bautizó como Greco, y en Galicia tienen una delegación.
Si es que esto de la tecnología y los espías dan para mucho. Juan Antonio Roca, del caso Malaya, usaba ocho teléfonos blindados contra espías valorados en 18.000 euros/unidad. Por cierto, si alguien quiere aprovechar la oportunidad se subastan en Internet todos sus bienes en www.ventadebienesmalaya-roca.com: látigos, casas, hoteles, caballos o toda su colección de vinos por unos 280.000 euros.
En Pontevedra nos va más eso de "enterarnos de lo que se cuece, vaso en mano pegado a la pared". Aquí no necesitamos tanta tecnología para algo tan simple porque somos como las viejas del visillo, en modo analógico, y nos enteramos de todo. Nuestro YouTube particular es el boca a boca, que asegura una viralización de la información al momento. Prioridad máxima tienen aquellos mensajes con el "no se lo digas a nadie", porque "nadie" somos todos. Y ya se sabe que a todos nos gustaría más tener "un pisillo" en vez de "un visillo", pero qué le vamos a hacer...