Antonio Berengua
La extraña política postelectoral
Hay ocasiones en la vida que uno no puede dar crédito, o mejor, explicar lo que sucede cuando alguna persona se introduce con el coche por sentido contrario y pese a las advertencias ni se detiene, pero, con todo, siempre los agentes de tráfico terminan por decírnoslo y por tanto pueden colmar nuestras dudas, lo malo son las situaciones sin respuesta por más que se acuda a los agentes como es el caso de quienes ,en sentido figurado, se introducen por la mano contraria en grupo, y piden y exigen un cambio de señales para tener razón, me refiero al incumplimiento de las leyes.
Es una obviedad el decir que la democracia se fundamenta en el respeto de la ley, que, a modo de pacto colectivo regula nuestros derechos y deberes y que aunque perfectible es la solución de la convivencia ciudadana que encuentra, a mi entender, su mejor expresión en los sistemas parlamentarios que en buena lid excluyen las imposiciones de quienes y retomando lo que dije antes quieren circular a su gusto y al margen de los demás y de tal modo que solo está bien lo que ellos hacen, sin admitir discusión, y lo más triste es que puedan salirse con la suya porque de ser así al día siguiente, en sentido figurado, encontraremos un mundo al revés.
Cualquier estudioso del derecho, sabe la valiosa aportación de juristas como Roca Sastre, Puig Brutau, Casals Colldecarrera, Fenech, Carreras Llansana o Manuel Serra, entre otros muchos que harían una lista interminable y cuyas obras y escritos forenses, figuran como magistrales en la historia del derecho y esto viene a cuento de lo que sucede en su foro, en Cataluña, donde se incumple la ley, diga lo que se diga a pesar de aquella tradición jurídica que nos honra y que descarta las chapuzas en la aplicación de las normas porque es evidente que de una chapuza solo puede salir otra peor, y por eso la extraña investidura electoral y consecuencias que se derivan.
Es el caso que el pueblo catalán puede verse con serias dificultades y sin salida por razones de interacción socio económicas con el resto de España, que a su vez se ve involucrada constitucionalmente en el tema, y claro está que el problema surge de la potencialidad del artículo 155 de La Constitución previsto para el caso de que no se cumplan las obligaciones constitucionales u otras leyes, pues es un procedimiento que yo diría eficaz para el caso de que se responda con acatamiento, pero farragoso para el caso negativo, basta recordar que los comentaristas dicen que precisa de prudencia política y creo que lo mismo sucede con el Tribunal Constitucional aún con la reforma de la ley orgánica 15/2015 de 16 de Octubre, pues como es sabido puede aperturarse un largo debate de ejecución que quizás podría ganar tiempo, pero que en términos coloquiales sería como un laberinto jurídico que mantendría posiciones hasta que se pusiera fin con la similitud de los pleitos interminables.
Queda asimismo la previsión constitucional del artículo 116 de La Constitución que con las garantías exigibles regula el estado de excepción que nada tiene que ver con el llamado estado de guerra anterior, pero, con poca práctica postconstitucional, salvo el estado de alarma que en realidad es una reproducción intimidatoria, por su denominación, de las facultades ordinarias y prueba de ello es que el Congreso solo actúa para su prórroga, cosa totalmente distinta es el estado de sitio que exige una gran prudencia política pues aparte del debate interno que necesariamente conlleva aparece la criba exterior de la Unión Europea y de los demás países que tanto costó convencer en la transición. Desde luego los artículos de la ley están ahí para aplicarse y cumplirse, ahora bien, con buen sentido y con luz y taquígrafos, pues no pueden servir a manipulaciones en fraude de ley, lo que conlleva exigir responsabilidad a los políticos elegidos como mandatarios de cualesquiera ideologías.
Tengo la impresión de que los ciudadanos somos válidos solo para las urnas y para votar porque luego nos convertimos en meros espectadores de una partida que juegan otros y luego cada uno a su vida, como siempre, a pesar de que nuestras instrucciones no se cumplan y los mandatarios hagan lo que quieran con extrañas explicaciones, y al respecto recuerdo un personaje que practicaba un peculiar espiritismo y transmitía a un excelente cirujano y entrañable persona que el día no era propicio para una operación, que a pesar de todo el médico practicaba, y ante el éxito, el espiritista se trataba de justificar por la intervención de otro espíritu que por alguna razón se interpuso entre los astros, y de haber ocurrido un fallo la explicación valía para los dos casos. Espero que ante tal estado de cosas todos acudamos a las urnas en las próximas elecciones del 20 de Diciembre, conscientes de lo que vamos a hacer y sin dejadez, creo personalmente que con opciones mayoritarias que garanticen la estabilidad institucional como representan los grandes partidos, especialmente para los votantes jubilados o retirados porque además del consiguiente esfuerzo contributivo durante la crisis hay que pensar que la hucha de las pensiones tiene muchos amantes y finalmente hay que recordar el solemne toque de oración por los fallecidos que es un acto emocionante pero que debe ir más lejos de este sentimiento pensando que gracias a ellos estamos aquí y no debemos liarla por una elemental gratitud con la historia, que es la de todos y hay páginas que no deben reproducirse pero tampoco arrancarse.